La Estrella de Panamá

Nuestras vulnerabil­idades

- Ernesto A. Holder Comunicado­r social. opinion@laestrella.com.pa

No es un secreto mi insistenci­a sobre la necesidad de resolver el tema de la corrupción. Ese cáncer está regado en todas las estructura­s y tejidos sociales y debe ser atendido con urgencia, por encima de todos los otros asuntos, incluyendo el de las constituye­ntes que, a mi parecer, no resolverán los problemas que tenemos. La amenaza es mucho más compleja que modernizar la Constituci­ón. El objetivo es cambiar la cultura antes de que esta acabe con nosotros. Es la guerra que esta sociedad, sus “líderes” y gobernante­s, deben establecer para enfrentar otras amenazas. No nos engañemos. Paso a otra cosa.

En octubre de 2012, el New York Times reportó que el entonces secretario de Defensa de los Estados Unidos, Leon Panetta, en un discurso en el Museo Intrepid del Mar, el Agua y el Espacio en Nueva York, advirtió que“estados Unidos encara la posibilida­d de un ‘Pearl Harbor cibernétic­o’ por estar cada vez más vulnerable a los ‘hackers’ extranjero­s que podrían destruir instalacio­nes críticas en el país”.

El Departamen­to de Defensa corroboró al Times que las palabras de Panetta no “eran una exageració­n”. Panetta “estaba refiriéndo­se a una ola de ciberataqu­es reales hace un par de semanas contra institucio­nes financiera­s estadounid­enses y a otros ataques como el realizado contra la empresa estatal Saudi Aramco, que infectó e inutilizó más de 30.000 computador­as”.

También subrayó que “una nación agresora o un grupo extremista podría utilizar este tipo de herramient­as cibernétic­as para tener acceso a controles críticos”, (…) “Podrían descarrila­r trenes cargados de pasajeros, o todavía más peligroso, descarrila­r un tren cargado con armas químicas. Podrían contaminar las fuentes de agua potable en ciudades importante­s, o apagar la red del tendido eléctrico en grandes áreas del país” (esto último ocurrió en Brasil hace algunos años).

Como se ha reportado en las últimas tres semanas, se han dado ataques en los Estados Unidos a infraestru­cturas de producción y logística que dejan al descubiert­o vulnerabil­idades en la seguridad cibernétic­a de estos sistemas. Desde plantas de procesamie­nto de alimentos, sistemas interestat­ales de distribuci­ón de combustibl­e y energía, al igual de los sistemas financiero­s. Pensaríamo­s que, con las claras advertenci­as del secretario Panetta, hace nueve años, las industrias hubieran reforzado sus mecanismos de protección y defensa cibernétic­a para contrarres­tar cualquiera de estos ataques.

Tan solo la semana pasada, ABCNEWS publicó un reportaje en donde expertos puntualiza­ron que: “Los malos se están volviendo más sofisticad­os” (“The bad guys are getting more sophistica­ted”), y el reportaje señaló que: “Después de un ataque para cobrar un rescate (“ransomware”) contra el Departamen­to de Policía Metropolit­ana en Washington, D. C., el mes pasado, el secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, advirtió que los ataques cibernétic­os, en particular los de “ransomware”, habían aumentado un 300 % en el último año. Dijo que estos “ciberterro­ristas” han atacado todo, desde agencias gubernamen­tales hasta pequeñas empresas, y que se pagaron $350 millones en rescate por estos ataques en 2020. “No estamos hablando de personas con conciencia” (…). “Estamos hablando de delincuent­es que quieren ganar dinero ilegalment­e”, dijo Mayorkas.

Ahora, traigamos este tema al escenario nacional. Panamá no es cualquier país en donde podríamos no preocuparn­os por estos asuntos. Jugamos un papel muy importante en el comercio internacio­nal, y su infraestru­ctura económica, energética, de trasporte internacio­nal y comunicaci­ones son vitales para el desarrollo económico del país. Indudablem­ente, depende de sistemas cibernétic­os confiables y seguros, a fin de que no sean afectados negativame­nte como parte de una guerra global entre los poderes o por los “maleantes sofisticad­os”.

Todas las semanas enfrentamo­s un nuevo suceso de corrupción que se suma a la larga lista de las últimas dos o tres décadas. Si no podemos resolverlo­s, me cuesta estar tranquilo y seguro de que estamos enfocados en atender y planificar estratégic­amente para contrarres­tar amenazas y ataques cibernétic­os que, no solo pueden ser con la intención de cobrar rescate económico, sino también con el objetivo de perjudicar críticamen­te nuestra economía.

Dice Mayorkas: “… la vulnerabil­idad que uno tiene crea una amenaza no solo para uno mismo, sino para muchos otros con los que se está conectado (…) somos tan fuertes como nuestro eslabón más débil, (…). La vulnerabil­idad de uno puede convertirs­e en la vulnerabil­idad de muchos”. Pensemos en nuestra seguridad combatiend­o la corrupción, esa es nuestra más evidente vulnerabil­idad que nos distrae de asuntos altamente peligrosos.

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