‘Periodismo bajo el asedio digital’
“[...] “Los periodistas de todo el mundo corren el riesgo de perder la vida. [...]. La región de Asia y el Pacífico, así como la de América Latina y el Caribe, presentan el mayor número de asesinatos de periodistas en los últimos cinco años [...], [...]”
Mañana, 3 de mayo, se celebra el Día de la Libertad de Expresión, este año bajo el lema que sirve de título esta columna. Este evento anual fue proclamado oficialmente en 1993 por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), representa una celebración que requiere de especial y continua atención de todos los que creemos que la humanidad merece mejores oportunidades de información para tomar decisiones para mejorar sus condiciones de desarrollo en aras de su supervivencia.
Expuesto en sus motivos sobre el lema para este año, “Periodismo bajo asedio digital”, la ONU señala que estos tiempos “... pone de relieve las múltiples formas en que los recientes avances en la vigilancia, la inteligencia artificial y la recopilación de `big data´ afectan al periodismo, la libertad de expresión y la privacidad; así como los ataques a los periodistas por medios digitales y las consecuencias de todo ello en la confianza del público en los canales de comunicación digitales”.
En el portal https://kq.freepressunlimited.org/, hay un documento que cita la ONU, titulado “Threats that Silence: Trends in the Safety of Journalists” (Amenazas que silencian: tendencias en la seguridad de los periodistas), en donde “… destaca cómo la vigilancia y la piratería informática están poniendo en peligro al periodismo. Esto se ha puesto de manifiesto en las denuncias de periodistas de investigación y ha llevado a los expertos en derechos humanos de la ONU a pedir una moratoria mundial temporal en la venta y transferencia de tecnología de vigilancia. La vigilancia puede poner al descubierto la información recopilada por los periodistas, incluida la de los denunciantes, y viola el principio de protección de las fuentes, que se considera universalmente un requisito previo para la libertad de los medios de comunicación y está consagrado en las resoluciones de la ONU. La vigilancia también puede perjudicar la seguridad de los periodistas, al revelar información privada sensible que podría ser utilizada para acosarlos judicialmente y/o atacarlos arbitrariamente”.
Aquí, en Panamá, todos estamos al tanto de la desaparición de un equipo de vigilancia (máquina “pinchadora”), cuya presencia en nuestro medio ya tiene poco más de 10 años. A pesar de las muestras de un periodismo investigativo valiente y de cierta forma insistente, no hay dudas de que la existencia de ese equipo ha sido una amenaza a la intimidad de un número plural de personas. También ha marcado, con determinación, la posibilidad de que nuestra sociedad goce de los resultados de un periodismo fundamentado en una sólida plataforma de libertad que nos permita conocer a fondo la verdad y los efectos de posibles actividades ilícitas y de corrupción que inciden en el desarrollo positivo de la vida pública.
El documento mencionado por la ONU, trata temas tales como: Tendencias mundiales y regionales de los asesinatos de periodistas, 2016-2020; Tendencias mundiales y regionales en los niveles de impunidad por crímenes contra periodistas; El nivel mundial de impunidad sigue siendo alto; Periodistas silenciados por desaparición forzada, secuestro y detención arbitraria; Tendencias en seguridad digital; Violencia contra las mujeres periodistas y Mapeo de la escala del abuso y la hostilidad en línea, entre otros tantos temas.
Según el reporte: “Los periodistas de todo el mundo corren el riesgo de perder la vida. Sin embargo, el número de asesinatos varía mucho entre regiones. La región de Asia y el Pacífico, así como la de América Latina y el Caribe, presentan el mayor número de asesinatos de periodistas en los últimos cinco años (123 periodistas asesinados en cada región), seguidas de la región árabe (90 periodistas asesinados)”.
Nuestro periodismo local, siempre ha estado limitado por la presión de Gobiernos, políticos y miembros del poder económico e incluso por los intereses de los dueños de medios. Esto puede que sea igual en otros escenarios alrededor del mundo. El asedio digital, bajo la realidad de las tecnologías de vigilancia se conjugan con esas otras limitantes, multiplicando las amenazas y entorpeciendo su labor profesional.
En muchos casos, con el fin de acomodarse al asedio, se han comprometido los principios fundamentales del oficio periodístico, reduciendo la labor a espectáculo. Para exponer y cambiar los males que asfixian el mundo, hay que honrar el valor de los que han perdido la vida por atreverse, y merecen el compromiso de seguir por ese camino, de todos los que creen en la libertad, a pesar del asedio.