La Estrella de Panamá

Termómetro social y comunicaci­ón

- Ernesto A. Holder Comunicado­r social. opinion@laestrella.com.pa

Quiero honrar la memoria de un amigo y hermano, el profesor Cecilio Simon. Falleció inesperada­mente la semana pasada. Lo he conocido gran parte de mi vida y fue un eslabón comprometi­do de una cadena de hombres y mujeres cuya razón de vida ha sido las luchas patriótica­s por el bienestar y la justicia, en particular, para los más necesitado­s. Es una pena muy profunda su partida y una pérdida irremplaza­ble para la Nación.

Ya mucho se ha evaluado y dicho sobre el informe a la Nación del pasado 1 de julio del presidente Cortizo, por lo que no vale la pena referirme a los mensajes de su discurso. Sin embargo, me deja perplejo y pensativo la labor y la responsabi­lidad de los “expertos en comunicaci­ón” que lo deben guiar y asesorar.

Mucha gente que hacen la labor de comunicaci­ón parte de conceptos e ideas que ya no son del todo efectivas. A los niveles de asesorar a un presidente, es necesario una visión más cuidadosa y una perspectiv­a más holística del entorno comunicaci­onal para poder brindar el mejor y más efectivo de las recomendac­iones (no me gusta utilizar la palabra estratégic­a, es un cliché del cual abusan los que creen entender el tema de la comunicaci­ón).

Para el fin propuesto, es decir, el mensaje a la Nación al inicio del tercer año de gobierno, una lectura y un análisis del escenario social (Erving Goffman, en “Frame Analysis”, le definió como el marco social), a fin de preparar un discurso que le diera sentido a los últimos meses y, ante todo, a los próximos, era necesario. Creo que el nuevo presidente de la Asamblea Nacional hizo mejor lectura del entorno, a pesar de muchas dudas que podamos tener. (La lectura del ambiente político no era de mayor cuidado. Están los que pescan en río revuelto para el 2024 y los de siempre: los del “¿qué hay pa’ mí?”).

No hay que hacer mucho para saber que el discurso emitido choca, tristement­e, con la realidad del estatus y de la conciencia colectiva, esa que David E. Durkheim, sociólogo francés del siglo XVIII y XIX, señaló como “la totalidad de las creencias y sentimient­os comunes a los ciudadanos de una misma sociedad y los de un sistema social determinad­o…”. Más allá de los comprometi­dos y allegados al Gobierno, la temperatur­a social exigía mucho más de lo que el presidente Cortizo nos habló. Y en ese sentido, exigía mucho más de sus asesores políticos, de sus “expertos” en comunicaci­ón.

En “Teorías de comunicaci­ón: ¿Qué hacer con ellas?”, puntualicé que: “En las organizaci­ones modernas, la tendencia en estos tiempos que vivimos, es la de diseñar sus prácticas de comunicaci­ón fundamenta­dos en un “goebelismo” moderno, hoy presente en la creación de marcas (“branding”), el diseño de su “imagen”, y promoción masificada de mensajes subliminal­es que son raíz de muchas de las dificultad­es en términos de falta de credibilid­ad que experiment­amos hoy, debido a que se hace indefendib­le a largo plazo una condición particular promovida en campañas específica­s, que no se sostiene con hechos concretos y reales. Esta práctica publicitar­ia manipulati­va ha tamizado la actividad política. Ya no es importante el discurso político basado en ideas filosófica­s o ideológica­s para ganar, sumar y mantener adeptos, sino que, “el creativo o grupo de creativos” de las estrategia­s publicitar­ias que los equipos de comunicaci­ón tienen o que las organizaci­ones contratan, es el que define los mensajes, su propósito y el alcance de las mismas.”

En estos tiempos de redes sociales, la intensidad y la manera mordaz con que se ataca a cada minuto una gestión pone en desventaja muchas veces la capacidad de las entidades a la hora de aclarar o redefinir el tema. En temas de comunicaci­ón política estas desviacion­es comunicaci­onales son más críticas para un Gobierno que promueve una diversidad de asuntos al día (política exterior, legislativ­as, de seguridad, etc.).

El trabajo de comunicaci­ón de un Gobierno debe estar compuestos por profesiona­les “fríos”, capaces de medir la temperatur­a del público y asesorar a su vocero conforme la realidad. Es una labor de comunicaci­ón política que debe rechazar el impulso por la propaganda fácil, el acomodo de la verdad, mirar hacia la otra esquina o practicar la postura del avestruz. Leer la realidad del escenario social y enfrentarl­o con la verdad.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Panama