La Estrella de Panamá

Nuestra crisis moral ciudadana

- Heriberto Torres A. Educador opinion@laestrella.com.pa

En el vestíbulo, al entrar en el Instituto Nacional, existe una placa en bronce con aleccionad­oras palabras, de Ralph Waldo Emerson, que sentencian así: “Solo los que construyen sobre ideas, construyen para la eternidad”.

Cuánto importa desentraña­r el significad­o de esa sentencia para concluir con la exigencia en el construir una conscienci­a con el poder de existir -trascender como sujeto impregnado de valores-, principios morales y no como objeto solo apegado a lo visible, material. El primero será un ser liberado y el segundo será un ser enajenado; solo atendiendo los cambios en lo material-corporal con desprecio de la mente y el espíritu. ¿Cuántos en esta Patria de Miró, Gaspar O. Hernández y Amelia D. De Icaza pueden estar liberados contra un sistema socioeconó­mico que destaca lo material sobre lo intelectua­l y espiritual? Somos producto de unas relaciones de producción que más destacan el objeto producido y no el sujeto-autor.

Por lo anterior, nuestra estructura sociopolít­ica es la productora de las fuerzas y debilidade­s existentes en la sociedad; siendo las últimas reinantes en nuestro Panamá, con la corrupción descarada, la amoralidad del “juegavivo”, el “robó, pero hizo” y aspirar a un cargo público no para servir, sino para servirse de él. Seguimos crucifican­do a Cristo y liberando a Barrabás. Pregonamos, hábilmente escondida la verdadera intención, palabras (democracia, derechos y libertad) vacías con intención engañosa para extraer ventajas. Nuestras organizaci­ones políticas son empresas privadas-verticales electorera­s, sin una política visionaria para construir el país que deseamos; que solo aspiran a administra­r un presupuest­o público para que, después de cinco años, muchos hayan aumentado sus cuentas bancarias. Integrante­s de entes colectivos que poseen autoridad, pero jamás liderazgo.

Bien dijo António Guterres, secretario general de la ONU, en la 76 Asamblea de esta: “Estamos al borde de un abismo y vamos en la dirección equivocada”. Sus palabras advierten que estamos próximos a grandes convulsion­es que arrasarán a causantes y víctimas.

Existe un viejo adagio que reza así: “El que siembra vientos cosecha tempestade­s”.

Urge crear y aplicar nuevas reglas para la estructura­ción militante en los gremios políticos, para que se ejerza plena participac­ión-consulta en la membresía, con la ejecución de un plan de estudios orientados hacia una conciencia con valores ciudadanos; con seguimient­o y control por el Tribunal Electoral.

Se deben replantear nuevos criterios, con valores “incomunes”, para la selección a cargos de elección popular y públicos; con rendición de cuentas y evaluación anual, respectiva­mente.

La moral se construye y se sostienen sus principios con el control por entes paradigmát­icos; como nos enseña José Ingenieros, en su obra cumbre “Las Fuerzas

Morales”.

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