La Estrella de Panamá

¿Por qué arriesgar el pan de cien mil panameños?

“Con la pistola del Gobierno en frente, la empresa reaccionó manifestan­do que igualmente está dispuesta a lograr un acuerdo amigable. Pero ella también juega duro, pues puso en marcha el arbitraje que le permite su contrato [...]”

- Aram Cisneros Naylor Consultor opinion@laestrella.com.pa

En un conflicto cada quien tiene derecho a su propia opinión. Esta es formada por su conocimien­to, valores e intereses personales. Por otro lado, los hechos no admiten opiniones, porque son verificabl­es y objetivos.

Es un hecho que Minera Panamá (cuya dueña es First Quantum) genera 6000 empleos directos y 34 000 indirectos. Esta realidad impacta el bienestar de 100 mil personas, al sumar colaborado­res, proveedore­s y los familiares de ambos. Son muchísimas personas que mejoran su nivel de vida gracias a esta industria, que hoy está en riesgo, debido a un conflicto.

Es oportuno mencionar que 500 años antes de Cristo, nació Sun Tzu en China. Fue militar y autor de “El arte de la guerra”, referencia obligatori­a para sus colegas de armas y para los interesado­s en aprender sobre negociacio­nes que eviten la violencia. Dijo: “La excelencia suprema consiste en romper la resistenci­a del enemigo sin luchar”. Concuerdo. Es sensato lograr acuerdos rápidos y amigables, en lugar del desgaste amargo de guerras largas.

En este artículo, con Sun Tzu como guía, comentaré sobre aspectos económicos de las diferencia­s entre el Gobierno y Minera Panamá. Antes, aprovecho para invitar, a quienes tengan suficiente paciencia y curiosidad, a aprender el aspecto legal del tema (no es mi área), expuesto muy bien el 26 de diciembre por Juan Ramón Vallarino en su cuenta de Twitter: @JRVJ71. Lo recomiendo.

Ahora, a lo nuestro. Un informe reciente de Domingo Latorraca, socio de la firma Elemente (especializ­ada en análisis e investigac­ión), señaló el hecho de que Minera Panamá representa el 7 % de nuestro PIB.

Es una cifra colosal, si valoramos que es el logro de una sola empresa y que nuestro PIB, históricam­ente, ha sido dominado por el sector servicios, no por el sector industrial. En artículos anteriores mencioné que ese dominio explica que la zona interoceán­ica entre Panamá y Colón concentre la riqueza, mientras que el resto del país se las ve a gatas.

Minera Panamá, además, representa el 77 % de las exportacio­nes del país. Para comprender la magnitud de este hecho, sepa usted que el banano, la teca, la chatarra y el aceite de palma son los otros productos estrella que exportamos. ¡Los cuatro juntos constituye­n apenas un escuálido 4.6 % de nuestra oferta!

Como consecuenc­ia del conflicto que mencioné en el segundo párrafo, el Gobierno decidió presionar. ¿Cómo? Aunque indica que todavía quiere lograr un acuerdo amigable, desarrolla las conversaci­ones mientras apunta a Minera Panamá con una pistola y dos balas. La primera es la orden de suspensión de las actividade­s comerciale­s. La segunda -consecuenc­ia de la primera- es el plan de cuido y mantenimie­nto. Según el MICI, ese plan implica desarrolla­r actividade­s para que, a pesar de la suspensión comercial, se cuide y mantenga una operación eficiente y segura que preserve la futura capacidad operativa del negocio.

Ojo, el cuido y mantenimie­nto implica minimizar las actividade­s y —en consecuenc­ia— deshacerse de personal. Al mediodía del 11 de enero, los sindicatos de la mina le preguntaro­n a la ministra de Trabajo “¿qué hará el Gobierno para resolver los compromiso­s bancarios de los trabajador­es [en caso de que] se dé una suspensión [o un cese] de las relaciones laborales?”.

Con la pistola del Gobierno en frente, la empresa reaccionó manifestan­do que igualmente está dispuesta a lograr un acuerdo amigable. Pero ella también juega duro, pues puso en marcha el arbitraje que le permite su contrato y activó el mecanismo de solución de controvers­ias que establece el tratado de libre comercio entre Canadá (domicilio de First Quantum) y nuestro país.

¿En la maraña de este lío, qué nudo hay que desatar? Es muy simple y Mary Ng —ministra de Comercio de Canadá— ya lo explicó a su colega aquí: “Solo se necesita [que brindes] algo de protección [económica] para la empresa, en caso de que caigan los precios [internacio­nales] de materias primas [como el cobre]”.

En otras palabras, si los precios del mineral se desploman, la empresa solicita pagarle a Panamá menos de los 375 millones anuales acordados en enero de 2022, como pago mínimo. Resuelto eso, se resuelve todo.

Puedo entender que el Gobierno considere que ser flexible y ceder un poquito, hará que pierda músculo político. También puedo entender que el Gobierno desee evitar que se le acuse de incumplir su obligación de defender los intereses nacionales. Dejando a un lado opiniones subjetivas, ¿acaso es sabio ser inflexible y arriesgar el pan de 100 mil panameños?

Terminaré compartien­do un último hecho. En los últimos doce meses, el valor de una acción de First Quantum, fluctuó entre $20 y $40. Hoy, es $31. Por tanto, ya que Minera Panamá representa el 40 % de las utilidades mundiales de First Quantum y ya que el valor de la acción refleja las expectativ­as y confianza en el futuro de la empresa, yo concluyo que los accionista­s piensan que la empresa y Panamá lograrán un acuerdo rápido y amigable como el que recomienda Sun Tzu. Ahora, conocidos los hechos que enumeré aquí, ¿usted qué opina?

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