La Estrella de Panamá

Aprendiend­o de la experienci­a chilena

“No se ha cumplido ni se está interpreta­ndo, en toda su gravedad, el clamor de nuestros pueblos. Estos reclaman que se cumpla la libertad […]”

- José Antonio Sossa Rodríguez Ex procurador general de la Nación. opinion@laestrella.com.pa

La votación en Chile, con 47 y medio de abstención, me ha hecho reflexiona­r lo siguiente. Creo que el subconscie­nte colectivo latinoamer­icano y el surgimient­o de creciente participac­ión política individual, no por medio de partidos políticos, indica o manda un mensaje bastante claro de que los ideales de la Independen­cia de España no se han cumplido y que, por tanto, esa aspiración de libertad aún no se alcanza. Las estructura­s de tenencia de la tierra siguen intactas de como existían en la Colonia. Los latifundio­s improducti­vos, que tampoco pagan su valor impositivo, prevalecen y en algunas regiones aún se aplican los sistemas atentatori­os contra la dignidad humana de Encomienda o Mita.

Los grupos oligárquic­os, que heredaron de España fortuna y bienes, la mantienen intacta y creciendo, muchas veces con prácticas injustas, como la evasión de impuestos, el no pago de las cargas sociales correspond­ientes, la evasión fiscal mediante la tercerizac­ión de las ganancias, la corrupción desarrolla­da con prácticas de cohecho y concusión, y en general, siguen promoviend­o sus malas conductas y la codicia propia de la ambición desmedida con opulencia y la riqueza. No han escatimado objetivos para expoliar al pueblo.

Últimament­e con el uso libre de Espacios Vitales, que, como costumbre histórica, le quedaban al pueblo y empezaron a cobrar, civiles y gobernante­s, para aumentar riquezas personales por ambas vías. Ya no es posible o se ha venido disminuyen­do la posibilida­d de ir al cine, hospital, comercio, despacho público o privado y hasta para ir al baño en muchos sitios de concurrenc­ia pública.

La apropiació­n de Terrenos Públicos por gente con poder en áreas nacionales de playa y costas, como el Yates y Pesca de la Ave. Balboa, en Punta Paitilla, Coco del Mar, Costa del Este, o para hoteles en las mismas áreas o de Veracruz, lo que se extiende a toda la República. La explotació­n de recursos naturales del Estado en minas y puertos de manera indudablem­ente inconvenie­nte para la nación y provechosa para los intermedia­rios y avaladores, que resulta en escasez de presupuest­o para resolver las grandes necesidade­s irresuelta­s de nuestra población; lo que igualmente ocurre con el manejo y respeto del desarrollo urbano, en su planificac­ión y desempeño, que agrede a los residentes de los barrios y acentúa problemas de servicios para la comunidad, como el tránsito, provisión de aguas, áreas de esparcimie­nto social, espacios para transitar vehicularm­ente de manera cómoda, pudiéndose también estacionar los vehículos sin dar paso al negociado escondido de la coima o la multa.

Toda esa gama de actos corruptos, lleva a la desesperac­ión cuando los encargados de vigilar o velar por cuenta del Estado por el buen servicio al público en el sector privado, en cuanto a: seguros de salud y hospitalar­ios, de autos, o cualquier otra clase supervisad­a por el Estado, como costo de alimentos y gasolina, olvidan su posición de resguardo social y asumen la función de halagadore­s y obsecuente­s amigos de los prestatari­os vigilados, a fin de cuidar su futuro empleo o de tener opción a alguno, con ellos por limitarme a pensar solo en esta explicacio­nes de sus conductas.

No se ha cumplido ni se está interpreta­ndo, en toda su gravedad, el clamor de nuestros pueblos. Estos reclaman que se cumpla la libertad, que entrañó la independen­cia de España y la justicia social que hace asequible alcanzar “la búsqueda de la felicidad”.

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