Panamá, un país presidencialista
Panamá en toda su vida republicana, desde su independencia en 1903, ha aceptado ser un país presidencialista. Los actos que han cometido sus mandatarios los ha aceptado el panameño, para bien o mal. Esta es la realidad de nuestra vida política. Es criticable que el gobernante actúe como espectador y se margine, con su indiferencia, al ver los actos que cometen algunos de sus propios funcionarios.
El actual vicepresidente, José Gabriel Carrizo, a pesar de la reputación que consideran algunos ciudadanos que tiene, cuenta con el gran cariño y respaldo que le tiene el actual mandatario. Él, con el ministro consejero, José Alejandro Rojas Pardini, fue quien negoció la renovación del contrato con Panama Ports, que no da ninguna ventaja al país. Ni siquiera obtuvieron que el mismo tuviera fecha de finalización, por el silencio del señor presidente, muchos comentan que él no tuvo participación en el mismo.
Se han llevado a cabo actos independientes de la Presidencia, que los politólogos consideran es de una actuación muy incorrecta. Como ejemplo tenemos algunos casos: El ministro de Cultura, Carlos Aguilar, contrató a una empresa directamente por 250 mil dólares para que llevara a cabo su trabajo. Pareciera que no aprendió nada en sus estudios en Cuba. Cualquier panameño le puede indicar cómo cumplir su labor.
El ministro de Salud, Luis Francisco Sucre, en forma directa, hizo un contrato con el Gobierno de Cuba para traer al país médicos cubanos.
La dirección de la Asociación de Médicos panameños está en manos de algunos facultativos que sienten simpatía por lo que llevan a cabo algunos radicales. Por lo que ninguno de ellos ha protestado por la actitud del ministro de Salud de traer al país a los médicos cubanos.
Muy distinto sería si en lugar de médicos cubanos, estos fueran uruguayos, chilenos, argentinos o norteamericanos, hubieran protestado a las autoridades nacionales e inclusive amenazado con paros o huelga.
Existen muchos otros casos en los que han estado actuando en forma independiente del jefe del Ejecutivo. Muchos de los adversarios políticos del actual presidente consideran que su marginación obedece a cuidarse mucho de que en el futuro pueda ser acusado de todas las actuaciones incorrectas.
Quienes consideran al actual presidente Nito Cortizo, saben muy bien que es una persona sincera y ha actuado confiado en que está llevando a cabo sus labores, sin malicia, cuidando hoy su persona de unas posibles demandas en el futuro.
Lamentablemente, señor presidente, de las actuaciones de su Gobierno, mal o bien, lo responsabilizará la historia, aunque sean hechas por sus funcionarios y sin su consentimiento.