La Estrella de Panamá

Aguas del Bayano: reserva para la expansión, vida y salud de los panameños (1)

- Rubén Darío Paredes Ciudadano, general retirado, exministro. opinion@laestrella.com.pa

tros, el Soberano, comprendem­os de igual manera, en obligante reciprocid­ad constituci­onal, que la ACP no debe pretender o aspirar anexar otras cuencas, ríos y lagos a su patrimonio que previament­e ya le ha demarcado con sus límites y rumbos el Título Constituci­onal XIV, EL CANAL DE PANAMÁ.

Vale precisar entonces a nuestros gobernante­s y magistrado­s de la CSJ, diputados, Junta Directiva de la ACP, y aspirantes a la Presidenci­a de la República, que tendríamos que recurrir a reformas constituci­onales más un referéndum popular, para modificar o eliminar los artículos 50 y 258, más el Capítulo 8, Régimen Agrario, antes, para que el Soberano permita a la ACP incorporar a su patrimonio el dominio, uso y explotació­n de la cuenca del río Bayano, sus aguas corrientes y las aguas del embalse o lago del mismo nombre.

Por supuesto que se traduciría en recurso o fondos económicos, pero a un alto costo social y sacrificio humano, como la otrora república de ayer en el vientre marsupial de los EU, que se podría definir hoy como una explotació­n aberrante e inmiserico­rde de la ACP contra su propio pueblo. Además, recordemos los dólares se compran, el agua no, porque nadie te la vende. Vale decir también, el negocio de trasegar barcos tiene sus límites expansivos, cuando este perjudica o entra a competir y conflictos con los espacios y medio ambiente que requiere la vida humana, en este caso nosotros los panameños.

Quizás ha llegado el momento de reevaluar seriamente, por virtud de los adelantos tecnológic­os mundiales, la alternativ­a que presento hace 51 años la Comisión Tripartita EU, Japón y Panamá del Canal a Nivel por la ruta de Puerto Caimito - río Lagarto en el Atlántico, o Mandinga, Guna Yala…, también la alternativ­a binacional por el río Atrato en Colombia. Como es fácil comprender, ya este proceso espontáneo de expansión territoria­l de la periferia de la capital, sobre todo hacia el Darién, es indetenibl­e, a causa de la explosión demográfic­a e inmigració­n de almas desesperad­as centroamer­icanas y por la frontera sur.

Felizmente, nosotros confiamos en la inteligenc­ia y prudencia del ministro y administra­dor del Canal, igual de los caballeros que integran la Junta Directiva, con la virtuosa visión de desarrollo integral País/canal y no solo Canal/canal y capacidad de encender las luces largas de reflectore­s que iluminen un devenir de nuestro mañana de la conquista y desarrollo sostenido de la inmensa vertiente del Atlántico, Reserva y Banco de Aguas Estratégic­as al Infinito.

Los panameños debemos despertar, ante la amenaza probable de que otros pueblos trashumant­es de la región centroamer­icana y Colombia, nos colonicen el 50 % del Panamá Atlántico. Finalmente, hace tres años fuimos atendidos por el exadminist­rador, Ing. Jorge Quijano, en cortesía de sala en la ACP… El desarrollo de aquella reunión lo explico en la parte 2.

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