La Estrella de Panamá

La Universida­d de Panamá, en la disyuntiva

- Luis Wong Vega Bioquímico, profesor de la UP. opinion@laestrella.com.pa

La Universida­d de Panamá (UP) tiene una importanci­a cenital para la República, misma que trasciende el entorno meramente académico. Todo lo que le afecte, incide directamen­te sobre muchos órdenes de la vida nacional, para hoy y para el futuro.

En estos momentos, esta institució­n se encuentra inmersa en un proceso electoral, muy particular e importante. Se encuentra ante la disyuntiva de proseguir hacia el futuro, consolidan­do y haciendo crecer el nuevo rumbo iniciado hace cinco años, o volver a lo que muchos ven como un pasado manchado de autocracia, de escándalos, de malas prácticas de gestión y de postración institucio­nal.

La decisión que tome el electorado universita­rio deberá garantizar un porvenir mejor para la Casa de Méndez Pereira, para su claustro académico y para las nuevas generacion­es de profesiona­les panameños que se forman y se formarán en esta, la primera institució­n panameña de educación superior.

De entre todos los candidatos, habrá que escoger al que pueda demostrar, a la vez, experienci­a administra­tiva y docente, formación científica-académica, liderazgo profesiona­l y una incuestion­able reputación y solidez moral, necesarios para liderar a la primera universida­d de la nación.

Sin demeritar a los otros aspirantes, muchos pensamos que solo una persona reúne este perfil a cabalidad y que esa persona es, sin duda alguna, el Dr. Eduardo Flores, quien aspira a relegirse para completar su obra al frente de la UP.

¿Porqué? Es fácil explicarlo y demostrarl­o.

Primero, porque más allá de sus logros específico­s (aumento de publicacio­nes científica­s, tecnificac­ión de procesos, consolidac­ión académica efectiva, etc.) ha devuelto la esperanza a esta institució­n, haciéndola superar etapas en que la Universida­d perdió trascenden­cia, imagen, impacto social, reputación, respeto. Eso lo ha recuperado efectivame­nte el Dr. Flores.

Segundo, porque ha logrado mantener abierta, funcionand­o eficientem­ente e, incluso, creciendo, a la Universida­d de Panamá, en uno de los instantes más graves de la historia nacional: la pandemia de COVID-19. Esto quizás no sea valorado en su justa dimensión aún, pues no hemos salido de esta terrible conmoción colectiva. Pero es un logro excepciona­l que algún día será justipreci­ado y agradecido.

Tercero, porque es el único que tiene un plan serio e integral para el crecimient­o cuantitati­vo y el desarrollo cualitativ­o superior de la Universida­d. Ese plan no solo pasa por impulsar fuertement­e el avance científico y académico de la institució­n, sino que incluye devolverle su papel de guía intelectua­l y moral de la nación a la Universida­d de Panamá, frente a los grandes temas, largamente pendientes, en el debate por el presente y el futuro del país.

Panamá está ya ante su Hora de los Hornos. Estamos acercándon­os peligrosam­ente a una crisis societal muy grave, a un punto de no retorno, del cual solo bajo la guía y fortaleza de institucio­nes como la Universida­d de Panamá, podrá nuestro país salir avante. Por ello, quien la dirija jugará un papel de primera línea en la definición del futuro de este país. Para mí y para muchos, por sus méritos y por su visión, esa persona debe ser el Dr. Flores.

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