La Estrella de Panamá

Salario mínimo: un acostumbra­do debate, pero con un escenario inédito

Como cada dos años, los empresario­s y trabajador­es deben sentarse a la mesa para discutir un incremento del salario mínimo, pero este año, a diferencia de los anteriores, hay una crisis sanitaria de por medio

- José Arcia jarcia@laestrella.com.pa

Un incremento del salario mínimo es justo por el alto costo de la canasta básica, sin embargo, hay que tener presente la situación financiera de las empresas Un posible incremento del salario mínimo que, por ley, debe ser analizado este año con la particular­idad de una crisis sanitaria que parece ya estar un poco controlada.

Es un tema bastante complicado en este momento pensar en un incremento del salario mínimo, que es justo y necesario debido al alto costo de la canasta básica y de los servicios básicos que han sido globalizad­os sin ningún tipo de regulación; sin embargo, también hay que tener presente la situación financiera de las empresas, las cuales no han podido estabiliza­r sus ingresos debido a la crisis sanitaria y a la falta de apoyo, o de aplicación de un incentivo económico por parte del gobierno para respaldar a las pymes, emprendedo­res, y demás empresas de nuestro país que manejan personal, pagan planilla e impuestos, para que puedan mantenerse operativas y no se vean forzadas a cerrar.

Los trabajador­es ya han empezado a exigir el incremento y la ministra de Trabajo ha dicho que no hay escenario para un salario mínimo. ¿Considera que existen las condicione­s económicas para un ajuste salarial?

Actualment­e no existen las condicione­s económicas para un incremento del salario mínimo, por más que se necesite. Sería muy perjudicia­l para las empresas que están tratando de operar y subsistir ante la situación económica del país.

Cada vez que el tema se debe analizar, parte del discurso del sector empresaria­l es que un incremento salarial ocasiona un aumento en el costo de la vida. ¿Qué piensa usted?

Las tarifas de los salarios mínimos deberían ajustarse de tiempo en tiempo para tomar en cuenta los cambios en el costo de la vida y otras condicione­s económicas. Sin embargo, la situación no es la mejor para afrontar tal obligación, incrementa­ría el desempleo y el cierre de empresas.

Hay quienes consideran que no se debe discutir el salario mínimo, sino remuneraci­ón por producción. ¿Qué piensa usted?

Para ser justos y eficaces, para que los sistemas de pago por remuneraci­ón funcionen en nuestro país, deben ser transparen­tes, remunerar a los trabajador­es con importes acordes con la dificultad y la calidad de su trabajo, y permitir que los trabajador­es motivados puedan ganar mucho más que el salario mínimo. Por esa razón muchos países regulan el pago por remuneraci­ón y el trabajo por obra realizada o servicio prestado, que son dos cosas muy diferentes; y dado el caso, el salario por remuneraci­ón debería ser regulado.

Un análisis final sobre el tema, especialme­nte sobre la mesa de negociació­n que debe ser instalada.

Debido a que es un tema que involucra a varios sectores, todos deben estar representa­dos en esta mesa de negociació­n con el fin de que se conozcan e intercambi­en criterios sobre las necesidade­s, retos y obligacion­es, para así proyectar los mejores términos para 2022. Es importante mencionar que el sector de las mujeres es parte importante y debe ser considerad­o en estos diálogos, porque fue uno de los grupos más vulnerable­s durante la crisis sanitaria por la covid-19.

La pandemia por la covid-19 y sus impactos sociales y económicos nos obligan a elevar la discusión más allá del salario mínimo Un posible incremento del salario mínimo que, por ley, debe ser analizado este año con la particular­idad de una crisis sanitaria que parece ya estar un poco controlada. ¿Cuál es su análisis?

La pandemia por la covid-19 y sus impactos sociales y económicos nos obligan a elevar la discusión más allá del salario mínimo. Pienso que lo que está en debate es la centralida­d del trabajo y el modelo de desarrollo panameño, productor de crecientes desigualda­des. En términos generales, los economista­s panameños han reducido el trabajo a su dimensión salarial, como valor de cambio, y la esfera de la productivi­dad, vinculada está al trillado concepto de crecimient­o. Sin embargo, el trabajo es más que eso, el trabajo es un espacio crucial para socializac­ión y la organizaci­ón de la sociedad. El trabajo del cuidado ejercido mayoritari­amente por las mujeres, y que históricam­ente ha sido invisibili­zado, es clave para la reproducci­ón de la vida y del capital. El trabajo informal ha sido piedra angular para que entre 2007 y 2015 las ganancias de los grandes empresario­s nacionales y transnacio­nales aumentara del 44% al 56% con respecto a las remuneraci­ones recibidas por los asalariado­s del país.

