‘El gran miedo a América Latina’
“[…] el fraude electoral no se produce el día de las elecciones, se van creando las condiciones para que a los puestos de elección popular lleguen los que no deben llegar [...]”
Este es el título de una obra de geopolítica, cuya tesis central era que debíamos integrarnos en América Latina, para enfrentar el reto de las grandes naciones, que tenían interés en atomizarnos para poder subordinarnos, como en efecto esa política se dio y el gran sueño de Simón Bolívar de crear una gran nación se esfumó, a tal punto, que se crearon países pequeños, para debilitar el potencial que tendría América Latina unida.
Si la historia es la madre de los hechos, pareciera que en Panamá estamos haciendo lo contrario a los derroteros que nos marca el destino, cada vez estamos reduciéndonos más con nuevas divisiones políticas, que colisionan contra el concepto de comunidad, estamos fraccionando territorios, que comparten un entorno cultural, tienen sus valores, hablan el mismo idioma y han contado con una forma de gobierno.
La creación de nuevos corregimientos, bajo el pretexto de crear nuevas condiciones para el desarrollo de los mismos, no tiene asidero cuando el Gobierno tiene los mecanismos de políticas públicas para hacer llegar los recursos donde se necesiten. Agregar una nueva estructura gubernamental, con representantes, junta comunal, jueces de paz, no es la solución a los problemas de las comunidades, habida cuenta de que se invierte en una burocracia que, a nuestro juicio, no aporta ningún valor agregado y cuyos recursos deberían emplearse para crear condiciones de desarrollo.
Como vamos, nuestro vecino dejará de serlo, porque, de la noche a la mañana, no vivimos en el mismo corregimiento. Perdemos el sentido de pertenencia de la tierra que nos vio nacer, ya no seremos del corregimiento de “Calle Arriba”, por una decisión aupada por políticos a quienes les interesa mantener el clientelismo político, ahora seremos del corregimiento de “Calle Abajo”.
Si revisamos la historia, nos daremos cuenta de que los corregimientos tenían límites naturales, los corregimientos de Río Grande y El Caño, uno de sus límites es el río Grande; y, a lo largo y ancho de la carretera Interamericana, podemos ver este tipo de límites naturales, como también se observan en la ciudad de Panamá, en los puentes donde están marcados los hitos que separan a un corregimiento de otro.
Cuando las tendencias modernas nos están diciendo que debemos fusionarnos para hacernos más fuertes y que podamos sumar competencias, para fortalecer nuestras organizaciones, en la administración pública hacemos lo contrario. Estamos creando nuevos corregimientos, que se traducen en una burocracia que demanda nuevos salarios, en asignación de recursos que son limitados y que bien podrían ser utilizados para resolver problemas sociales de nuestras comunidades.
Estamos viendo que, cuando la correlación de fuerzas un político percibe que no le favorece en una comunidad, sencillamente, a través de la creación de nuevos corregimientos, logra que esa comunidad deje de formar parte de la circunscripción de sus electores, y esta es la forma de mantenerse en el poder, y esto lo logra a través del clientelismo político, manteniendo una lealtad incondicional de quienes son favorecidos con recursos del Estado y basta que miremos quiénes forman parte de la planilla estatal, las juntas circuitales, y aquellos que tienen prioridad para beneficiarse de los programas sociales del Estado.
No hay que hacer grandes esfuerzos para conocer a los políticos que han estado detrás de la creación de nuevos corregimientos. Se deja traslucir a quién beneficia, en la agenda de la Asamblea estos proyectos han ocupado los primeros lugares, en detrimento de proyectos sociales que son de interés general y se han convertido en leyes, creando las condiciones para que se perpetúen en el poder. Una voz autorizada en estos temas, nos decía que el fraude electoral no se produce el día de las elecciones, se van creando las condiciones para que a los puestos de elección popular lleguen los que no deben llegar y luego, una vez logren ese objetivo, su misión, en primera instancia, es mantenerse en el poder, a cualquier costo.