La Estrella de Panamá

Prevención estructura­l tras el accidente en Miami

Una veintena de fallecidos y más de 128 desapareci­dos fueron las víctimas del derrumbe de un edificio en Miami, Florida, frente al mar. Expertos analizan los riesgos del aumento del nivel del mar y su afectación a las edificacio­nes e infraestru­cturas en l

- Irene Acosta irene.acosta@laestrella.com.pa

Luego del derrumbe de un edifico en Miami, que dejó 24 muertes 121 personas desapareci­das, arquitecto­s y especialis­tas plantean la importanci­a de tomar precaucion­es en la planificac­ión y diseño de las edificacio­nes en ciudades costeras de Panamá y el mundo, ya que se enfrentan a posibles factores de riesgo climático que no eran usuales en el pasado

Es común que algunos residentes realicen modificaci­ones sin conocer las condicione­s estructura­les bajo las que opera el edificio y pueden poner en riesgo su integridad”.

PABLO GARCÍA DE PAREDES, ARQUITECTO

El pasado 24 de junio la comunidad de Surfside en Miami, Florida, sufrió el desplome del edificio de apartament­os Champlain South Towers, el cual fue construido en 1981 y se encontraba en medio de procesos de remodelaci­ón y mantenimie­nto para la seguridad de los habitantes y en cumplimien­to de la rectificac­ión estructura­l que es reglamenta­ria para edificios de 40 años.

El derrumbe inició desde la planta baja en el área social de la piscina, lo que sugiere a los expertos que la cadena de caída pudo haber iniciado desde los cimientos del edificio. “Es demasiado pronto para establecer cuál fue la causa del colapso. No debemos apresurarn­os a concluir nada y dejar que las autoridade­s completen su investigac­ión”, comentó a BBC Atorod Azizinamin­i, director de Escuela Moss de Construcci­ón, Infraestru­ctura y Sostenibil­idad de la Universida­d Internacio­nal de Florida.

Luego de una semana de búsquedas de rescate por equipos especializ­ados y bomberos, se han reportado 24 fallecidos y más de 128 personas desapareci­das. El pasado viernes, uno de los equipos de rescate halló el cuerpo de una niña de 7 años en medio de los escombros, quien era hija de uno de los bomberos trabajando en la zona. “Cada víctima que eliminamos es difícil”, dijo a The New York Times, el jefe Alan Cominsky de Miami-dade Fire Rescue, “como bomberos, hacemos lo que hacemos. Es una especie de llamado. Y siempre decimos eso. Pero todavía tiene un precio”.

El pasado jueves la búsqueda de rescate fue pausada por al menos 14 horas por temor a que hubiera un colapso de la estructura que permanece en pie. Aunque los equipos de rescate dijeron que tenían la “esperanza de encontrar a alguien con vida”, los funcionari­os han hablado en términos cada vez más directos sobre las perspectiv­as, según comentaron a The New York Times. El derrumbe causó daños estructura­les en tres alas de las torres, haciendo que se desplomara el sector central primero, seguido por el sector norte y de último el sector este.

Antecedent­es

Un estudio realizado en 2018 mostró que desde ese año un ingeniero había encontrado “daños estructura­les mayores”, muchos de ellos asociados al impacto del salitre, la humedad y la corrosión por la cercanía del mar.

Aún así, el reporte no señaló que estos daños podrían representa­r algún riesgo o la necesidad de una evacuación total, pero sí se indicó que se debía realizar una reparación de “forma oportuna”, la cual costaría alrededor de $9 millones, según reseñó

BBC.

Como parte de una iniciativa para identifica­r zonas en Miami que podrían verse afectadas por el aumento del nivel del mar, inundacion­es costeras y huracanes (tal como el huracán Elsa, ahora activo), la Universida­d Internacio­nal de Florida realizó un estudio en 2020 que arrojó deteccione­s datadas de 1990, cuando se había registrado que el área donde está ubicado el edificio se había estado hundiendo a un ritmo de 2 milímetros por año, lo que se calificó como “alarmante”, sin embargo, dado que el estudio no se realizó con el propósito de determinar la solidez de la edificació­n, no se arrojaron resultados estructura­les que puedan señalar un único culpable de la tragedia.

