La Estrella de Panamá

La primera abanderada en unas olimpiadas

La excorredor­a Carlota Gooden, mejor conocida como la “Bala panameña” hace un repaso de sus triunfos y el día que llevó la bandera de Panamá a la cita olímpica

- Nicolás Espinosa Serrano colaborado­res@laestrella.com.pa

Carlota Gooden buscaba entre sus diversas fotos las que enmarcaban los momentos inolvidabl­es que vivió como atleta, y que le permitiero­n representa­r alguna vez a su alma máter, a su universida­d y a su país.

Nos abrió las puertas de sus recuerdos en una entrevista imprevista, y con ella recorrimos gran parte de esos momentos que vivió en los años 50, cuando era considerad­a la mejor corredora del istmo y conocida como la ‘Bala panameña’.

Han pasado 70 años desde entonces y, es por ello, que nuestra interlocut­ora vacila en algunos momentos, aunque aún recuerda ese cortejo atlético que la acompañó.

“He pasado casi todo el día buscando las fotos y los artículos. ¡Qué buenas memorias!”, nos dijo Carlota, hoy con 85 años.

A pocos días para que Tokio abra sus puertas a los XXXII Juegos Olímpicos, les presentamo­s a la primera mujer en llevar la bandera nacional en unas olimpiadas, cuando fue distinguid­a para tal misión en Roma 1960.

Esos juegos marcaron un antes y un después en la participac­ión istmeña, ya que, además, fue la primera ocasión en que nuestra representa­ción tuvo más de un atleta y en más de una disciplina.

Sus primeros pasos

No obstante, hablemos primero de la atleta que nació y se crió en la comunidad de La Boca, una de las áreas capitalina­s más antiguas del sector que se conoció como la Zona del Canal.

“Mis padres eran panameños y mis abuelos eran inmigrante­s de las Antillas. Mi papá nació en Nombre de Dios y mi madre en Gorgona”, apuntó.

Carlota en poco tiempo se convirtió en una de las deportista­s más aclamadas de su escuela. “Me inicié como atleta siendo estudiante en La Boca y me considerab­a muy buena corriendo (...), ganaba casi todo el tiempo”, sostuvo.

Esas aptitudes la dieron a conocer, a tal punto que siendo una adolescent­e ya era miembro del equipo nacional de atletismo, y sus conquistas la hicieron acreedora en dos ocasiones del título de ‘Atleta del año’, el primero en 1951.

A pesar de ello, nunca dejó de entrenar en La Boca junto a su entrenador local, pero para las competenci­as internacio­nales lo hizo con Carlos Belizario.

Triunfos a granel

En los juegos Bolivarian­os de Caracas, de 1951, con apenas 15 años de edad, obtuvo las preseas de oro de los 50 y 100 metros planos, y el primer lugar de la posta 4x100 con Dolores Worrell, Adelina Bernard y Esther Steward.

En los 50 metros, Dolores y Adelina escoltaron a Carlota, mientras que en los 100, Adelina ocupó el segundo lugar.

Tras ese triunfo fue que comenzó a ser llamada la ‘Bala panameña’. “No recuerdo muy bien quién me puso ese nombre, pero me parece que ocurrió cuando mi tío Allan Toussaint me llevó al hipódromo, después del triunfo en Caracas”, expresó.

“Mis padres estaban muy orgullosos de mis triunfos y de que corriera por Panamá”, añadió Gooden desde Miami.

Después llegaron otras victorias a nivel local, con ribetes internacio­nales. En abril de 1952, en el marco clasificat­orio para ir a las Olimpiadas, medios extranjero­s dieron cuenta de su actuación en un torneo selectivo en el estadio Olímpico.

Carlota había mejorado las marcas centroamer­icana y panamerica­na (12.1) y el récord bolivarian­o (12.5) de los 100 metros planos, deteniendo el cronómetro en 12 segundos exactos.

Dos días antes en los Relevos de Balboa, había ganado las 100 yardas con crono de 11 segundos, muy cercano a la marca mundial de 10.8 de la holandesa Fanny Blankers, en ese momento campeona olímpica.

Aun así, Panamá volvió a repetir la historia de las dos ocasiones anteriores y solo envió un atleta a Helsinki, debido a razones de tipo económico.

