Lógica elemental
En estos tiempos que atravesamos, una deformación de los poderes, donde la corrupción está en primera fila y las manifestaciones sociales se acrecientan cada día, son muchos los que quieren hacer cambios a la Constitución, con la idea de que así se pueden acabar los problemas. No obstante, hay otros que alegan que no hay que cambiar nada; que el problema no es la Constitución, sino la gente. Alegan también que este no es el momento. Aunque uno y otro puede tener razón, hay que volcarse a la lógica elemental: las cosas pasan, si tienen que pasar. En pocas palabras, si el momento es preciso para que se dé una nueva constitución, así va a ser, porque temas como este se materializan cuando están maduros. Ahora, el contenido de la nueva constitución sí debe ser cuestión de tertulias, foros y encuentros. En especial, los grandes cambios, porque es lógico y elemental que hasta un 50 por ciento de la actual Carta Magna quedará igualito en una nueva constitución. Temas centrales como la escogencia de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia, la elección de los diputados o la segunda vuelta. Hay otros que proponen que los gobernadores sean electos y que el período presidencial sea de cuatro años, con reelección inmediata por un período más. Pero también hay temas que la propia sociedad no desea que se cambien, como es el título sobre el Canal de Panamá. En palabras cortas, la lógica elemental indica que el tema constitucional está en debate y flaco favor nos hacemos, como sociedad, al no tertuliar sobre su posible contenido. ¡Así de simple!