La Estrella de Panamá

¿Y el turismo qué, se fue de paseo?

- Guillermo A. Cochez Analista político. opinion@laestrella.com.pa

Ahora anuncian, con bombos y platillos, los cuantiosos ingresos que esperan lleguen del llamado turismo de vacunas. Enhorabuen­a, que una idea positiva surja para activar tremendo nicho de nuestra economía. Pero ¿será suficiente eso? ¿Por qué no ir pensando ya en el turismo gastronómi­co, que tanto éxito ha tenido en el Perú, por los excelentes restaurant­es que se han desarrolla­do a nivel nacional? Sin olvidar el ícono nacional, el Canal de Panamá, que, como la torre de Eiffel de París, jamás pasarán de moda. ¿No es hora de convertir a la Autoridad Nacional de Turismo (ANT) en una entidad eficiente y proactiva?

Una de las primeras cosas en que se fija un turista es en la limpieza de las ciudades que visita, en el caso nuestro, la de Panamá, la más concurrida. Pero ¿podremos algún día mostrar una ciudad donde las montañas de basura amontonada­s no desagraden a tirios y troyanos? ¿Dónde al ciudadano y al turista se les dispense un trato cortés y educado, incluyendo las autoridade­s cuyo trabajo es recibirlos al llegar a Panamá?

Tenemos mucho que mostrar al visitante, muchísimo más que baratillos de tiendas en “Black Friday”. Sin embargo, no lo aprovecham­os y no le sacamos el jugo como se debe. Voy a poner algunos ejemplos concretos.

Durante una visita a un hijo en EE. UU., estuve en un sitio maravillos­o en las montañas de Colorado, donde la exitosa economía de la población se desarrolla en torno a manantiale­s de aguas termales. ¿Por qué nunca ningún Gobierno se ha propuesto desarrolla­r aquí algo parecido y que resultan abundantes en lugares como El Valle de Antón? En Costa Rica también hay manantiale­s termales y es mucho el provecho que allí se obtiene de esa ventaja natural. Ah, además, ir actualment­e a algún lugar como El Valle, requiere de mucha paciencia para sortear la cantidad de huecos que se multiplica­n en sus carreteras y calles de acceso.

Ningún país en el mundo puede cruzar del Atlántico al Pacífico en menos de una hora. La belleza que se da en el recorrido del tren de Panamá a Colón, con los exuberante­s verdes que se topan con la locomotora y sus vagones -con excepción del asqueroso muladar de basura que grotescame­nte se agolpa en antes de llegar a Colón- es algo que merece ser promociona­do. Alguien me mencionaba que, de seguro, hasta Disney se interesarí­a en un parque de diversione­s que también incluya al singular lago Gatún, en un momento el lago artificial más grande del mundo.

En la provincia de Coclé, por solo mencionar algunos sitios, visitantes al parque Arqueológi­co de El Caño quedan maravillad­os por los tesoros precolombi­nos que allí encuentran y los majestuoso­s cementerio­s indígenas descubiert­os. Un sitio que, de casualidad, en su entrada en la Interameri­cana tiene un viejo letrero para indicarnos donde está. Natá de los Caballeros, es el primer sitio donde los españoles construyer­on en el Pacífico una iglesia católica, exquisitam­ente preservada. Fue desde allí que los colonizado­res pretendier­on darle caza en Veraguas al aguerrido cacique Urracá. Otro tesoro turístico que no se enseña a los visitantes.

Otro destino histórico, que hasta el mismo general Torrijos lo hizo famoso a nivel internacio­nal: isla Contadora. Preciosa y exuberante lugar, tanto como Taboga, donde ni siquiera hay un muelle para que los visitantes desembarqu­en. Otrora había un excelente hotel.

Queremos que el turismo genere riquezas. Mucha se podría lograr, si enfocamos los tantos recursos económicos que se pierden en gastos innecesari­os, y se empodera a quienes están al frente de la Autoridad Nacional de Turismo. Iván Eskildsen es un administra­dor idóneo y capaz, pero está atado de manos ante los tantos que meten la mano en ese importante rubro de la administra­ción pública. Caso de Samir Gozaine, coordinado­r del turismo con otras entidades, y el vicepresid­ente Carrizo, encargado de la supervisió­n de ese sector. Lo más delicado, según me explican interesado­s, es que todo proyecto de inversión turística, tiene que pasar por el ojo revisor de José Alejandro Rojas Pardini, el flamante ministro para la Facilitaci­ón de las Inversione­s. Con esa estructura, difícilmen­te puede cuajar un buen proyecto, porque con tantos jefes, al final nadie termina mandando y, lo que se pretendía hacer, finaliza traspapela­do en el escritorio de alguna secretaria.

Cada provincia tiene su belleza y sus pobladores la conocen. Hacen falta mentes abiertas en quienes dirijan el Gobierno nacional para promover el turismo como han hecho, con tanto éxito, vecinos como Costa Rica y Guatemala. Panamá es una mina de oro por donde la mires. Solo la tenemos que aprovechar mejor. Nadie nos puede quitar que somos el “Puente del Mundo y Corazón del Universo”.

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