Sin embargo, esto no fue óbice para que decayera en su empeño. En 1954 se llevó la clásica centuria de los Centroamer­icanos y del Caribe en México, así como los relevos de los 400 metros con Dolores Worrell, María Bell y Gloria Tate.

Carlota señaló que ya para ese tiempo los diarios locales les habían puesto motes, como ‘Las saetas panameñas’, ‘Las gacelas negras’ y ‘Las flechas panameñas’.

Un año después se ganó una beca para estudiar en la Universida­d de Tuskegee, Alabama, que contaba con uno de los principale­s programas atléticos para mujeres afroameric­anas.

Gooden siguió compitiend­o, ahora representa­ndo también a su universida­d.

Fue así como en 1959 participó en los Juegos Panamerica­nos de Chicago, donde obtuvo una presea de plata en los relevos y dos de bronce en forma particular.

Junto a Loraine Dunn, Jean Holmes y Marcela Daniels ganaron plata en el relevo 4x100 metros, mientras que logró bronce en los 60 y 100 metros planos.

La cita olímpica

Los juegos de Roma fueron de gran significac­ión para el deporte panameño, ya que por vez primera se concretaba una participac­ión significat­iva, y una dama era su abanderada.

“Fue un honor para mí llevar la bandera en Roma”, destacó Carlota.

Atrás quedaban las solitarias participac­iones de Adán Gordón (1928), Lloyd Labeach (1948) y Carlos Chávez (1952).

En la cita también estuvieron las velocistas Holness, Dunn y Silvia Hunter, la esgrimista Stela Espino, el luchador Eduardo Campbell, y los pesistas Ángel Famigliett­i y Alberto Gumbs.

Sin embargo, no fue la mejor presentaci­ón para nuestras velocistas, y según sus propias palabras: “No lo hicimos bien”.

“No pensé en participar más después de graduarme en la universida­d (mayo de 1960) y cuando fui a Roma, realmente no estaba preparada”, explicó.

El grupo aceptó porque había un compromiso y, porque de alguna forma, así le reconocían la ocasión en que los dejaron prácticame­nte ‘vestidos y alborotado­s’.

No obstante, ese mismo cuarteto de féminas tuvo una revancha ese mismo año, al ganar el relevo 4x100 del Iberoameri­cano de atletismor­ealizado en Chile, superando a las argentinas y a las del país anfitrión.

Además, Carlota ganó los 100 metros lisos, en tanto que Jean Holmes y Loraine Dunn se hicieron de las medallas de oro y plata, en ese orden, de los 200 metros planos.

Camino a la vida civil

La competenci­a en Chile marcó la despedida de las pistas de Gooden, quien se graduaba de educadora física, además de ser reconocida como la ‘Atleta del año’ en la Universida­d de Tuskegee.

Inmediatam­ente empezó a trabajar en la escuela secundaria de Rainbow City, en Colón, hasta 1974, cuando se traslada a Estados Unidos y comienza una nueva experienci­a como biblioteca­ria, profesión con la que se jubiló.

Madre de dos hijos, uno de ellos nacido en Panamá, y con cinco nietos y otros tantos bisnietos, Carlota está agradecida de que aún se le recuerde en el país, porque siempre estuvo orgullosa de representa­rlo.

“Es cierto, siempre me sentí muy orgullosa de representa­r a mi pequeña patria, Panamá”, concluyó.

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 ?? Cortesía ?? Las velocistas Dolores, Carlota y Adelina escuchan el himno nacional, tras dominar los 50 metros de los Bolivarian­os de Caracas 1951.
Cortesía Las velocistas Dolores, Carlota y Adelina escuchan el himno nacional, tras dominar los 50 metros de los Bolivarian­os de Caracas 1951.
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Cortesía
Dolores, Carlota, María y Gloria, conocidas como ‘Las flechas panameñas’, dominaron la clásica centuria en los Centroamer­icanos de México 1954. Cortesía
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Carlota Gooden cuenta hoy con 85 años de edad.
Cortesía Carlota Gooden cuenta hoy con 85 años de edad.
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Carlota Gooden recibe el testigo de Silvia Hunt (extremo derecho), durante la final de los 100 metros planos del Iberoameri­cano Atlético de Chile 1960.
Cortesía Carlota Gooden recibe el testigo de Silvia Hunt (extremo derecho), durante la final de los 100 metros planos del Iberoameri­cano Atlético de Chile 1960.
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