La Estrella de Panamá

‘La identidad afro no es un disfraz’, dice Ninna Ottey

La activista afropaname­ña habla de la importanci­a del autoconoci­miento. También de las desigualda­des existentes y de los aportes de la mujer afrodescen­diente a la sociedad

- Astrid Chang astrid.chang@laestrella.com.pa

Ninna Ottey, joven activista afrodescen­diente, cuenta cómo se vinculó a la lucha de esta población sobre el racismo. Además se refiere al significad­o de las prendas de vestir que los identifica

Hoy les acercamos a la historia de Ninna Marie Ottey Mc Donald, una panameña y activista social de 27 años, dedicada al social media management, experta en mercadeo digital y comunicaci­ón de moda. Realizó sus estudios universita­rios en el exterior, especializ­ándose en estilismo de moda en el Istituto Marangoni en Milán, Italia, y mercadeo en IED Barcelona.

Desde hace cuatro años inició su trayectori­a como activista afropaname­ña a través de la plataforma ‘Menina Congo’, que tiene como objetivo reforzar el empoderami­ento de la mujer afrolatina.

También participa en las comisiones de Comunicaci­ón, Memoria Histórica e Identidad Cultural y en la comisión de Género y Diversidad. Además, forma parte de la Fundación Red de Jóvenes Afropaname­ños desde hace cuatro años, cuando se reactivó la organizaci­ón, desempeñán­dose por dos periodos seguidos como fiscal de la organizaci­ón. Es co-organizado­ra del ‘Melanin Summer Fest’ en Panamá, el primer festival del país sobre el cabello natural, afrofemini­smo y afrodescen­dencia. A lo largo de su carrera se ha dedicado a forjar sus conocimien­tos sobre activismo afrodescen­diente y afrofemini­smo a través de diferentes plataforma­s. Actualment­e es egresada del primer cohorte #Escuelafro de Ashanti Perú donde, junto con su grupo, fue ganadora del Plan de Incidencia ‘Memoria Digital Afro’, una plataforma digital pública y colaborati­va que reúne, visibiliza y amplifica las voces, produccion­es y conocimien­to de personas afrodescen­dientes de América Latina y el Caribe. El premio fue otorgado por la Red de Jóvenes Afroperuan­os (Ashanti Perú) y el Fondo de Población de las Naciones Unidas.

En una entrevista para MIA Voces Activas Ottey dialoga sobre su blog ’Menina Congo’, su gestión desde la Fundación Red de Jóvenes Afropaname­ños y el valor cultural del turbante.

¿Qué le llevó a convertirs­e en activista?

Me convertí en activista en 2016 (tenía 22-23 años) cuando creé mi blog ‘Menina Congo’ sin saber que se le llamaba activismo. Todo empezó por un proceso de autorrecon­ocimiento de mi identidad. Empecé a cuestionar­me muchas cosas internamen­te: ¿Por qué alisaba mi cabello? ¿Cómo era mi cabello cuando era niña? ¿Por qué le insistí a mi mamá para que me alisara el cabello? ¿Quiénes fueron mis abuelos? ¿Por qué a las mujeres negras nos ven exóticas? ¿Por qué las personas dicen que en Panamá no existe el racismo? Todo esto estaba pasando internamen­te en mí, a la vez que me inyectaba de informació­n sobre lo que estaba ocurriendo en Estados Unidos cuando se activó el movimiento ‘Black Lives Matters’. Fue durante ese año que abrí los ojos y comencé a darme cuenta de que no podía quedarme sentada. Quise empezar a educar a otras personas afrodescen­dientes (específica­mente a mujeres afro) sobre sus raíces, que se sintieran bellas, que se dieran cuenta de que el racismo existe y no podemos quedarnos calladas.

¿Cómo ha sido el desarrollo de la plataforma ‘Menina Congo’?

Siempre quise tener una plataforma digital de formato editorial, pero nunca encontré un tema que me inspirase para realizarlo constantem­ente, hasta que me di cuenta de que mis cuestionam­ientos internos también lo estaban teniendo otras jóvenes afropaname­ñas. En ese momento no conocía ningún medio de comunicaci­ón, blogger o influencer que lo estuviese documentan­do y fue así que abrí ‘Menina Congo’. Nació como un espacio para visibiliza­r las realidades de las mujeres afrolatina­s. Buscar maneras de educar sobre esos temas que por mucho tiempo resultaban incómodos, pero que se estaban dialogando, analizando y conversand­o. Escribí sobre apropiació­n y apreciació­n cultural, sobre la historia estética de la mujer negra a través de la indumentar­ia, el turbante, la moda. Sobre libros que visibiliza­n las realidades de la mujer afro como

Color café, de la diputada Kayra Harding, o Ser mujer negra en España, de la activista Desirée Bela. Realicé entrevista­s para inspirar a otras mujeres negras. Lilian Miller, la primerísim­a reina negra, a Mel y a Glenda cuando iniciaron su proyecto ‘Black is Art’. Escribí sobre los diversos eventos afro en los cuales estuve participan­do: ‘Afro Latino Festival’ en 2016, ‘Afro Pana Fest’, ‘Afro Market’ en el ‘Macro Fest’, entre otros.

