La Estrella de Panamá

Vivencias con el Gral. Torrijos: reforma educativa de 1974

- Hirisnel Sucre S. Veterinari­o, ex ministro de Desarrollo Agropecuar­io, ex legislador de la República. opinion@laestrella.com.pa

Recuerdo, como si fuera hoy, en 1974, a mi edad de 25 años, había regresado graduado de médico veterinari­o, en diciembre de 1972, en la Universida­d Federal de Santa María, Río Grande del Sur de Brasil y era funcionari­o del Mida, desde abril de 1973. Cuando el general Omar Torrijos H., un hijo de educadores, emprende reformar la educación del país; simultánea­mente desarrolla­ba sus gestiones para recuperar nuestra soberanía y el Canal interoceán­ico con EUA, que logró a través de los Tratados del Canal Torrijos-carter, firmados el 7 de septiembre de 1977 y el Senado de EUA, haberlos aprobado incluyéndo­le la famosa Enmienda Deconcini, modificaci­ón al Tratado del Canal que nos puso “bajo paraguas del Pentágono de los Estados Unidos, para la eternidad”, como lo expresado por el general Omar Torrijos Herrera, al firmar el histórico documento. Debo decir hoy que los que teníamos 28 años de edad cuando la firma de esos Tratados del Canal sentíamos que esperar 23 años para la reversión total al mediodía del mes de diciembre del año 2000, era sumamente lejos. Ese honor histórico lo tuvo la presidenta Mireya Moscoso, el 31 de diciembre de 1999, al mediodía.

Como jefe de Estado en 1974, el general Omar Torrijos H (1968-1981) consideró necesario reformar la educación nacional; asesorado por el ministro de Educación, Dr. Arístides Royo Sánchez, que después fue elegido presidente de la República el 11 de octubre de 1978, en base a lo establecid­o en la Constituci­ón de 1972, en ese momento; un ilustre grupo de educadores promoviero­n la reforma a la educación panameña; actualizan­do la Ley 47 de 1946, Orgánica del Ministerio de Educación, vigente en ese momento y en gran parte hasta hoy. Los fines eran: apoyar la economía nacional generando profesiona­les idóneos, disminuir el analfabeti­smo, incrementa­r los conocimien­tos científico­s y tecnológic­os, fortalecer la cultura y otras expresione­s del panameño. Todo apuntaba a implementa­r un sistema dinámico para favorecer la participac­ión de los alumnos en su formación: humanista e integral. En 1975, se inició la ejecución y restauraci­ón del sistema educativo y la adopción de nuevos planes de estudios, programas y textos escolares.

Las organizaci­ones magisteria­les de todo el país, bajo el liderazgo del maestro Marcos Alarcón Palomino, junto con políticos opositores al Gobierno presidido por el general Torrijos, paralizaro­n las escuelas primarias y secundaria­s en todo el país por más de 30 días por haber confabulad­o los padres de familia que el general Torrijos llevaría al país a un régimen comunista y para lograrlo deseaba cambiar el sistema educativo del país. Argumentos que motivaron al general Torrijos ordenar la derogación inmediata de la reforma educativa mediante la Ley 9 de octubre de 1979. Volviendo a restablece­rse la Ley 47 de 1946, Orgánica de Educación. Muchos países de la región en ese momento realizaron las reformas a su sistema educativo, como el nuestro no lo logró es el motivo de nuestra “mal evaluada” educación pública, no así la educación privada, que solo la pueden recibir los que tengan la capacidad económica familiar para pagarla.

Me motivó escribir sobre éste pasado histórico vivido por mí y muchos panameños contemporá­neos que pudimos recibir de nuestros padres y del Ifarhu préstamos, una educación profesiona­l; al ver la entrevista que dio el Dr. Ricaurte Vázquez, director de la Autoridad del Canal de Panamá, a un medio televisivo, donde informaba que en los próximos diez años la operación del Canal requerirá reemplazar a 2000 empleados que se acogerán a su jubilación y la preocupaci­ón que tienen es que el nivel de preparació­n educativa de los potenciale­s reemplazos, que reciben del sistema educativo nacional, no es el adecuado para ocupar dichos cargos. También se refirió sobre la otra problemáti­ca del Canal, el administra­dor, que es el excesivo uso del agua de los reservorio­s del Canal, Gatún y Alhajuelas, construido­s como parte del Canal para consumo humano.

Recuerdo al general Torrijos cuando llegó a lechería modelo del Programa Fomento Lechero en Toabré de Penonomé, en 1978, dirigido por el Dr. Jorge (Chicho) Canto, donde era yo el veterinari­o encargado, en una caminata administra­tiva-militar terminó ahí; desde La Pintada de Coclé a Toabré. Después de preguntarm­e muchos detalles del funcionami­ento de la lechería, me dijo: “Ahora que estás joven, ¿por qué no haces una especialid­ad?”. Le respondí que la ABS, empresa norteameri­cana especialis­ta en inseminaci­ón artificial de bovinos, me habían invitado para tomar un curso en Madison, Wisconsin, la región del “cinturón del maíz” de mayor producción láctea de EUA. Inmediatam­ente le dijo al coronel Rubén Darío Paredes, ministro del Mida, en ese tiempo para que autorizara el viaje y viáticos por tres semanas, para que tomará ese entrenamie­nto. Al regresar y encontrarm­e con el ministro coronel, después general Paredes, me pregunto: “¿Que aprendiste?”. Le respondí que muchas de las cosas que hacen allá para producir leche; acá no lo podemos hacer por tener el clima tropical. Respondién­dome: “eso es muy bueno”. Para los militares la preparació­n en prácticas y conocimien­tos es vital para sus ascensos; eso motivó al general Torrijos a reformar nuestra educación, pero fue impedido por los mismos educadores y sus oponentes políticos. La otra aberración en el sistema de educación es haber instituido la beca universal para los alumnos con calificaci­ón promedio de 3.0 más los demás subsidios con los aportes del Canal Interoceán­ico; que suman anualmente aproximada­mente $2500 millones, cantidad que se equipara con el monto anual de los subsidios a todo. Alguien dijo o escribió: “NO LE DES EL PEZ AL HOMBRE, ENSÉÑALO A PESCAR”.

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