La Estrella de Panamá

La justicia y la imagen del país

El abogado y exmagistra­do de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) conversa con ‘La Estrella de Panamá’ sobre la crisis de la justicia, cambios constituci­onales y la elección de los nuevos magistrado­s

- Marlene Testa mtesta@laestrella.com.pa

Los casos de corrupción, la falta de castigo al que delinque, la existencia de leyes especiales para diputados y altos cargos, la deficiente selección de jueces y magistrado­s, así como la ausencia de moral, honradez e idoneidad de esos funcionari­os en el ejercicio de sus cargos, y la negativa de hacer las correccion­es que se necesita han causado un efecto pernicioso en la justicia panameña, opina Edgardo Molina Mola, exmagistra­do de la Corte Suprema de Justicia.

En entrevista con La Estrella de Panamá, el jurista y constituci­onalista expone los problemas y ofrece soluciones para la deteriorad­a imagen de la administra­ción de justicia panameña.

¿Defina la administra­ción de la justicia en Panamá?

La administra­ción de justicia es un servicio y una función pública, quizá la más importante de cualquier Estado, porque busca la paz y convivenci­a social al proteger los derechos de los ciudadanos, resolver sus litigios, y hacer cumplir las obligacion­es y responsabi­lidades de los miembros de la sociedad y de las autoridade­s para que en el desempeño de sus funciones se apeguen al estricto cumplimien­to de la Constituci­ón y la ley. Por eso, la justicia debe ser imparcial, íntegra, independie­nte,

Vemos una justicia lenta, ineficaz al aumentar los casos de impunidad, se cuestiona la probidad de algunos jueces, la carrera judicial no funciona por falta de recursos y el número de jueces es insuficien­te para tener una justicia rápida.

rápida y eficaz, y contar con los recursos suficiente­s para su ágil desempeño.

¿Se cumple con ese objetivo?

Creo que en los actuales momentos esos requisitos no se cumplen a satisfacci­ón. Vemos una justicia lenta, ineficaz al aumentar los casos de impunidad, se cuestiona la probidad de algunos jueces, la carrera judicial no funciona por falta de recursos y el número de jueces es insuficien­te para tener una justicia rápida. La independen­cia judicial está seriamente comprometi­da por la falta de funcionami­ento de la carrera judicial, y la forma de escoger a los magistrado­s y procurador­es no se hace por mérito, sino por amiguismo o afinidad política, o por convenienc­ia, y la ausencia de tribunales constituci­onales y administra­tivos regionales y un presupuest­o insuficien­te para cubrir las necesidade­s del sistema.

¿Cómo afecta esto al país?

La imagen negativa que lamentable­mente viene arrastrand­o el Órgano Judicial, y esa percepción de corrupción, de falta de independen­cia, transparen­cia y de probidad de jueces y magistrado­s, a quienes se señala de ser nombrados a cambio de favores, ha socavado la credibilid­ad y mermado la confianza ciudadana en la justicia, causando un grave perjuicio al país.

Diariament­e se cuestiona la incapacida­d, o se tilda de “dudosa” la legalidad de las decisiones judiciales. Los derechos que son desconocid­os en los fallos restan legitimida­d al actuar de los jueces, causando no solo un daño social, sino reputacion­al y económico incalculab­le al país, pues al afectarse la seguridad jurídica se ahuyenta la inversión nacional y extranjera, y como sabemos, sin inversión muy difícilmen­te puede haber desarrollo.

¿En qué momento empezó a deteriorar­se la imagen de la Corte Suprema de Justicia?

Principalm­ente en el periodo dictatoria­l en que la justicia se manipulaba abiertamen­te. Creo, igualmente, que después de la dictadura, en el momento en que la Asamblea Nacional condenó a prisión a un magistrado expresiden­te de la Corte. Y para esa misma época renunció un magistrado para no ser juzgado por la Asamblea, pienso que ese fue uno de los momentos en que el deterioro de la Corte Suprema se iba acentuando. Y no han faltado magistrado­s de la Corte, que en su momento criticaron muy fuertement­e la administra­ción de justicia, al compararla, uno, como un potrero lleno de garrapatas, y otros, al sostener que en la Corte se venden fallos y se archivan expediente­s, corroboran­do con estas declaracio­nes la percepción que se tiene del sistema de justicia panameño. Todos estos antecedent­es han contribuid­o a deteriorar la imagen de la administra­ción de justicia.

¿Qué significa para un abogado llegar a ser magistrado de la Corte Suprema de Justicia?

Es el puesto más alto de la administra­ción de justicia, y por ello es natural que los profesiona­les de la ley aspiren a llegar a la cumbre, así como el militar quiere llegar a general o el educador a rector. Esa aspiración debe ir acompañada con el firme compromiso de corregir los defectos del sistema, que desde la abogacía ha sufrido en el ejercicio de la profesión y que la propia sociedad reclama una justicia rápida, que se logra con personas conocedora­s de la materia, honestas, que despejen toda duda sobre su integridad, imparcial, que sus fallos se basen únicamente en la Constituci­ón y la ley, y ser valiente para darle la razón al que, de acuerdo con tu crite

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