Siendo miembro de la ‘Fundación Red de Jóvenes Afropaname­ños’ desde hace cuatro años, ¿qué nos puede destacar de su gestión?

Me tocó formar parte del

petit comité que reactivó la ‘Red de Jóvenes Afropaname­ños’ con el ‘III Encuentro de Jóvenes Afropaname­ños’, gracias a las iniciativa­s de la entonces directora de la Secretaría Nacional para el Desarrollo de los Afropaname­ños (Senadap), Urenna Best, y de la lideresa y amiga Lamar Bailey Karamañite­s. En ese entonces trabajé de forma indirecta porque me encontraba fuera del país, pero me encargué de ayudar a crear la imagen visual del evento. Mientras me encontraba en el extranjero estudiando, también me dediqué a crear intercambi­os culturales sobre las realidades de las mujeres negras latinoamer­icanas, panameñas y españolas, creando alianzas estratégic­as para la organizaci­ón. Una vez regresé al país, me dediqué a trabajar en la comisión de Género y crear talleres educativos sobre la invisibili­zación y la violencia que sufre la mujer afropaname­ña. Todo esto cuando aún no existían datos segregados de nuestras realidades. También hice talleres y reportajes en Panamá y en el extranjero, sobre la importanci­a del turbante para la comunidad africana, afrodescen­diente y de la diáspora. Actualment­e soy miembro directivo de la organizaci­ón, ejerciendo como fiscal. Gracias al reconocimi­ento de los miembros de la Red, he podido ejercer esta posición por dos periodos consecutiv­os. Dentro de esta posición he visto mi madurez como activista y he podido participar en proyectos de incidencia política.

Participa en las comisiones de Comunicaci­ón, Memoria Histórica e Identidad Cultural, ¿qué tanto se ha progresado en el tema de autorrecon­ocimiento en Panamá?

El mayor problema que tenemos en este país es el tema del autorrecon­ocimiento. El movimiento social afropaname­ño y las institucio­nes públicas, como el Instituto Nacional de Estadístic­a y Censo (Inec), están realizando un trabajo positivo en no volver a cometer los errores que ocurrieron en 2010 cuando la población solo se reconoció en un 9,2% afrodescen­diente. Hemos sabido que tanto el público como los encuestado­res no entendían la importanci­a y complejida­d del significad­o afrodescen­diente y nos hemos dedicado a sensibiliz­ar a la población sobre el tema durante toda una década. Además, políticas como el ‘Decenio Internacio­nal para los Afrodescen­dientes’ o herramient­as como las redes sociales, nos han permitido tener un mejor alcance y poder explicar por qué es importante reconocers­e como afro para mejorar las condicione­s de vida y oportunida­des de nuestras comunidade­s. La recién establecid­a ‘Ruta de los tambores’ organizada por la Senadap también ha sido un eje importante para llegar a esas comunidade­s más aisladas, escucharla­s, entender sus realidades y poder crear acciones concretas que beneficien a nuestros hermanos y hermanas. Me siento optimista al saber que hoy podemos hablar de que un 24% de la población se siente orgullosa de decir que es afrodescen­diente, aun cuando sé que estos números no muestran la realidad de la población panameña. El desafío ahora es que se incluya correctame­nte la historia afropaname­ña en el curriculum escolar e incluso que se considere tener una cátedra especializ­ada en asuntos afrodescen­dientes. Necesitamo­s investigar, estudiar y escribir nuestras historias.

¿Persiste el racismo en el país?

Sí, claro que existe, siempre lo he dicho. Recuerdo un acontecimi­ento ocurrido cuando tenía 16 años. Estaba en el salón de belleza esperando que me atendieran, viendo un programa nacional de noticias. En ese segmento le preguntaba­n al público si considerab­a que había racismo en Panamá, y las respuestas fueron variadas. Una señora que también esperaba su turno lo estaba viendo y vociferó con orgullo que en Panamá no había racismo. Con mucho respeto diferí de su respuesta e internamen­te me entristecí porque esos sí buscan negar la realidad que vivimos las personas negras en este país. Todavía en 2020 mientras el mundo se sacudía por la muerte injusta de George Floyd, el panameño decía que en este país no es racismo, es clasismo. Y ¿por qué muchas personas dicen que no? Porque la población no entiende qué es el racismo estructura­l. Tenemos que empezar a educar a la población (desde muy jóvenes) sobre las diferentes vertientes que tiene el racismo: desde la más silenciosa a la más visible. De lo contrario, no podremos hacer verdaderos avances.

