¿Quiénes son los amos de la salud humana?
“[…] mi esposa y yo llevamos siete meses tomando “el tóxico y mortal Dióxido de Cloro”, pero parece que somos inmortales. ¡Ni hipo! “Pero eso no tiene evidencia científica”.”
Algo muy positivo: “La OPS ha destacado en las últimas horas “el descenso vertiginoso de los casos y muertes por COVID-19 en Panamá”, con letalidad de 1.7. ¡Bien por el gremio sanitario! ¿Razón principal? ¿Nuestra gente se embarró de cultura sueca? ¿O- adivinando -será más bien porque nuestro gremio sanitario ha logrado atender mucho mejor la atención primaria y evitar que los pacientes se agraven? Me voy con lo último. ¿Y por qué el título?
Busco con la Real Academia el significado de “Filántropo”. Dice: filantropía… Del griego “philanthropia”. 1.f, “Amor al género humano”. Me vienen personajes: Jesús, Hipócrates, Confucio y Sócrates. Pero debemos agregar a Bill Gates. Definido como “genio tecnológico, empresario, inversor, hoy el mayor terrateniente de su nación y además Filántropo”. ¿Lo será alguien a quien la Revista Forbes cifra su fortuna casi en mil millones, y mayor accionista en fabricación de siete vacunas? ¿Gratis como filántropo? averigüemos. Lo comparan con una versión moderna y mejorada del inicial genio financiero John D. Rockefeller (nacido 8 de julio de 1839 y piedra angular de la 6ta generación que hoy sigue sus pasos). Del último, resume el historiador Adam Smith: “Heredó la religiosidad de su madre baptista y la moral de su padre, estafador y bígamo; trabajó en la industria petrolera y llegó a monopolizarla”. Debió ser igual, “un filántropo”. Su Fundación es, sin duda, gigante accionista de las multicorporaciones farmacéuticas, que hoy ganan más que los del narcotráfico y tráfico de armas, legales o no. Pues bien, “por sus actos los conoceréis”, nos enseñó Jesús. No creo que Bill Gates y los herederos de aquel Rockefeller nos convenzan como “amantes y benefactores de la humanidad”. Seguro son “los mayores donantes de obras benéficas”, entre esas, a la propia OMS, dirigida hoy por el etíope Tedros Adhanom Ghebreyesus, quien hizo pausa en la medicina y fue canciller de su país en un régimen tachado de corrupto y dictatorial por “Human Richt
Watch”. Bien, como decía Omar Torrijos: “nadie es químicamente puro”.
Tema central de discusión y debates -desde ideas apocalípticas hasta aplausos sonoros-: LAS VACUNAS. ¿Lo son en el sentido clásico y formal? Dicen que NO. “Son solo ensayos clínicos por emergencias”. ¿Se conocen efectos adversos a medianos y largos plazos? (se han reportado pocas, pero reales muertes en efectos a plazos cortísimos). No se pueden conocer, por el poco tiempo de uso (además de los pocos meses para producirlas, con material utilizado por primera vez en humanos). Oigo en voces científicas “ni siquiera se conoce realmente el virus totalmente y no se ha logrado aislarlo 100 %”.
Obviamente, los que somos Picapiedras ignorantes no conocemos nada de las vacunas, simplemente el terror mediático mundial -que oigo que baja y mucho las defensas por una profusión de la sustancia Cortisol- corremos con miedo a inyectárnosla. ¿Y si nos pasa algo grave o la muerte, quién podrá defendernos? El Chapulín Colorado, pero ya se murió. Más nadie. Las productoras son inmunes a reclamos. Y los Gobiernos, luego de la deuda billonaria que heredaremos con los costos, menos. Los biznietos buscarán qué hacen (tal vez sin derecho a pensiones y trabajando para Bill Gates), “el mayor filántropo mundial y el mayor multibillonario”.
Finalmente, mi esposa y yo llevamos siete meses tomando “el tóxico y mortal Dióxido de Cloro”, pero parece que somosinmortales.¡nihipo!“peroesonotiene evidencia científica”. Pero a nuestro Minsa un grupo médico nuestro le ha pedido, con respeto y razón, “un estudio científico que diga ¿dónde encuentra su toxicidad?”, ni siquiera responde. “Y a ese silencio le llaman Ciencia”.
La prestigiosa revista científica“journal of Molecular and Genetic Medicine”acaba de publicar un trabajo de investigación conjunta entre médicos investigadores de Colombia, Suiza, España y Bolivia, en el que se determinó la eficacia de dióxido de cloro en el tratamiento de la COVID-19.” Participaron -dice la notaacreditados científicos de Suiza, España, Colombia y Bolivia. Pero de seguro, nuestros científicos no creen en eso. ¡Solo en Bill Gates, que no pasó por medio semestre de Medicina!