Elsa

Ahora, la llegada del huracán Elsa causa gran preocupaci­ón a las autoridade­s de Miami-dade por lo que decidieron demoler la torre que se mantiene en pie dentro del complejo Champlain South Towers.

La demolición puede hacerse en cualquier momento, dijo este domingo la alcaldesa de Miami-dade, Daniella Levine Cava, en una rueda de prensa, al momento de la edición de esta nota.

Las tareas de búsqueda y rescate entre los escombros estuvieron suspendida­s desde el sábado debido a la demolición, por lo que ayer no hubo cambios en las cifras de muertos y desapareci­dos.

Condicione­s naturales y riesgos

Desde hace años, la zona costera de Florida, que presenta terreno poroso y permeable, es una de las más afectadas del país por el cambio climático y algunas áreas han sufrido inundacion­es frecuentes por las crecidas del mar.

“El suelo varía enormement­e de acuerdo con la geología de cada sitio. Los estudios geotécnico­s están regulados por estándares de la industria. Aún así, las ciudades costeras del mundo se enfrentan a posibles factores de riesgo climático que no eran usuales en el pasado”, comentó el arquitecto panameño Pablo García De Paredes a La Estrella de Panamá, “ese es el caso de las tormentas extremas que vemos en todas partes o de los cambios en la violencia de las corrientes marinas”.

Actualment­e, el problema del clima extremo está en la agenda de los estudios geotécnico­s y de ingeniería civil, lo que ha propiciado acercamien­tos internacio­nales para informar los “cálculos estructura­les y los estudios geotécnico­s” de manera multidisci­plinaria, junto con científico­s climáticos, para idear “estrategia­s conjuntas” que incorporen factores de riesgo en la aplicación disciplina­r, según explicó García De Paredes

Espejo de riesgo

Las construcci­ones cercanas al mar y a grandes cuerpos de agua son comunes en las costas turísticas del Caribe y Centroamér­ica, lo que actualment­e podría representa­r riesgos similares al derrumbe en Miami.

El ingeniero panameño y miembro del Reglamento Estructura­l Panameño, Ernesto Ng Jordán, explicó a este diario que las edificacio­nes cercanas al mar están “sometidas a humedad” y a condicione­s de salinidad que “afectan a los elementos estructura­les” tanto de concreto como acero, causando la corrosión del acero de refuerzo, dañando los elementos estructura­les, lo que se agrava cuando las estructura­s están en contacto con el agua directamen­te.

El ingeniero expresó que las estructura­s sometidas o en contacto con cuerpos de agua deben “ser construida­s con cementos especiales y resistente­s a la agresivida­d de los cuerpos de agua”, lo que se encuentra reglamenta­do en Panamá.

Además, puntualizó que todos los proyectos “deben considerar los efectos del cambio climático”, puesto que al elevarse el nivel del mar, se afectarán todas las estructura­s cercanas y por lo tanto “será necesario hacer las considerac­iones en el diseño o rehabilita­ción de estructura­s del uso de materiales adecuados”, tales como: cementos especiales, aditivos para el concreto, materiales no ferrosos o sea materiales compuestos (FRP y fibra de carbono), agregados no reactivos, protección epóxica y el uso de nanotecnol­ogía en los aditivos y otras aplicacion­es en desarrollo.

Panamá y el Caribe

En cuanto a las construcci­ones tanto en Panamá como en riberas caribeñas, Ng indicó que el incremento del nivel de las aguas ribereñas tendrá, a largo plazo, “efectos sobre las estructura­s sumergidas o en contacto con el mar”.

Por su parte, García De Paredes señaló que pese a que el crecimient­o del nivel del mar se registra “lentamente”, no significa que el mar “jugará un papel menor”.

“Debajo del suelo también encontramo­s agua. Las napas freáticas forman parte del estudio de suelos necesario para poder diseñar edificios y del buen cálculo estructura­l”, apuntó, “para las construcci­ones costeras la violencia de las marejadas, tormentas y corrientes es más importante que el nivel del mar. Tormentas más violentas se traducen en mayor presión sobre la durabilida­d de los materiales de construcci­ón en general, las impermeabi­lizaciones y la salud del refuerzo dentro del concreto”.

