La histórica ola de calor que enfrenta Canadá
Una ola de calor sin precedentes causó la muerte de cientos de personas en Canadá y Estados Unidos. El aumento de calidez puede llegar a causar “daños irreparables” en el ambiente, según expertos
La cifra de fallecidos por la ola de calor en Canadá llega a las 480 personas entre mayores de edad, jóvenes y niños, por deshidratación y “calor extremo”, y se han declarado más de 100 incendios forestales como consecuencia de las altas temperaturas. La ola de calor afectó también al área noroeste de Estados Unidos, donde se han reportado alrededor de 80 muertes
El pasado 30 de junio, la ciudad de Lytton, en la Columbia Británica (Canadá), registró por cuarto día consecutivo los 49,5°C dentro un periodo de “domo de calor”, es decir, un fenómeno climático de una masa de aire caliente que se acumula en el ambiente seco de verano, luego la alta temperatura atmosférica empuja el aire hacia abajo, y el aire se comprime, creando mayor calor.
El área de Columbia Británica ha sido la más afectada, habiendo registrado más de 100 incendios forestales desde el pasado 2 de julio, según reportes recopilados por el medio alemán DW. Las autoridades canadienses permanecen tratando de obtener datos específicos con respecto a la cantidad de fallecidos, que hasta la fecha son más de 480 personas, entre mayores de edad, jóvenes y niños, por deshidratación y “calor extremo”, según señaló al medio BBC, Lisa Lapointe, directora forense de la provincia.
Al menos 130 defunciones tuvieron lugar en la ciudad portuaria de Vancouver y sus alrededores, siendo la mayoría personas de avanzada edad o con problemas de salud subyacentes. “Vancouver nunca ha experimentado un calor como este y, lamentablemente, decenas de personas están muriendo a causa de él”, dijo el sargento de policía Steve Addison a BBC, “Nuestros agentes están al límite, pero estamos haciendo todo lo posible para mantener a la gente segura”.
La ola letal de calor está afectando también al área noroeste de Estados Unidos, donde se han reportado alrededor de 80 muertes relacionadas con el aumento drástico de temperatura. En ciudades lluviosas como Portland y Seattle, la temperatura ha aumentado a 45°C y 47°C, cuando regularmente no hay picos más allá de 21°C, según informó el National Weather Service de Portland.
La demanda por sistemas de aire acondicionado ha sobrepasado la oferta en distintos sitios de comercio en estas ciudades y los ciudadanos han optado por pasar los días en fuentes, ríos, lagos y demás cuerpos de agua públicos. En la Encuesta de Vivienda Estadounidense más reciente de la Oficina del Censo de EE.UU., el 91% de hogares en el país posee un sistema de aire acondicionado. En comparación, esa cifra es del 78% para Portland y solo del 44% para Seattle. “El noroeste del Pacífico, al oeste de las montañas Cascade, tiene una historia de veranos muy suaves, por lo que la necesidad de enfriamiento no ha sido una fuerza impulsora fuerte”, señaló Wes Davis, director de servicios técnicos de Air Conditioning Contractors of America al medio NPR.
El aumento de la temperatura no solo ha afectado a los residentes de las ciudades, sino también al área ambiental. “Nunca, en los más de 100 años que se lleva documentando la temperatura de la tierra, se habían batido tantos récords de calor y por tales márgenes, como los que estamos viendo esta semana en América del Norte. Es la anomalía de calor más extrema que ha ocurrido en la tierra desde que hay registros. No hay nada con lo que podamos comparar”, dijo el historiador climático Christopher Burt a El Tiempo.
La clave
El actor primario para este “fenómeno perfecto” como lo denominó el meteorólogo Mattew Capucci a El Tiempo, ha sido el rápido crecimiento del cambio climático. Para la bióloga ambiental Hilaria Osorio, los cambios visibles en la temperatura son causa de una “pobre administración” de recursos para combatir el cambio climático desde hace más de 50 años.
Aún más, en la zona del Caribe, cercana a Panamá y países que comparten esta costa como Colombia y Venezuela, el aumento del nivel del mar (que sucede globalmente) ha facilitado que desaparezcan playas, haya mayores inundaciones y se prevea la desaparición de islas en el archipiélago de Guna Yala. “Tuvimos un gran impacto desde las lluvias del año pasado, que fueron desastrosas para las provincias de Chiriquí y Bocas del Toro, así como las islas cercanas, lo que evidencia más el impacto del ser humano en el desbalance natural”, apuntó a La Estrella de Panamá.
Osorio indicó que el “domo de calor” no es un fenómeno climático desconocido, sin embargo, es “alarmante” su intensidad en países norteamericanos, y que podría llegar a suceder en Centroamérica y el Caribe de forma más intensa. “Estamos en una olla de presión causada por los seres humanos, y nos está llevando a sufrir devastaciones que cada día serán más frecuentes y más desastrosas”, indicó la bióloga, “tanto para nosotros como para las especies en peligro de extinción dentro del país, en fauna y flora”.
En Panamá, especies como el jaguar y la tortuga baula se encuentran en peligro por los constantes cambios en sus hábitats, lo que podría agravarse al punto de la extinción si no se llevan a cabo políticas estatales de protección a la biodiversidad, según comentó Osorio. Así mismo, con la cantidad de incendios naturales y provocados, Osorio señaló que habrá resultados “más negativos” que positivos en la regeneración del suelo, lo que dificultará la reforestación de la flora.
“Tenemos que actuar pronto, ya que los recursos se verán comprometidos y se está comentado en áreas científicas que la siguiente guerra será por el dominio del recurso del agua”, comentó, “ahora mismo, tenemos muchas carencias, pero necesitamos que se haga una política de Estado, que promuevan la sostenibilidad y calidad de vida para la población con una visión a futuro, porque no se ve un panorama alentador, sino uno que será peor”.
Necesitamos que se haga una política de Estado que promueva la sostenibilidad y calidad de vida para la población con una visión a futuro”, HILARIA OSORIO, BIÓLOGA AMBIENTAL