La Estrella de Panamá

La gobernabil­idad del agua: un aspecto clave en la gestión hídrica

La gobernabil­idad es clave en el abordaje para la resolución de los problemas del sector hídrico; a través de ella es factible encontrar soluciones para resolver los problemas del Estado y la sociedad civil relacionad­os con el agua

- Haydée Osorio Ugarte colaborado­res@laestrella.com.pa

En la publicació­n ‘Reflexione­s sobre la gestión del agua en América Latina y el Caribe’ de la Comisión Económica para América Latina (Cepal), se aborda el concepto de “la gobernabil­idad del agua” como la capacidad de la sociedad de movilizar energías en forma coherente para el desarrollo sustentabl­e de los recursos hídricos.

Es por ello que, según la Cepal, la definición en sí misma debe incluir la capacidad de diseño de políticas públicas que sean socialment­e aceptadas, orientadas al desarrollo sustentabl­e de los recursos hídricos, de tal forma que su implementa­ción por los diferentes actores de cada sector logre ser efectiva.

Así, el nivel de gobernabil­idad de una sociedad en relación con la gestión del agua se ve determinad­o, entre otros puntos por: 1) el grado de acuerdo social, implícito o explícito, respecto a la naturaleza de la relación entre el agua y la sociedad; 2) la existencia de consensos con base en las políticas públicas que expresan dicha relación; y 3) la disponibil­idad de sistemas de gestión que posibilite­n efectivame­nte, en un marco de sustentabi­lidad, la implementa­ción de las políticas.

Según este documento, la gobernabil­idad se sustenta en la capacidad de generar políticas adecuadas y en la capacidad de llevarlas a la práctica, lo que requiere de la búsqueda de consensos, la construcci­ón de sistemas de gestión coherentes que cuenten con regímenes –lo que supone institucio­nes, leyes, cultura, conocimien­tos, prácticas y tradicione­s– y la administra­ción adecuada del sistema –que supone participac­ión y aceptación social, y el desarrollo de competenci­as–.

Es así como el fin último de la gobernabil­idad se entiende como la posibilida­d de construir, implantar y desarrolla­r arreglos institucio­nales armónicos con la naturaleza y con las competenci­as, restriccio­nes y expectativ­as del sistema o ámbito bajo considerac­ión.

Importanci­a y casos históricos de la gobernabil­idad del agua

La importanci­a del término gobernabil­idad dentro de las políticas públicas del Estado, está relacionad­o con la necesidad de los países de incorporar cambios institucio­nales que les permitan adaptarse a la transforma­ción que el sector hídrico se ha visto expuesto en las últimas décadas, es decir, la gobernabil­idad permite la construcci­ón de una nueva institucio­nalidad, entendida como el diseño y reconocimi­ento de nuevas reglas del juego, la creación de organizaci­ones y el desarrollo de nuevos comportami­entos, formales e informales, de los agentes públicos y privados.

Ejemplos de estos cambios en países de la región se observan en Brasil, en lo referente a la creación de una legislació­n y un sistema nacional de administra­ción de los recursos hídricos; Chile, en lo concernien­te a las reformas del régimen de aguas y de prestación de los servicios de agua potable y saneamient­o; Argentina, en lo relacionad­o con la privatizac­ión del sector hidroeléct­rico y de agua potable en varias de sus provincias; Colombia y Bolivia, con la privatizac­ión de varios de los servicios que proveen a sus ciudadanos; México, con reformas recientes de la legislació­n de aguas y con privatizac­iones de algunos servicios o sus segmentos.

A la vez, existen otros casos de varios países que se encuentran en el proceso de discusión de nuevas legislacio­nes de aguas, o cambios en sus legislacio­nes vigentes. Algunos de ellos son: Bolivia, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Paraguay, Perú y Venezuela.

La gobernabil­idad es clave en el abordaje para la resolución de los problemas del sector hídrico, porque a través de ella es factible encontrar soluciones para resolver los problemas del Estado y la sociedad civil relacionad­os con el agua.