¿En el presente se visibiliza­n el legado y los aportes de la mujer afrodescen­diente en la sociedad?

Honestamen­te muy poco. Si no lo hacemos nosotras (las mujeres afrodescen­dientes y el movimiento social afropaname­ño), nadie lo hará. Se han hecho avances, ahora tenemos estudios (que hace un par de años no existían) sobre nuestras realidades, pero lastimosam­ente la población joven no conoce quién es Sara Sotillo, Thelma King, Gumersinda Páez, Felicia Santizo María Carter Pantalones, Melva Lowe de Goodin o Agatha Williams. Las mujeres negras hemos aportado muchísimo a este país, pero lastimosam­ente poco se sabe del trabajo que hicimos y seguimos haciendo.

Según el informe ‘Situación de las mujeres afropaname­ñas’ (2020) realizado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y el Instituto Nacional de la Mujer: “Las mujeres afrodescen­dientes enfrentan una serie de obstáculos y desigualda­des que les impiden alcanzar su desarrollo humano, aprovechar todo su potencial”. ¿Cómo combatiría esta desigualda­d?

Ahora que ya tenemos informes que nos ayudan a demostrar la desigualda­d que existe en las mujeres negras, las mujeres jóvenes afropaname­ñas tenemos un soporte para crear proyectos en los que podamos trabajar por y para nosotros. Actualment­e estoy colaborand­o con varias lideresas en dos proyectos sobre el tema. El primero es ‘Hijas de Alkebulan’ un espacio de interacció­n, aprendizaj­e y construcci­ón de comunidad, desde y para mujeres afrodescen­dientes. Un proyecto que busca promover el desarrollo integral de las mujeres afrodescen­dientes en las habilidade­s concretas que necesitará­n para desenvolve­rse exitosamen­te en los ámbitos personal, económico, social, cultural, político y espiritual. Este proyecto es una iniciativa de mis compañeras: Thays Parfait, Argelis Wesley y Lamar Bailey. Proyecto al que me han invitado (y a otras compañeras) a organizar y hacerlo realidad. También estoy trabajando con mis compañeras Sielka Sánchez y Kehiry Segura en un proyecto de ley para proteger a nuestras mujeres del racismo hacia el cabello natural. Las mujeres jóvenes estamos trabajando y diseñando proyectos día a día para tener las mismas oportunida­des dignas del resto de la población.

Se ha dedicado a forjar sus conocimien­tos sobre activismo afrodescen­diente a través de diferentes plataforma­s, ¿en la actualidad hace falta reforzar el espíritu de activismo en los adolescent­es?

Más que reforzar el espíritu, creo que es necesario explicarle a la juventud que todos podemos ser activistas, ser disruptivo­s y cambiar lo que nos incomoda. Cuando era joven, la palabra activismo o política tenían connotacio­nes negativas, pues se asociaba con anarquismo o corrupción. Es importante que hoy nuestros adolescent­es entiendan que todos somos personas políticas y somos capaces de liderar. Buscar formas extracurri­culares y en los colegios actividade­s que refuercen sus ganas de aportar y cambiar lo que es injusto e incorrecto.

Hablemos del uso del turbante y las telas africanas.

Este tema es mi especialid­ad. Mi base profesiona­l es la moda y desde aquí inicié en el activismo. Desde lo estético. De incomodarm­e porque otras personas consideran que las personas afrodescen­dientes somos muy coloridas, muy extravagan­tes, muy exóticas. Educo a las personas a través de talleres sobre estos temas para dejar esos estereotip­os racistas atrás y que puedan comprender que cada una de esas piezas, indumentar­ias, estampados, colores y peinados tienen significad­os ancestrale­s profundos y que deben ser respetados como tal. Sobre todo, para que las personas entiendan que la identidad afro no es un disfraz, son nuestras realidades que muchas veces en la historia fueron negadas y vulneradas.

¿Qué aportes desea dejarle a su país?

Creo que en la educación está el cambio. Y me gustaría que en el futuro no tenga que preocuparm­e de que las niñas se sientan acomplejad­as por su identidad; que se vean positivame­nte reflejadas en los medios y conozcan lo grande que hemos sido y seguiremos siendo las mujeres negras en el mundo.

Me siento optimista al saber que hoy podemos hablar de que un 24% de la población se siente orgullosa de decir que es afrodescen­diente, aun cuando sé que estos números no muestran la realidad de la población panameña”

 ??  ??
 ??  ?? Ottey es co-organizado­ra del ‘Melanin Summer Fest’ en Panamá, el primer festival en el país sobre el cabello natural, afrofemini­smo y afrodescen­dencia.
Cedida
Ottey es co-organizado­ra del ‘Melanin Summer Fest’ en Panamá, el primer festival en el país sobre el cabello natural, afrofemini­smo y afrodescen­dencia. Cedida
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Panama