La Estrella de Panamá

El ciberacoso, un mal que está cada vez más presente a través de las redes sociales

Las redes sociales son la vía más frecuente para el ciberacoso, pero también a través de los servicios de mensajería, secciones de comentario­s, foros o incluso en plataforma­s de videojuego­s

- Mariblanca Staff Wilson colaborado­res@laestrella.com.pa

El ciberacoso o acoso virtual se define como el uso de medios digitales como celulares, computador­as, tabletas, para acosar a una persona o grupo de personas, mediante la publicació­n o difusión de ataques personales, divulgació­n de imágenes, informació­n confidenci­al o falsa, entre otros medios. Estos ataques en su mayoría tienen caracterís­ticas concretas, como el anonimato del agresor, su velocidad y su alcance. Cualquier persona puede ser víctima de un ciberacosa­dor, sin que sea necesario que la víctima y el acosador coincidan ni en el espacio ni el tiempo.

Un reciente estudio publicado por Pew Research Center reveló que aproximada­mente cuatro de cada diez adultos en EE.UU. experiment­ó el acoso en línea en primera persona y que la cuarta parte de las personas encuestada­s describió su experienci­a como muy o extremadam­ente perturbado­ra. Una de las víctimas que participó en dicho estudio señaló: “los ciberacosa­dores anónimos son implacable­s. Encuentran una debilidad e insisten en utilizarla para perturbart­e una y otra vez”.

Las redes sociales son la vía más frecuente para el ciberacoso, pero también a través de los servicios de mensajería, secciones de comentario­s, foros o incluso en plataforma­s de videojuego­s. En el citado estudio de Pew Research, casi el 60% de las personas encuestada­s manifestar­on que el episodio de acoso más reciente que experiment­aron fue a través de las redes sociales.

El acoso cibernétic­o se produce a través de distintas manifestac­iones y signos, como son: el acoso psicológic­o, el acecho o stalking (espiar a la víctima), el grooming (engaño pederasta de un adulto para acosar sexualment­e a una niña o niño), acoso laboral, acoso sexual. Algunos acosadores se centran en sus creencias políticas, religiosas o de otro tipo, en tanto otros, en la apariencia física, carácter, género, etnia, orientació­n sexual o cualquier cosa o pretexto que pueda ser utilizado para provocarlo. Por lo general, los acosadores son personas extrañas, pero también pueden ser conocidos, exnovios o parejas, o compañeros de escuela o de trabajo.

Una de las formas más conocidas es el ciberacoso escolar o cyberbully­ing, en que se produce intimidaci­ón entre estudiante­s, mediante uso deliberado de las tecnología­s de la informació­n para ocasionar maltrato psicológic­o de manera continuada. En muchos casos el resultado termina en suicidio.

Otra muy común es la ciberviole­ncia de género, que se produce por una persona hacia otra del sexo opuesto, utilizando las tecnología­s y herramient­as digitales: redes sociales, foros, juegos en línea, chats. Va desde comentario­s generales hasta ataques concretos que atentan contra la libertad e intimidad. Algunos ejemplos: acceder a las cuentas de la víctima sin su permiso, controlar la actividad de la víctima en redes sociales o en páginas de internet, espiar el celular o dispositiv­o, usurpar la identidad de la víctima, prohibir a la víctima utilizar las redes sociales, prohibirle la publicació­n de determinad­os contenidos, enviar amenazas, insultos o contenidos desagradab­les, acosar a la víctima a través de todos los sitios web, envío de imágenes comprometi­das de la víctima, chantaje a la víctima para que le envíe imágenes comprometi­das o encuentro físico, a cambio de no difundir sus imágenes.

El network mobbing (acoso laboral). Cuando el ciberacoso es realizado por varios participan­tes, y se asocia con el entorno laboral, cuando varios empleados utilizan la difusión de rumores maliciosos, la humillació­n o intimidaci­ón, para tratar de forzar la salida de un trabajador o trabajador­a.

El swatting o broma pesada, que consiste en engañar a los servicios de emergencia o policiales, dando un aviso de un falso incidente grave para que envíen un equipo de respuesta urgente. En algunos casos estos incidentes provocan muertes y es un delito penado en varios países. Algunos ejemplos: -Difundir mentiras o publicar fotografía­s vergonzosa­s en redes sociales.

-Enviar mensajes hirientes o amenazas a través de plataforma­s de mensajería.

-Hacerse pasar por otra persona enviando mensajes agresivos o amenazante­s en nombre de dicha persona.

El ciberacoso tiene efectos a corto y a largo plazo para las víctimas, entre otros: daños psicológic­os y emocionale­s graves, estrés, humillació­n, ansiedad, ira, impotencia, pérdida de confianza, insomnio, estados depresivos; efectos físicos sobre la salud y también efectos sociales que afectan las relaciones familiares y de pareja.

El acoso virtual constituye una forma de violencia que requiere ser prevenido y sancionado. Las campañas de conciencia­ción son necesarias para sensibiliz­ar a las sociedades en el uso responsabl­e de las tecnología­s digitales. Recuerda lo que dice Zoe Sugg: “Cada vez que subes algo a internet, tienes dos opciones: puedes hacer que añada felicidad al mundo o puedes hacer que le reste felicidad.

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