Cuentas o cuentos?... una opinión
Según los promotores, el proyecto de ley 625, sobre extinción de dominio, “es una herramienta fundamental en el combate a delitos como el narcotráfico y el blanqueo de capitales”. Bastaría enumerar los problemas más preocupantes de nuestra sociedad, para percatarnos que ni uno ni otro aparecerán en dicha lista.
No obstante, tratarse de actividades delictivas, que ameritan persecución y castigo; la narrativa oficial del combate al narcotráfico es un pésimo cuento, primero, porque en el contexto del libre mercado, la oferta y la demanda son interdependientes; mientras exista demanda habrá oferta; y nosotros, ni remotamente, somos la sociedad con el mayor consumo de estupefacientes y ni hablar de producción; por tanto, cabe preguntarnos: ¿Será que, en EU, los programas de prevención, dirigidos a reducir el consumo, han fracasado?.
Ahora bien, si el propósito fuera controlar la producción, deben buscar en otras latitudes; como Sudamérica, por ejemplo; donde incluso cuentan con un número plural de bases militares, que podrían derivar recursos hacia esa prioridad.
Además, en Panamá y probablemente en la región, no se fabrican los químicos que se utilizan para convertir la materia prima en el producto terminado; esos agentes precursores provienen de los países industrializados; de aquí que, lo racional es que controlen la producción, comercialización y destino final de dichos químicos?.
En Panamá tampoco se fabrican armas; como para suplir al narcotráfico; por eso, son los países desarrollados los que deben establecer las regulaciones necesarias para controlar su comercialización.
Y finalmente, sería, por demás absurdo, creer que, tanto las drogas, listas para consumo, como las incalculables sumas de dinero generadas ingresen a esa u otras jurisdicciones y se distribuyan solas, o sea, sin la participación de mano humana. De modo que es ridículo insistir en convencernos de que los grandes narcotraficantes solo provienen de nuestra región, los cuales, sistemáticamente, los medios masivos de prensa, presentan como monstruos despiadados.
Otro tanto ocurre con el blanqueo de capitales; el capital financiero no toca baranda y a todo aquel que intente abrir una cuenta u obtener un préstamo, le exigen copias notariadas de las actas de matrimonio de los abuelos, paternos y maternos, las huellas dactilares de manos y pies y el código QR, para iniciar el trámite.
La “pandemia”, que fue planificada, les sirvió a los estrategas y cómplices para imponer medidas restrictivas e implementar políticas económicas y de atención sanitaria, totalmente ajenas a la salud pública; utilizando toda la maquinaria estatal para desconocer derechos fundamentales, y como la propagación del pánico y el autoritarismo les sirvió, ahora, con el argumento de “cepas infernales”, pretenden convencernos de que, por el bien de todos, debemos renunciar a derechos consustanciales a la dignidad humana; cuando lo que, en realidad persiguen es el control total y permanente de las poblaciones a través de una autoridad central.
De no advertir la trama fascista y genocida y actuar en consecuencia, poniéndole un alto definitivo al fraude, pero sobre todo, exigiendo rendición de cuentas por el daño inferido, seguirán los cuentos, entretanto continúan avanzando con la agenda transhumanista… Que incluye la cédula digital, el censo hurgador y violatorio de legítimos derechos ciudadanos, que son solo el inicio de la transición social hacia el rebaño. ¿Lo consentiremos?. ¿Usted qué opina?