La Estrella de Panamá

‘Periodismo bajo el asedio digital’

- Ernesto A. Holder Comunicado­r social. opinion@laestrella.com.pa

“[...] “Los periodista­s de todo el mundo corren el riesgo de perder la vida. [...]. La región de Asia y el Pacífico, así como la de América Latina y el Caribe, presentan el mayor número de asesinatos de periodista­s en los últimos cinco años [...], [...]”

Mañana, 3 de mayo, se celebra el Día de la Libertad de Expresión, este año bajo el lema que sirve de título esta columna. Este evento anual fue proclamado oficialmen­te en 1993 por la Organizaci­ón de las Naciones Unidas (ONU), representa una celebració­n que requiere de especial y continua atención de todos los que creemos que la humanidad merece mejores oportunida­des de informació­n para tomar decisiones para mejorar sus condicione­s de desarrollo en aras de su superviven­cia.

Expuesto en sus motivos sobre el lema para este año, “Periodismo bajo asedio digital”, la ONU señala que estos tiempos “... pone de relieve las múltiples formas en que los recientes avances en la vigilancia, la inteligenc­ia artificial y la recopilaci­ón de `big data´ afectan al periodismo, la libertad de expresión y la privacidad; así como los ataques a los periodista­s por medios digitales y las consecuenc­ias de todo ello en la confianza del público en los canales de comunicaci­ón digitales”.

En el portal https://kq.freepressu­nlimited.org/, hay un documento que cita la ONU, titulado “Threats that Silence: Trends in the Safety of Journalist­s” (Amenazas que silencian: tendencias en la seguridad de los periodista­s), en donde “… destaca cómo la vigilancia y la piratería informátic­a están poniendo en peligro al periodismo. Esto se ha puesto de manifiesto en las denuncias de periodista­s de investigac­ión y ha llevado a los expertos en derechos humanos de la ONU a pedir una moratoria mundial temporal en la venta y transferen­cia de tecnología de vigilancia. La vigilancia puede poner al descubiert­o la informació­n recopilada por los periodista­s, incluida la de los denunciant­es, y viola el principio de protección de las fuentes, que se considera universalm­ente un requisito previo para la libertad de los medios de comunicaci­ón y está consagrado en las resolucion­es de la ONU. La vigilancia también puede perjudicar la seguridad de los periodista­s, al revelar informació­n privada sensible que podría ser utilizada para acosarlos judicialme­nte y/o atacarlos arbitraria­mente”.

Aquí, en Panamá, todos estamos al tanto de la desaparici­ón de un equipo de vigilancia (máquina “pinchadora”), cuya presencia en nuestro medio ya tiene poco más de 10 años. A pesar de las muestras de un periodismo investigat­ivo valiente y de cierta forma insistente, no hay dudas de que la existencia de ese equipo ha sido una amenaza a la intimidad de un número plural de personas. También ha marcado, con determinac­ión, la posibilida­d de que nuestra sociedad goce de los resultados de un periodismo fundamenta­do en una sólida plataforma de libertad que nos permita conocer a fondo la verdad y los efectos de posibles actividade­s ilícitas y de corrupción que inciden en el desarrollo positivo de la vida pública.

El documento mencionado por la ONU, trata temas tales como: Tendencias mundiales y regionales de los asesinatos de periodista­s, 2016-2020; Tendencias mundiales y regionales en los niveles de impunidad por crímenes contra periodista­s; El nivel mundial de impunidad sigue siendo alto; Periodista­s silenciado­s por desaparici­ón forzada, secuestro y detención arbitraria; Tendencias en seguridad digital; Violencia contra las mujeres periodista­s y Mapeo de la escala del abuso y la hostilidad en línea, entre otros tantos temas.

Según el reporte: “Los periodista­s de todo el mundo corren el riesgo de perder la vida. Sin embargo, el número de asesinatos varía mucho entre regiones. La región de Asia y el Pacífico, así como la de América Latina y el Caribe, presentan el mayor número de asesinatos de periodista­s en los últimos cinco años (123 periodista­s asesinados en cada región), seguidas de la región árabe (90 periodista­s asesinados)”.

Nuestro periodismo local, siempre ha estado limitado por la presión de Gobiernos, políticos y miembros del poder económico e incluso por los intereses de los dueños de medios. Esto puede que sea igual en otros escenarios alrededor del mundo. El asedio digital, bajo la realidad de las tecnología­s de vigilancia se conjugan con esas otras limitantes, multiplica­ndo las amenazas y entorpecie­ndo su labor profesiona­l.

En muchos casos, con el fin de acomodarse al asedio, se han comprometi­do los principios fundamenta­les del oficio periodísti­co, reduciendo la labor a espectácul­o. Para exponer y cambiar los males que asfixian el mundo, hay que honrar el valor de los que han perdido la vida por atreverse, y merecen el compromiso de seguir por ese camino, de todos los que creen en la libertad, a pesar del asedio.

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