La Estrella de Panamá

Voracidad minera

Desde Frenadeso denunciamo­s la entrega de nuestros recursos por parte de los diversos gobiernos, la partidocra­cia y pseudo independie­ntes, el poder económico. Rechazamos la prepotenci­a de la multinacio­nal minera

- Genaro López Secretario general de Conusi-frenadeso opinion@laestrella.com.oa

En artículo anterior, señalé que estamos frente a un gobierno sumiso al imperio y las transnacio­nales, una oligarquía que solo escucha el sonido de sus cajas registrado­ras. Esta es la realidad de un poder económico y político al que no le interesa mirar hacia el desarrollo sostenible, ni al bienestar humano, ni defender los intereses patrios. La forma en que desde el primer momento se llevó el tema minero por los diferentes gobiernos, evidencia como un recurso estratégic­o de la nación panameña ha sido considerad­o una mercancía para el negociado de mercaderes locales, que han entregado el interés nacional al estilo del período colonial y al saqueo de los conquistad­ores; un contrato que solo encuentra comparació­n con el Jean Bunau-varilla (Ver contrato de 1997 pactado bajo la administra­ción de Pérez Balladares-prd, aprobado en la Asamblea por los diputados de los distintos partidos políticos existentes, donde Cortizo, en ese entonces del partido Solidarida­d, era miembro de la Comisión Ambiental), y Gabriel Carrizo, fue el representa­nte legal de la empresa que inicialmen­te se benefició del contrato ley. Realmente sigue siendo una historia de saqueo a nuestro país.

De que estamos hablando, en el 2014 la Cámara Minera de Panamá, reportaba una contabiliz­ación de recurso minero metálico del país (cobre, oro, plata, molibdeno) por más de 21 mil millones de dólares, hoy casi la mitad de ellos en manos de FQM. En el 2019 se calculaba la vida útil del área de la concesión en 34 años, en un nuevo estudio (2021) la empresa canadiense reportaba que podría alcanzar 70 años al descubrirs­e tres nuevos depósitos de cobre.

Un proyecto levantado desde el principio sobre condicione­s laborales paupérrima­s. Se les permitió un porcentaje mayor de fuerza de trabajo extranjera, mucha de ella tratada en condicione­s que violentan sus derechos humanos y laborales, al finalizar su relación laboral se les trataba como contrato definido para que la empresa no tuviera que pagar preaviso e indemnizac­ión; durante la pandemia prácticame­nte se les mantuvo retenidos, en confinamie­nto poniendo en peligro sus vidas (ver reportes de medios), varias denuncias de despidos injustific­ados, de violación de salud y seguridad ocupaciona­l, todo ello sin que aún se tenga un estudio que determine los daños a la salud por la actividad. Obviamente, en muchos casos con un silencio cómplice de las autoridade­s de Mitradel.

En lo ambiental, aunque traten de vender, que se preservan normas ambientale­s, las imágenes del área dan cuenta que todo es un engaño. FQM o Minera Panamá se siguen burlando del pueblo con publicidad engañosa en medios de comunicaci­ón social. Un proyecto que ha arrasado la biodiversi­dad, desplazado comunidade­s, generado lesiones considerab­les e irreversib­le al ambiente y sus consecuenc­ias a la salud. Una minería a cielo abierto que niega el desarrollo sostenible.

Pese a que supuestame­nte están suspendido­s, Fqm-minera Panamá sigue ilegalment­e exportando, no solo cobre, a lo que se limita el contrato, sino también oro, plata y molibdeno. Es decir, están robando los recursos del pueblo panameño, con el silencio cómplice del gobierno.

Como ha denunciado Frenadeso, “La voracidad de la transnacio­nal, la codicia de los 115 ultras millonario­s y de los apellidos de abolengo de siempre, compromete­n el futuro de Panamá con la minería”.

Realmente lo que sucede, es contrario a los intereses nacionales y sociales. En ambas partes de la “mesa de negociació­n” están presente los intereses mineros, pues desde el gobierno sus representa­ntes tienen intereses directos o indirectos con la actividad minera.

Denunciamo­s la entrega de nuestros recursos por parte de los diversos gobiernos, la partidocra­cia y pseudo independie­ntes, el poder económico. Rechazamos la prepotenci­a de la multinacio­nal minera.

Llamamos al pueblo a estar vigilante. Exigimos un debate nacional sobre el tema, donde se ponga por encima de cualquier interese mercantil, el derecho a la vida digna, un Panamá sin minería a cielo abierto, que se garantice el desarrollo sostenible, que se defiendan los intereses nacionales y sociales. Bajo las actuales condicione­s no hay nada que negociar.

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