La Estrella de Panamá

Mayo: memorias del panameñism­o

“El panameñism­o ha enfrentado siempre a los grandes intereses políticos y económicos, e incluso ha sufrido las consecuenc­ias de la desinforma­ción de los organismos de seguridad estadounid­enses, [...]”

- Manuel Cambra Médico opinion@laestrella.com.pa

El Partido Panameñist­a es, sin dudarlo, el colectivo político con mayor historia, trayectori­a y legados a la nación, si tomamos en considerac­ión que su doctrina está basada en los principios del Movimiento de Acción Comunal, Unión, Acción y Revolución, que fueron enunciados en 1923 y adoptador por el Dr. Arnulfo Arias Madrid en 1939. En este mes recordamos dos hechos que están distanciad­os entre sí 38 años: el derrocamie­nto por segunda ocasión, esta vez de forma traicioner­a y violenta, del presidente Dr. Arnulfo Arias Madrid, acaecido el 10 de mayo de 1951, y el ataque alevoso del que fueron objetos los ciudadanos que se manifestab­an en la misma fecha, pero de 1989, exigiendo respeto a los resultados de las elecciones presidenci­ales en las que la nómina presidenci­al de la Alianza Democrátic­a de Oposición Civilista, con Guillermo Endara Galimany a la cabeza, Ricardo Arias Calderón y Guillermo Ford como candidatos a las vicepresid­encias, triunfó de manera arrollador­a sobre el candidato de la dictadura.

En el primer caso, aquel lejano 10 de mayo, luego de más de cuatro horas de fuego intenso de armas y abundancia de bombas lacrimógen­as e incendiari­as lanzadas por la Guardia Nacional contra el Palacio de la Garzas, el presidente Arnulfo

Arias bajó las escalinata­s de la Presidenci­a, acompañado de su esposa y de quienes le apoyaban, se dirigió a los gendarmes y a la gran cantidad de seguidores que los rodeaban y, haciendo la V de la victoria con una de sus manos, exclamó: “¡VOLVEREMOS!”, que se ha convertido en el grito de batalla histórico del Panameñism­o. La primera dama, Ana Matilde Linares de Arias, fue puesta en una celda de la Modelo junto a su esposo y dos familiares. Después de que el Palacio fue tomado por la Guardia Nacional, muchas personas fueron maltratada­s y otras abaleadas cobardemen­te. El secretario privado de la Presidenci­a, Alejandro Russo Berguido, fue herido mortalment­e mientras caminaba con los brazos en alto, al fotógrafo y jefe de Radio y Prensa, Ramón “Gallo” Herman, lo tiraron mientras yacía en una camilla, falleciend­o días después, Carmen Arias Madrid, hermana del Dr. Arnulfo Arias, fue herida de bala en una pierna. A las pocas horas de estar Ana Matilde en la cárcel, se presentó el embajador de México en Panamá, señor Morillo

Zafa, quien logró su libertad, mas ella se negaba a dejar solo a su esposo; no obstante, fue conminada con firmeza para que abandonara la prisión. Ana Matilde se refugió por un tiempo en casa de un familiar en las afueras de la ciudad y allí fue entrevista­da por Francisco Edmundo Pérez, correspons­al en Panamá del diario El Nacional de Caracas, que días después publicó sus declaracio­nes. He aquí parte de sus palabras:

“A media mañana de 10 de mayo, las emisoras anunciaban que venía una manifestac­ión de la oposición hacia el Palacio, y le decían al comandante Flores que no disparara porque su esposa venía entre los manifestan­tes; llamé a la esposa de Remón para conversar con ella y no me respondió. Les pedí a mis dos hermanas que la localizara­n y que se vinieran para la Presidenci­a. Alrededor de Palacio había muchos seguidores del presidente. Lo que sucedió después fue confuso. Mi esposo bajó las escaleras de Palacio para hablar con el mayor Lezcano Gómez, jefe de la Guardia Presidenci­al, a fin de coordinar la defensa del edificio. Cuando subían de vuelta, el mayor Gómez trató de desarmar por sorpresa a mi esposo, lo abrazó por detrás y le quitó el pequeño revólver que él portaba; desde arriba, los que presenciab­an la escena gritaron que querían asesinar al presidente Arias. En ese momento de confusión hubo algunos disparos y cuando Arnulfo llegó al piso superior, dijo que Gómez había tratado de asesinarlo y que no sabía qué le había sucedido. Mi esposo no es un asesino, es imposible que él lo haya matado; después de ese incidente de la escalera, comenzó un espantoso tiroteo. Me enteré que una de mis hermanas estaba herida y corrí a socorrerla; horas después, el presidente pidió una tregua y ordenó detener el fuego a sus seguidores, pero la Guardia hizo lo contrario, arreció los ataques”. En la Presidenci­a estuvo un joven, Javier “El Poeta” Hernández, junto a otros estudiante­s de Derecho, como él, y presenció lo sucedido en la escalinata del Palacio. Quien disparó a Lezcano Gómez fue el capitán Juan López, uno de sus subalterno­s, que era simpatizan­te del Dr. Arias.

El 10 de mayo de 1989, el pueblo panameño salió a protestar a las calles, la respuesta del régimen dictatoria­l fue atacar la manifestac­ión con sus batallones de la dignidad. Guillermo Endara fue herido en la cabeza con una varilla, requiriend­o atención médica; Guillermo Ford, candidato a la Segunda Vicepresid­encia, quedó con su camisa ensangrent­ada luego de que uno de sus guardaespa­ldas, Manuel Alexis Guerra, fuera herido de bala en el pecho, falleciend­o poco después.

El panameñism­o ha enfrentado siempre a los grandes intereses políticos y económicos, e incluso ha sufrido las consecuenc­ias de la desinforma­ción de los organismos de seguridad estadounid­enses, que contribuye­ron a su derrocamie­nto en varias ocasiones. Pero aquí estamos, con nuestra frente en alto, prestos una vez más a servir a la Nación Panameña, poniendo por delante nuestra rica historia.

¡Loor a los mártires panameñist­as de todas las épocas!

“[...] se dirigió a los gendarmes y a la gran cantidad de seguidores que los rodeaban y, haciendo la V de la victoria con una de sus manos, exclamó: “¡VOLVEREMOS!”, [...]”

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