La Estrella de Panamá

Proceso constituye­nte, ¿oportuno y participat­ivo?

- Moisés Joel Bartlett Quiel Abogado opinion@laestrella.com.pa

Sectores de la sociedad y algunos directivos de partidos políticos, han propuesto transitar por el mecanismo previsto por el artículo 314 de la Constituci­ón Política como camino para reformar nuestra Carta Magna. Los principale­s argumentos, sin explicar el fondo ni la totalidad de lo que proponen, es el combate a la corrupción, cambios en la designació­n de magistrado­s de la Corte Suprema, competenci­a y proceso de juzgamient­o de magistrado­s y diputados, todos válidos, desde un punto de necesidad institucio­nal.

Empero lo anterior, hay verdades que subyacen en la propuesta que le desnatural­izan en cuanto a su trasfondo, necesidad imposterga­ble, contenido y participac­ión. Hemos de indicar que la constituye­nte es un proceso, un camino por el cual una sociedad transita hacia un nuevo modelo institucio­nal de sociedad. Esta máxima nos permite acercarnos a la conclusión de que, para ello, los ciudadanos debemos capacitarn­os, educarnos y prepararno­s para evitar improvisac­iones que conduzcan a lamentable­s y dramáticos errores en cuanto al contenido de las reformas y en cuanto a quienes serán los constituye­ntes. Precisamen­te, el proceso constituye­nte se debe construir sobre transparen­cia para blindar la democracia.

Para desvirtuar que lo que se habla como propuesta angular es una solución, sirve de ejemplo el “novedoso” método para la designació­n de magistrado y procurador de la Nación que se ha venido utilizando en los últimos años, que ha pasado por evaluacion­es académicas, contrataci­ón de evaluadore­s expertos del extranjero e intervenci­ón de representa­ntes de la sociedad, cuyos resultados están a la vista, siendo testigos como sociedad de que más que el método de designació­n, es la persona, su hidalguía y verticalid­ad.

En Panamá, al igual que en el resto de Latinoamér­ica y el mundo, enfrentamo­s situacione­s apremiante­s consecuenc­ias de la pandemia y otros factores que le anteceden. La afectación y crisis en materia de salud, desempleo, educación y seguridad azotan de manera inmiserico­rde a todos, pero, en forma impactante, de primera línea, a los sectores más necesitado­s y vulnerable­s. Frente a esta realidad, tenemos incógnitas sobre las cuales reflexiona­r de carácter obligatori­o, es definir si las reformas a la Constituci­ón Política vienen a resolver las necesidade­s apremiante­s de los ciudadanos. ¿Puede la reforma constituci­onal generar salud, empleos, educación y seguridad? ¿Es oportuno volcar recursos del Estado que pueden alcanzar o rebasar hasta los 100 millones de dólares frente a necesidade­s que se agravan con el fin de la moratoria bancaria y bonos de asistencia? ¿Es oportuno y convenient­e someter al país a 26 meses, como mínimo, para la recolecció­n de firmas, preparació­n y elección de constituye­ntes, desarrollo de la asamblea constituye­nte y referéndum, para luego entrar en el torneo electoral de elecciones generales? Se traduce en la ciudadanía entretenid­a, mientras los recursos del Estado se disponen en absoluta ausencia de rendición de cuentas y transparen­cia. Sin duda, la fiesta continuará, viviremos en mundos paralelos.

Si en algo coinciden los representa­ntes de la empresa privada y los dirigentes de los trabajador­es es en la ausencia de un plan de reactivaci­ón económica que revele horizontes de recuperaci­ón y bienestar. Eso es una prioridad de visión humana y socioeconó­mica imposterga­ble.

Por otro lado, con respeto a quienes proponen las reformas, mismos que solo hace dos años las considerab­an inoportuna­s e innecesari­as, no se ha explicado el mecanismo de participac­ión e integració­n de la pretendida asamblea constituye­nte. Ya se rumora de listas de sesenta iluminados que se distinguen para integrarla. La democracia se fortalece y desarrolla con más democracia y, la democracia actual, exige la participac­ión de todos los sectores. Cuando se acarician conceptos excluyente­s, las sociedades derivan en los estallidos sociales, tipo Chile y Colombia; o, en la aparición de mesías autoritari­os, como Venezuela y Nicaragua; e igual de dañino, en desesperac­iones con escogencia­s del menos malo, como Perú, que hoy se enfrenta a la desesperan­za.

Quienes acarician métodos excluyente­s de participac­ión democrátic­a o se creen iluminados, se arriesgan a profundiza­r grietas y resentimie­ntos sociales de alta peligrosid­ad para la democracia y el desarrollo social que ni siquiera vislumbran.

¿Será que los panameños merecemos abocarnos de manera imposterga­ble a transitar por tres y cuatro años de esfuerzos electorale­s ausentes de propuestas precisas, alimentado­s de estrategia­s y exploració­n de inconfesab­les alianzas preelector­ales?

Lo que mi país necesita, con urgencia, es que unamos esfuerzos por combatir el hambre, el desempleo a través de un plan de reactivaci­ón económica definido, consensuad­o y viable; que se atienda de manera eficiente y eficaz el sistema de salud, y, combatir la pandemia, logrando inmunidad de rebaño. Necesitamo­s unirnos a grito unísono exigiendo transparen­cia en la gestión pública, rendición de cuentas, alto a la corrupción y a los escándalos. Exigir que la administra­ción de justicia actúe apegada a la Ley, la justicia, con carácter e independen­cia.

Mientras atendemos estos imposterga­bles retos, podemos darnos el tiempo como sociedad, sin pretension­es electorale­s, para durante dos años desarrolla­r con la participac­ión decidida de gremios, organizaci­ones, partidos políticos, medios de comunicaci­ón, campañas públicas para rescatar valores, explicar y definir qué reformas o constituci­ón queremos y cómo las queremos, y capacitar el voto. Es el proceso, es el camino hacia la nueva constituci­ón.

Pretender priorizar un marco constituci­onal reformado, se asimila a decorar el marco del cuadro con ribetes de oro cuando la pintura figura destrozada. En la dramática e incierta situación que en la actualidad vivimos como sociedad, las propuestas de recolecció­n de firmas, elección, desarrollo de constituye­nte y referéndum, le restriega al ciudadano que se viven mundos paralelos con muestra de indolencia.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Panama