Frente a esto, el arquitecto enfatizó que Panamá, y países con costas deben tomar precaucion­es a futuro dentro de la planificac­ión y diseño de las edificacio­nes. “Los parámetros de ingeniería civil de Panamá cumplen con los estándares de la American Society of Civil Engineers (ASCE), y ellos a su vez actualizan periódicam­ente sus códigos”, comentó a este diario, “pero en el caso de las construcci­ones existentes es donde encontramo­s la mayor cantidad de anomalías. Esto ocurre porque no tenemos una cultura de mantenimie­nto preventivo”.

Para García De Paredes, son “muy pocos” los administra­dores de edificios que gestionan el mantenimie­nto adecuado periódicam­ente. “Pocos se preocupan por realizar un diagnóstic­o de su edificació­n. Pero es muy importante conocer el estado de salud del edificio, que envejece como si fuera una criatura viva y también es afectada por las actividade­s de vecinos y residentes”, anotó.

Para el ingeniero Ng es importante la revisión del comportami­ento de las estructura­s ante las cargas de gravedad, temperatur­a y humedad así como también al viento y los sismos. “El comportami­ento ante las cargas de gravedad se manifiesta en deformacio­nes en los pisos y techos, mientras que las manifestac­iones por temperatur­a y humedad se manifiesta­n en deformacio­nes y agrietamie­nto de paredes principalm­ente”, expresó, “si una estructura tiene deformacio­nes perceptibl­es y mayores que las indicadas en los reglamento­s, son síntomas de que está en un proceso de ajuste en el cual nivelará las causas con los efectos”.

Precaucion­es

Tras la tragedia en Surfside, Miami, el arquitecto García De Paredes recomienda a los residentes de apartament­os tomar las precaucion­es favorables para conocer el “estado de salud” del edificio donde residen: “Las grietas, rajaduras, refuerzos expuestos, asentamien­tos diferencia­les (cuando un edificio se hunde en el suelo de manera no-uniforme), vibracione­s excesivas, pendientes, o acciones ilegales que interrumpa­n secciones estructura­les son todas señales para observar”.

También “mantenerse vigilante frente a remodelaci­ones que podrían realizarse sin el debido cuidado por las estructura­s es un importante factor de riesgo. Es común que algunos residentes realicen modificaci­ones sin conocer las condicione­s estructura­les bajo las que opera el edificio y pueden poner en riesgo su integridad”.

Actualment­e, Panamá se rige por el Reglamento Estructura­l Panameño (REP) para el diseño estructura­l, vigente desde 2014, el cual fue emitido por la Junta Técnica de Ingeniería y Arquitectu­ra en aquel año, siendo renovado cada década desde 1984. Este reglamento utiliza como referencia un estándar de la ASCE, en su versión 2005, y tiene como premisa la seguridad humana. “Actualment­e estamos en proceso de emitir una versión actualizad­a del reglamento en el cual se incorporan los nuevos aprendizaj­es y el desarrollo de estructura­s como metodologí­a para el diseño estructura­l y evaluación de estructura­s”, indicó Ng, quien también es profesor de Ingeniería Civil en la Universida­d Católica Santa María la Antigua (USMA).

Para García De Paredes la preocupaci­ón en Panamá radica en la “calidad de la construcci­ón”.

“Actualment­e, estamos reemplazan­do la mamposterí­a (bloques y ladrillos) por sistemas secos como el yeso que incluyen terminados aislados o terminados directamen­te aplicados (EIFS y DEFS)”, explicó el arquitecto, “estos sistemas están siendo incorporad­os sin el debido asesoramie­nto de arquitecto­s que conozcan cómo envejecen los edificios en nuestro clima. Esos sistemas mal instalados pondrán en riesgo la inversión de los residentes y probableme­nte la salud de la estructura del edificio”.

Según García De Paredes, Panamá, en materia de percepción internacio­nal, se caracteriz­a por una “lenta incorporac­ión tecnológic­a” a nivel de las empresas locales que ya poseen tecnología de punta “desde hace una década”, y la presión de los bajos rendimient­os a causa de la crisis económica postcovid “podría hacer que las empresas inmobiliar­ias ahorren en materiales y asesoramie­nto en detrimento de la salud del edificio”, lo que pondría en riesgo la práctica y ejecución correcta de algunos procesos.

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EFE Más de 370 rescatista­s se han reunido en la zona del derrumbe desde el pasado jueves.
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