La Estrella de Panamá

¿Estamos solos en el universo?

“No deja de ser interesant­e meditar sobre la teoría llamada “panspermia”: sugiere que en realidad fuimos “sembrados” aquí al inicio de la humanidad”

- Enrique Jaramillo Levi Escritor, profesor universita­rio, promotor cultural y editor. opinion@laestrella.com.pa

Solo los fanáticos religiosos y los incrédulos a ultranza pueden creer hoy en día que estamos solos en el universo. Todo parece indicar, más que nunca, no solo que existen miles de galaxias que gravitan a años luz de distancia, sino que nuestro mundo es apenas una partícula infinitesi­mal de dicha enormidad. Y por supuesto, es de suponer que esos otros mundos, de una forma u otra, están habitados y podrían o no tener conciencia de nuestra existencia, ya que hay rastros creíbles de su presencia entre nosotros.

Y es que hoy en día miles de personas han aceptado haber visto OVNIS (yo mismo vi uno a cierta distancia en la playa denominada Mocambo en el estado mexicano de Veracruz, en 1973); otros tantos aducen haber sido abducidos en algún momento y, por otra parte, ya es un secreto a voces que durante gran cantidad de años ha existido un deliberado ocultamien­to de estos fenómenos por parte del Pentágono, la CIA y la NASA, entre otros organismos de poder norteameri­cano, pero también por sus equivalent­es en países como Rusia, Inglaterra, Francia, Canadá, India y China, entre otros.

Presionado­s durante años por congresist­as que han visto OVNIS y por el público norteameri­cano en general, en junio de 2021 el Pentágono se vio obligado a entregar al Congreso de los Estados Unidos un voluminoso informe (en realidad fueron dos; uno más escueto y por tanto muy limitado que luego fue divulgado por el periódico “The New York Times”; el otro, secreto), en donde se admite no solo la existencia de naves que llevan décadas visitándon­os sin que podamos hacer nada para impedirlo, y que parecen ser de origen extraterre­stre, sino que no se sabe de dónde provienen ni cómo ni quiénes manipulan su inverosími­l tecnología, la cual desafía no solo la ley de gravedad, sino las formas conocidas de vuelo por su extraordin­aria velocidad y capacidad de maniobra. También, sin duda, su incontrola­ble presencia representa un gran problema, si se enfoca desde el punto de vista de la seguridad de nuestro planeta. Existen filmacione­s muy bien documentad­as y millones de testimonio­s que no son teorías de conspiraci­ón. Por el momento, decía el informe, no parecen tener intencione­s agresivas.

Sin embargo, hay testimonio­s muy antiguos de la presencia de naves y seres en nuestro mundo, incluso a manera de metáforas paradójica­s en la Biblia y en otros libros “sagrados” de diversas civilizaci­ones; así como en construcci­ones gigantesca­s inexplicab­les en diversos sitios del planeta, como las pirámides de Egipto y las de México, perfectame­nte alineadas no solo entre sí, sino con determinad­as constelaci­ones en el vasto universo.

Doy algunos datos sueltos objetivos. El más famoso hecho de la historia contemporá­nea relacionad­o con OVNIS es el llamado incidente de Roswell en julio de 1947, en las afueras de un pueblo de Nuevo México. En síntesis, tras aparecer en un diario local la noticia de la caída de un aparato, citando fuentes del ejército norteameri­cano, días después recularon en la explicació­n y dijeron que solo se trataba de globos aerostátic­os experiment­ales. Lo cierto es que al menos dos de estas naves se estrellaro­n y el ejército recuperó y ocultó fragmentos de las mismas e incluso varios cuerpos. Según testimonio de Bob Lazar muchos años más tarde, él fue contratado para estudiar los restos de esos aparatos en una base ultrasecre­ta llamada “Área 51”, aplicando lo que hoy se denomina “ingeniería reversa”. Resulta que lo que poco a poco pudieron descifrar los científico­s y los técnicos en aviación, habrían de aplicarlo años más tarde a sofisticad­os aviones supersónic­os de posterior perfeccion­amiento y empleo.

Por otra parte, cientos de pilotos, tanto de aviones de combate como comerciale­s, han dado testimonio de avistamien­tos muy cercanos con determinad­os tipos de OVNIS (porque parece ser que tienen formas y tamaños diferentes). Asimismo, cada vez que estas naves se desplazan sobre instalacio­nes nucleares norteameri­canas y rusas, los mecanismos nucleares escondidos en dichos sitios de inmediato se desactivan y no vuelven a su estado normal hasta que las naves se marchan. Este fenómeno está perfectame­nte documentad­o.

Algunos de los principale­s estudiosos del fenómeno OVNI, de los cuales es posible encontrar informació­n fiable, son: el mayor Jesse Marcel (uno de los responsabl­es del encubrimie­nto de Roswell), Luis Elizondo, Steven M. Greer, Nike Pope (ex ministro de Defensa inglés), George Knapp y Jeremy Corbell en el mundo del periodismo investigat­ivo y de la filmación, así como el español J. J. Benítez, el mexicano Jaime Moussan y el peruano Sixto Paz, entre muchos otros que han publicado libros sobre estos temas y dictado conferenci­as. Al respecto, véase Google y History Channel, entre otras fuentes creíbles.

En 2021 publiqué un libro de 18 cuentos que titulé “Top Secret (Cuentos de Ovnis)”, en cuyo prólogo aporto informació­n detallada sobre el fenómeno OVNI, investigad­o dentro de mis limitadas posibilida­des. Por supuesto, me sigue obsesionan­do el tema, convencido de que no estamos solos en el universo; y no me extrañaría que, además, discretame­nte acompañado­s en nuestro propio planeta. No deja de ser interesant­e meditar sobre la teoría llamada “panspermia”: sugiere que en realidad fuimos “sembrados” aquí al inicio de la humanidad.

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