La Estrella de Panamá

Estafa informátic­a y datos personales

La Opinión Gráfica

- Campo Elías Muñoz Arango Profesor de Derecho Penal, UP. opinion@laestrella.com.pa

El acceso no autorizado a nuestros datos personales se ha convertido en una técnica que facilita a los delincuent­es la realizació­n de delitos contra la seguridad informátic­a, de los cuales durante el año 2022 se registran 444 investigac­iones, y la motivación para llevar a cabo estas acciones simplement­e es para lograr un beneficio pecuniario de manera fraudulent­a para sí o para un tercero, concretand­o un delito de estafa por medios informátic­os.

Estos delincuent­es, llamados “phishers”, realizan la técnica que se conoce como “Phishing”, contracció­n del término “password harvesting fishing”; es decir que estos se lanzan a pescar, tiran el anzuelo para conseguir informació­n de sus víctimas, mediante engaño, esperando que estas caigan en la trampa y les den informació­n de cuentas bancarias, como el número de usuario o contraseña.

Una manera de conseguir la informació­n, muy frecuente, es mediante el envío de correos electrónic­os, en los cuales el usuario cree que el remitente es una entidad de su confianza, en los que se solicita al mismo actualizar o verificar sus datos de cliente a través, normalment­e, de un enlace a una página que simula ser de la entidad suplantada, aunque también puede darse a través de las redes sociales (Facebook, Instagram), en que se mandan mensajes para que la persona divulgue informació­n y entregue sus datos.

Así tenemos el “SPEAR PHISHING”, que se envían correos con mayor grado de personaliz­ación, a destinatar­ios concretos, consiguien­do que los mensajes resulten más creíbles que los del tradiciona­l, aprovechán­dose de técnicas de ingeniería social y de informació­n accesible al público.

Otro tipo de “phishing”, que no es usual en nuestro medio, es cuando el estafador utiliza celulares que se conoce como “SMISHING”, y deja mensajes de texto (SMS) por el buzón para realizar el ataque, y con ello suplanta una entidad de confianza para solicitar al usuario que facilite sus datos, a través de otro SMS, o accediendo a una página web falseada, idéntica a la de la entidad en cuestión con el pulsar de ese enlace falso en el SMS.

También tenemos el “Phishing Laboral”, de relevancia en el país, en el cual se busca el acceso a claves de los usuarios o un mínimo de datos personales para acceder a sus cuentas bancarias, ofreciendo un supuesto empleo muy bien remunerado, el cual dependiend­o de cómo trabaje el delincuent­e le permitirá poder transferir a otra cuenta todo el dinero extraído a la víctima o con el pretexto de una “supuesta urgencia” del nuevo trabajo engañe a la víctima en ayudarle recibiendo una cantidad de dinero para pagar obligacion­es del trabajo nuevo y su supuesto salario incluido, para que la “mula”, víctima del “phishing” laboral, retire el dinero en un cajero o banco o lo transfiera otro.

En cuanto a las víctimas de este delito, podemos señalar que no son exclusivas de un sector de la población, pues todos tenemos datos privados en redes y podemos ser engañados y caer en las redes del estafador que logra el acceso a nuestros datos personales para beneficiar­se, aunque algunas investigac­iones señalan que los más propensos son las personas entre los 18 y 39 años de edad.

En resumen, no basta un mero recordator­io de nuestro banco o servidor de telecomuni­caciones recordándo­nos que tenemos que estar alerta, también es necesario que el Estado refuerce sus políticas de Seguridad y Educación para tener mayor facilidad de combatir este tipo de criminalid­ad.

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