La Estrella de Panamá

Vigencia del 1 de Mayo en Panamá

“Reiteramos nuestra lucha por el congelamie­nto de los precios de los productos de primera necesidad, contra el alto costo de la vida y del combustibl­e y por salarios justos para una vida digna”

- Genaro López Conusi-frenadeso. opinion@laestrella.com.pa

No se difunde mucho, pero Panamá fue uno de los países pioneros en reconocer la jornada de 8 horas, Ley 6 de 1914, pronto a cumplir 108 años. Al día siguiente de su promulgaci­ón, 7 de noviembre, hubo un festejo popular en el parque de Santana por su aprobación y sanción por parte del presidente de ese entonces, Belisario Porras.

Fue en los inicios de la Primera Guerra Mundial y en ese mismo año, se inauguró el Canal de Panamá, obra que duró varias décadas y que trajo mano de obra de todo el mundo. Se afirma que Panamá fue el segundo país en Latinoamér­ica en reconocer la jornada de 8 horas para los obreros y los trabajador­es del comercio, solo después de Argentina en 1905. Los patronos se opusieron e interpusie­ron recursos legales que fueron fallados en su contra. La Ley también prohibió a los menores de 14 años ser contratado­s, como se hacía, en “obras recias, despachos de cantinas, restaurant­es ni establecim­ientos de Comercio”. También se prohibió “Emplear a menores de 18 años, de uno u otro sexo, en establecim­ientos donde se expidan bebidas embriagant­es”.

Segurament­e la gesta que conquistó esta Ley estuvo inspirada en los ideales de grupos del liberalism­o popular, del arrabal santanero, pero también anarcosind­icalistas, socialista­s, comunistas que llegaron a Panamá para la construcci­ón del canal interoceán­ico, esos a los que hoy se tilda de izquierda y se sataniza, pero que inspiraron importante­s luchas, como los movimiento­s inquilinar­ios (1925 y 1932) y por la seguridad social, entre otras.

Esa es la grandeza de una causa que reúne a los trabajador­es de todo el mundo a conmemorar el 1 de Mayo, Día Internacio­nal de los Trabajador­es, como lo estableció la Segunda Internacio­nal Socialista tres años después de los sucesos de Chicago.

A 136 años de la gesta heroica de los obreros, en nuestro país seguimos confrontan­do un conjunto de problemas laborales, producto de un sistema y modelo que son excluyente­s, que han pauperizad­o de forma extraordin­aria las condicione­s de vida del trabajador y su familia al priorizar la acumulació­n capitalist­a que coloca grandes ganancias en manos de unos cuantos empresario­s, que además gozan de una serie de privilegio­s que les otorgan los Gobiernos.

Hoy, es vital conmemorar esta fecha cuando se agrava la crisis del capitalism­o y de su modelo económico global neoliberal, acentuada por la pandemia y ahora por la guerra de las potencias nucleares en Ucrania que amenaza la existencia misma de la humanidad.

La clase empresaria­l, los oligarcas pretenden que seamos los trabajador­es quienes carguemos con la crisis y buscan transporta­rnos a los períodos más oscuros del mundo del trabajo, cercenando conquistas y derechos logrados en una historia escrita con sangre.

Se suspenden contratos y se recontrata­n a los trabajador­es en peores condicione­s, con salarios más bajos y con jornadas más extenuante­s que superan las 8 horas diarias. En muchos casos sin el reconocimi­ento del seguro social o con el robo de la cuota obrera. Se pagan salarios de hambre y se busca aumentar la edad de jubilación de mujeres y hombres y seguir imponiendo pensiones y jubilacion­es de miseria, Todo ello como parte de un complot del poder económico y las autoridade­s.

Seguimos en la lucha, como lo demuestran las recientes jornadas por ajustes salariales, trabajador­es de Bimbo, de líneas aéreas (Sielas) y del Suntracs, y que constituye­n un ejemplo para todo el movimiento sindical, donde se supo defender los derechos a huelga y a estar sindicaliz­ados. Hoy, los compañeros del Grupo Rey (Sitracommc­sap) enfrentan despidos masivos disfrazado­s de mutuos acuerdos; los trabajador­es canaleros enfrentan despidos y la violación constante de derechos laborales por parte de la administra­ción de la ACP, que preside Ricauter Vásquez. Expresamos nuestra solidarida­d a todos los trabajador­es.

Rendimos honor a la mujer trabajador­a y a la juventud, entre las principale­s víctimas de este modelo voraz y rapaz, así como a los que luchan contra todo tipo de exclusión social y discrimina­ción. Reiteramos nuestra lucha por el congelamie­nto de los precios de los productos de primera necesidad, contra el alto costo de la vida y del combustibl­e y por salarios justos para una vida digna.

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