Laberinto del Diálogo Nacional de la CSS
Cuando pretendemos que las cosas no salgan bien y al final no haya una salida a los objetivos que nos proponemos, creamos un laberinto, como especie de un entramado, donde los que están en el diálogo se pierden y no podrán encontrar soluciones.
La esencia del diálogo es el contradictorio, los participantes podrán tener percepciones distintas, pero a través de un proceso dialéctico, las posiciones se pueden ir acercando, hasta llegar a consensos, que satisfagan a todos.
Quien dirija el diálogo, debe ser un facilitador con suficiente liderazgo, para poder hacer síntesis de las posiciones que se plantean, uniendo en un solo concepto los puntos de coincidencia y descartando, con argumentos, aquellos que no se pueden alinear con la propuesta consensuada. Esto es indudable, que requiere que el facilitador tenga una formación afín a los temas que se discuten, de lo contrario, no tendrán beligerancia sus argumentos en las discusiones.
Una de las condiciones que debe prevalecer en un diálogo es que sus participantes no estén contaminados con los problemas que haya que resolver, porque se corre el riesgo de que las soluciones sean sesgadas, de manera que la presencia de directores y miembros de la Junta Directiva de la CSS en el diálogo podría poner en riesgos las conclusiones, cuando en la discusión afloren problemas de los cuales ellos han sido responsables o tienen algún grado de participación.
Para que haya fluidez en las ideas, no deben existir en los diálogos una relación estructurada de autoridad, todos los participantes deben verse de igual a igual y el hecho de que un director participe, no puede usar su cargo para ejercer la vocería del diálogo, ya que esta le corresponde al que dirige el debate, que debe tener la autonomía para expresar sus pensamientos. La única autoridad que debe prevalecer en un diálogo es la funcional, que se basa en el conocimiento. No entendemos por qué la representación de los sectores que están en la mesa recae en sus máximos jerarcas, cuando en esas organizaciones habrá miembros que tienen autoridad funcional para estar en ese diálogo.
Sentimos que el diálogo está estructurado para que no lleguemos a ninguna conclusión. Se han dado tensiones con la salida de algunos sectores de la mesa del diálogo, quienes aducen que hay imposiciones, la agenda de lo que se discute día a día no la conocemos, en la página web de la CSS, en la sección de cronograma, no aparece ninguna actividad.
Los panameños abrigamos la esperanza de que el diálogo encuentre las soluciones para superar la situación difícil en que estamos, es la institución más grande del país y la de mayor impacto social, pero no vemos en el horizonte una actitud de “mea culpa”, donde los directores estén convencidos de que hay que dar un golpe de timón, que los problemas de la institución se han acentuado y se continúa con las mismas prácticas de ser un botín político y de donde la transparencia de la institución cada día es cuestionada.
Esperamos que podamos desentrañar ese laberinto, que esa trama se desenvuelva y encontremos la salida, porque los panameños nos merecemos una institución que recobre el sitial que en algún momento tuvo y eso lo podemos lograr si los panameños nos lo proponemos.