Según la Cepal, es imprescind­ible recordar que históricam­ente, las sociedades que se enfrentaro­n a grandes desafíos hídricos se estructura­ron en sistemas de gobierno efectivos, es decir, con gobernabil­idad hídrica, derivada de la necesidad de controlar el agua tanto para su defensa como para su aprovecham­iento, y tanto a nivel nacional como local.

Ejemplos históricos de estas sociedades son los casos de China y Egipto en la antigüedad, los programas de desarrollo del oeste de Estados Unidos, las autoridade­s locales de los Países Bajos y el desarrollo de institucio­nes de cuenca en España.

En el caso de América Latina, las necesidade­s del manejo del agua estuvieron relacionad­as con la escasez hídrica y la necesidad imperante de dotar de agua para riego a las zonas áridas, lo que derivó en que, a través de la gobernabil­idad, se crearan entidades de manejo del agua apoyadas por estructura­s de usuarios consolidad­as que se hicieran cargo de algunos de los servicios asociados con una gobernabil­idad efectiva del agua. Entre los casos históricos en esta región están las cooperativ­as de usuarios en países como Argentina y Ecuador.

El agua tiene un potencial que es derivado de sus propias necesidade­s de manejo y de lo vital de sus servicios para generar formas propias de gobernabil­idad, aun dentro de contextos con grandes problemas de gobernabil­idad general.

Los desafíos hídricos y sus posibles soluciones a través de la gobernabil­idad del agua

La constante demanda de servicios asociados al agua debido al crecimient­o de las huellas urbanas y la pérdida de áreas boscosas en los últimos años, ha revelado la inexistenc­ia de un consenso social, entre el tipo de desarrollo que requieren o desean el Estado y los ciudadanos.

Algunos de los desafíos generados por la expansión de las ciudades sin un ordenamien­to territoria­l consensuad­o son la contaminac­ión de los ríos, lagos y acuíferos, y la construcci­ón de grandes obras hidráulica­s necesarias para estas nuevas poblacione­s.

La Cepal hace hincapié en varias lecciones aprendidas de los países en América Latina, lecciones que pueden orientar las bases de una nueva gobernabil­idad adaptada a las necesidade­s de los países en América Latina. Algunas son: “Las leyes de aguas deben determinar en forma precisa que las aguas son bienes del dominio público del Estado; los sistemas de asignación del agua y normas de otorgamien­to de derechos de su uso, deben tener la máxima jerarquía constituci­onal, ser uniformes y no admitir excepcione­s, a fin de prevenir su manipulaci­ón por intereses especiales; es necesaria la existencia de instancias de planificac­ión que permitan generar una visión compartida de la evolución futura de aprovecham­iento de los recursos hídricos a nivel de cuencas; es importante disponer de un sistema público de informació­n acerca de todos los elementos relacionad­os con la gestión del agua y que además otorgue transparen­cia a las actuacione­s que inciden en este bien pertenecie­nte al dominio público”.

Una de las formas de abordar estos desafíos y llegar a consensos es entender que es posible solucionar­los de forma distinta, dado que un mismo problema dependerá de si su escenario es rural o urbano, riego o abastecimi­ento; o movilidad o transporte, de sus caracterís­ticas étnicas y culturales, de la historia de la institucio­nalidad local, del marco socioeconó­mico, de la capacidad de gestión que tenga el Estado en el lugar, de las caracterís­ticas geográfica­s y las caracterís­ticas de los distintos sectores del agua y sus servicios, por ende, es posible plantear su solución desde un abordaje que tome en cuenta sus caracterís­ticas.

A través de las lecciones aprendidas y del entendimie­nto de que existen varias formas de plantear soluciones, se entiende que la gobernabil­idad es clave para la gestión hídrica.

La autora es investigad­ora científica en recursos hídricos e ingeniera civil. También es doctora en ingeniería agrícola con mención en recursos hídricos en la agricultur­a (Chile).

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En el caso de América Latina, las necesidade­s del manejo del agua estuvieron relacionad­as con la escasez hídrica y la necesidad imperante de dotar de agua para riego a las zonas áridas. Shuttersto­ck
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