Monarquías: coronaciones en este tiempo que en vivimos
Esta entrega la escribo unas horas antes de lo que promete ser un espectáculo de marca mayor que, con todo lo que sabemos históricamente, poco cabe en la realidad de estos tiempos. La coronación del rey Carlos III del Reino Unidos y Camilla, la reina consorte, después de una larguísima espera y a los 74 años de Carlos, lo convirtió en el monarca número 40 desde 1066.
La BBC de Londres, anticipándose al evento, lo califica como: “Un día de esplendor y formalidad que mostrará costumbres que se remontan a más de 1000 años”. Será un evento audiovisual y emocional (a favor o en contra), válido para la memoria, similar a los capítulos históricos de siglos pasados, pero que se realiza hoy en una época en que la humanidad mira con entusiasmo o con preocupación las posibilidades a futuro; muchos viviendo al margen de las hazañas de Space X de Elon Musk y del CHATGPT de Inteligencia Artificial solo por mencionar algunos.
Las monarquías a lo largo de los siglos han sido una forma de gobierno cuestionada. Durante el siglo XX muchas de ellas se han adaptado a los tiempos modernos. Hoy, a inicios de este siglo XXI, todavía hay más de 40 países que tienen monarquías, incluidos el Reino Unido, España, Japón, Arabia Saudita y Tailandia. Muchas monarquías modernas se han adaptado para volverse más democráticas y transparentes.
En el Reino Unido, por ejemplo, el monarca sirve como figura decorativa o simbólica, mientras que el poder político real recae en los funcionarios electos. Igual sucede en España, por ejemplo, que desde la muerte del dictador Francisco Franco en 1975, la monarquía ha desempeñado un papel importante, pero difícil y muchas veces doloroso, en la transición del país a la democracia.
El viernes pasado la periodista Karen Gilchrist escribió una nota en el portal de CNBC en donde señaló que: “... aunque se espera que millones de personas observen la ocasión histórica, cae en un contexto económico desafiante para el Reino Unido, y muchos cuestionan la validez del evento mientras el país enfrenta su peor crisis de costo de vida en una generación”. La periodista añade que: “El Palacio de Buckingham no proporciona una cifra exacta del costo de la coronación, ni respondió a la solicitud de comentarios de CNBC. Sin embargo, se dice que el propio rey Carlos buscó una celebración más reducida, con una ceremonia “más corta”, “más pequeña, menos costosa y más representativa”, parte de sus planes más amplios para una monarquía reducida”.
Según los datos del año 2021, el costo anual de la monarquía británica fue de aproximadamente 69,4 millones de libras esterlinas. Esta cifra cubría los gastos de la reina y el resto de la familia real para llevar adelante sus funciones oficiales, viajes, mantenimiento del palacio y otras propiedades, así como otros gastos relacionados con su papel como representantes del Reino Unido. Sin embargo, esta cifra no incluye el costo de brindar seguridad a la familia real, que es cubierto por la policía y las fuerzas armadas.
El destacado biólogo investigador y autor británico Richard Dawkins, ha criticado abiertamente a las monarquías, argumentando que son una reliquia del pasado y que no tienen cabida en la sociedad moderna. Sostiene que la monarquía británica ha perpetuado la desigualdad y ha sido muy crítico por su papel en el mantenimiento de la Iglesia de Inglaterra.
La canadiense Naomi Klein, autora y activista social, también ha sido muy crítica del papel de las monarquías en perpetuar la desigualdad y por sus vínculos con las grandes empresas internacionales y financieras. Klein ha sido particularmente crítica con la monarquía saudita, argumentando que sus políticas y acciones han contribuido a la desigualdad global y la destrucción ambiental.
Y Noam Chomsky, lingüista y activista político estadounidense, las ha criticado por su falta de responsabilidad democrática y por su papel en el mantenimiento del “statu quo” en sus países. De la monarquía británica, Chomsky ha argumentado que “sirve como una distracción de los problemas reales que enfrenta la sociedad”.
La coronación de Carlos III y Camilla es una gaznatada histórica para los que creemos que estas estructuras deben desaparecer y darle paso a representaciones sociales y de liderazgo dignos de sociedades que aún luchan por afianzar su humanidad sobre propósitos menos suntuosos y más incluyentes.