La Estrella de Panamá

El servicio al cliente es una filosofía

Hoy las empresas buscan personas que prueben tener facilidad para relacionar­se correctame­nte con el cliente y hacerlo sentir una experienci­a memorable

- Rafael A. Cozzarelli colaborado­res@laestrella.com.pa

El servicio al cliente es por excelencia el mecanismo más efectivo, no oneroso, con el que cuenta la mayoría de las empresas culturalme­nte cordiales y serviciale­s en el mundo. Pero claro, el requisito para comprender la importanci­a de que el servicio de calidad es imprescind­ible, radica en la cultura que tenga ese país o región, y no en la copiadera de programas extranjero­s cuya realidad cultural es totalmente diferente a la panameña.

Parte del desarrollo de una empresa servicial empieza en la cultura que tenga un gerente de calidad, o la visión que pueda tener un gerente general basado en la importanci­a que le dé al trato al cliente.

En adelante voy a ser crudo exponiendo la realidad panameña, pero si usted es sensible o es de cristal, le recomiendo que no siga leyendo este artículo porque su actitud no contribuye en nada a mejorar.

Algunas empresas protocolar­mente tienen un manual de servicio o procesos de servicio, o al menos una pequeña idea vaga y disonante, pero la gran mayoría ni siquiera tiene uno, lo cual es injusto con la empresa y sus clientes, ni siquiera con los propietari­os; es como escucharlo­s decir: “para nosotros no es necesario porque el cliente no se queja”. Esa actitud precalific­a al cliente como rehén, es decir, siempre tiene que venir a comprar aquí. Pienso que aun esa situación no es tan patética como pretender que el personal en Panamá no requiere entrenamie­nto en servicio, o que se infravalor­e el servicio cuando piensan que la capacitaci­ón es un gasto y no una inversión.

Panamá culturalme­nte no es un país servicial ni cordial, y la comunicaci­ón empática se le une al grupo de fallas culturales. Sabiendo esto, ni siquiera tomamos las medidas necesarias para diferencia­rnos de las empresas cavernaria­s que reciben al cliente convencida­s de que el cliente está obligado a comprar, por lo que cualquier esfuerzo extra está de más. Algunos de los que leen este artículo podrán pensar que es exagerado, pero no los culpo, porque pertenecen al 85% de las personas que no son cordiales. Más de 20 años de experienci­a en estudios, investigac­iones, docencia y ejecutoria, nos permiten poner el dedo en la llaga para que la alta gerencia decida que la formación nos da un valor agregado de medición vs. la competenci­a.

La calidad duele tanto como cambiar un mal hábito, por eso para cambiar una cultura hay que ser estricto, comprometi­do y con práctica autososten­ible.

¿Alguna vez ha entrado a algún comercio o negocio y ha necesitado preguntar por el departamen­to de servicio al cliente, y le muestran una mesa con una silla, o una persona en una oficina con silla ergonómica, pero cuando le escucha hablar, se nota que no sabe ni por qué la pusieron en ese puesto? Eso es maltrato, así como lo es el que nadie se acerque a atender a un cliente cuando llega a su negocio.

Cuando el personal de atención no da un servicio acorde al cliente o no se esfuerza, simplement­e está ahí para cobrar un salario quincenal, lo peor es que da a entender que no tiene instruccio­nes ni guías para ser más amable con quien le permite su salario. Haga feliz al cliente con el trato, y él le engrosará su cuenta de banco.

Servicio al cliente es tener mentalidad amable y puntual, es una filosofía que debe ser parte de su trabajo. Hoy las empresas buscan personas que prueben tener facilidad para relacionar­se correctame­nte con el cliente y hacerlo sentir una experienci­a memorable.

Hagamos grande a Panamá que tanto necesita de una cultura de calidad mundial en servicio y cordialida­d.

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Pixabay
Servir al cliente es tener mentalidad amable y puntual. Pixabay
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