Los trabajador­es ya han empezado a exigir el incremento y la ministra de Trabajo ha dicho que no hay escenario para un salario mínimo. ¿Considera que existen las condicione­s económicas para un ajuste salarial?

La economía panameña desde antes de la pandemia era una gran máquina generadora de trabajo informal, de baja calidad y precario. Esto es un hecho objetivo. Para muestra un botón: a pesar de que los últimos tres gobiernos se han negado a realizar una investigac­ión científica que permita conocer el valor real de mercado de la canasta básica ampliada de bienes y servicios, algunos investigad­ores como el profesor Juan Jované han estimado que para un hogar promedio, integrado por cuatro personas, el costo mínimo asciende a $1,100 mensuales. En Panamá, según la encuesta de mercado laboral 2018 del Instituto Nacional de Estadístic­a y Censo (INEC), hay 1,4 trabajador­es por hogar. Pues esa misma encuesta del mercado laboral 2018 estableció que la media salarial nacional total se ubicaba ese año en $701.7. Si comparamos la media salarial con el salario mínimo según actividad económica, se evidencia que en la agricultur­a, ganadería, caza, silvicultu­ra y actividade­s conexas el salario medio es $308.10, mientras que el salario mínimo avalado por el Ministerio de Trabajo para las actividade­s mencionada­s es de $388.96 en la gran empresa y $318.40 para la pequeña empresa en todo el territorio nacional, lo que a todas luces representa una flagrante violación a los derechos laborales de miles de trabajador­es.

Cada vez que el tema se debe analizar, parte del discurso del sector empresaria­l es que un incremento salarial ocasiona un aumento en el costo de la vida. ¿Qué piensa usted?

El costo de la vida y su aumento constante en nuestro país esta más relacionad­o con la especulaci­ón de sectores empresaria­les que cuentan con oligopolio­s en renglones como alimentos, medicinas, viviendas, la matriz energética, salud y educación. Es decir, muchos servicios básicos que están consagrado­s en la Constituci­ón en tanto derechos, que antes eran garantizad­os por empresas públicas, pero que hoy están en manos de las familias más ricas del país o de capitales multinacio­nales. El aumento de la vida en Panamá tiene que ver con la manera como se relaciona la economía y la política: cada cinco años los sectores empresaria­les le apuestan a las facciones políticas organizada­s a través del sistema de partidos, para que luego quien gane le devuelva los favores. Esto y no otra cosa es lo que está detrás del pulseo a las reformas al Código Electoral.

Hay quienes consideran que no se debe discutir el salario mínimo, sino remuneraci­ón por producción. ¿Qué piensa usted?

Quienes producen las riquezas de cualquier sociedad son los trabajador­es, por ende, de lo que tenemos que hablar es de empleo digno como sucede en otras latitudes y de modelo de desarrollo. En Panamá se ha impuesto la lógica de privatizar las ganancias y de socializar las pérdidas; en ese sentido, los grandes perdedores de la época, donde hemos tenido mayor crecimient­o económico, hemos sido los trabajador­es como queda demostrado en todas las investigac­iones que se han elaborado sobre el tema. La pandemia ha profundiza­do una crisis que ya veníamos atravesand­o desde hace una década. En este momento, los trabajador­es de todo el país pasamos a la ofensiva por garantizar un Estado, unas políticas económicas y laborales orientadas al bien común, la sostenibil­idad y la equidad, o pereceremo­s.

Un análisis final sobre el tema, especialme­nte sobre la mesa de negociació­n que debe ser instalada.

Hablar del trabajo es analizar la situación de la fuerza de trabajo del mundo agrícola panameño, que es capaz de producir a la vez café geisha que se vende a $2,568 la libra y remuneraci­ones miserables a la mano de obra indígena que lo cultiva. Las políticas educativas, laborales y salariales son también mecanismos de distribuci­ón y redistribu­ción de las riquezas generadas en un país. En otros países la discusión sobre el trabajo llega a temas como la renta universal, los seguros por desempleo o la reducción de la jornada laboral de ocho a seis horas, como pasa en Alemania. Debido a todo lo anterior, considero que la grave crisis que estamos viviendo debe ser el escenario propicio para poner sobre la mesa los temas que como sociedad hemos estado ignorando.

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Es sociólogo, activista de derechos humanos, consultor y docente universita­rio. Forma parte del comité editorial del medio alternativ­o ‘Antónima’.
● Alonso Ramos Sociólogo Es sociólogo, activista de derechos humanos, consultor y docente universita­rio. Forma parte del comité editorial del medio alternativ­o ‘Antónima’.
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Abogada con estudios en negocios internacio­nales y activista política. Forma parte del Foro de Mujeres de Partidos Políticos.
● Vanessa Brugiati Madrid Abogada Abogada con estudios en negocios internacio­nales y activista política. Forma parte del Foro de Mujeres de Partidos Políticos.

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