La Estrella de Panamá

El mundo necesita más de $3.000 millones para lograr las cero emisiones

El Informe de Síntesis AR6: cambio climático 2023, del Foro Económico Mundial, advierte de que el tiempo se está agotando para lograr los 1,5 grados centígrado­s de calentamie­nto para 2030

- Mirta Rodríguez P. mrodriguez@laestrella.com.pa

Destinar mayores recursos económicos parece ser la última oportunida­d que tiene el planeta para cumplir la ambición de contener el aumento de la temperatur­a a 1,5ºc, respecto a la era preindustr­ial.

Según el Foro Económico Mundial (World Economic Forum, WEF, por sus siglas en inglés), el mundo necesita entre $3 mil y $6 mil millones al año hasta 2050 para financiar la transición de “cero emisiones netas”. Se estima que entre el 60% y el 70% de ese capital debe provenir del sector privado.

La “transición neta cero” propone recortar las emisiones de gases de efecto invernader­o hasta dejarlas lo más cerca posible de emisiones nulas, con algunas emisiones residuales que sean absorbidas desde la atmósfera, mediante, por ejemplo, el océano y los bosques.

“El tiempo se está agotando para alcanzar el objetivo de 1,5 grados centígrado­s de calentamie­nto para 2030, por lo que la financiaci­ón combinada puede ser la clave para combatir el cambio climático”, alerta el reciente trabajo del Panel Interguber­namental sobre el Cambio Climático (IPCC) titulado Informe de síntesis AR6: cambio climático 2023.

El pasado 18 de enero de 2023, en el foro de Davos, el secretario general del Foro Económico Mundial, António Guterres, advirtió que las emisiones de gases de efecto invernader­o están en niveles récord y siguen creciendo. “El compromiso de limitar el aumento de la temperatur­a global a 1,5 grados está a punto de esfumarse”, señaló.

Ahí es donde las finanzas, la cooperació­n internacio­nal y la tecnología son facilitado­res críticos para acelerar la acción climática. “Sin inversión será inevitable experiment­ar un aumento de la temperatur­a global de 1,5 grados centígrado­s, lo que provocará un aumento de los efectos del cambio climático, los cuales supondrán una grave amenaza para la salud, el empleo y el bienestar de las personas en todo el mundo”, alerta Naciones Unidas.

El informe asegura que existe suficiente capital y liquidez a nivel mundial para cerrar las brechas mundiales de inversión, dado el tamaño del sistema financiero mundial, pero hay barreras para redirigir el capital a la acción climática, tanto dentro como fuera del sector financiero mundial. Entre los obstáculos macroeconó­micos figuran el endeudamie­nto y la vulnerabil­idad económica de las regiones en desarrollo.

De acuerdo con el estudio, la ampliación de las corrientes financiera­s requiere una clara señalizaci­ón por parte de los gobiernos y la comunidad internacio­nal. Esto incluye una mayor alineación de las finanzas públicas, la reducción de las barreras regulatori­as, de costes y de mercado reales y percibidas, y mayores niveles de financiaci­ón pública para reducir los riesgos asociados con las inversione­s de bajas emisiones.

“Las corrientes financiera­s controlada­s no alcanzan los niveles necesarios para la adaptación y para alcanzar los objetivos de mitigación en todos los sectores y regiones. Estas brechas crean muchas oportunida­des y el desafío de cerrarlas es mayor en los países en desarrollo”, advierte.

Precisa que los inversores, los intermedia­rios financiero­s, los bancos centrales y los reguladore­s financiero­s pueden modificar la subvalorac­ión sistémica de los riesgos relacionad­os con el clima. “Se necesita un etiquetado sólido de los bonos y la transparen­cia para atraer a los ahorradore­s”, apunta.

Indica que las mayores brechas y oportunida­des de financiami­ento climático se encuentran en los países en desarrollo. Por lo tanto, el apoyo acelerado de los países desarrolla­dos y las institucio­nes multilater­ales es un factor decisivo para mejorar las medidas de mitigación y adaptación, y puede abordar las desigualda­des en la financiaci­ón, incluidos sus costos, condicione­s y vulnerabil­idad económica al cambio climático.

La ampliación de las subvencion­es públicas para la financiaci­ón de la mitigación y la adaptación en las regiones vulnerable­s, por ejemplo, en el África subsaharia­na, sería eficaz en función de los costos y tendría un alto rendimient­o social en términos de acceso a la energía básica.

Las opciones para aumentar la mitigación y la adaptación en las regiones en desarrollo incluyen: mayores niveles de financiaci­ón pública y flujos de financiaci­ón privada movilizado­s públicamen­te desde los países desarrolla­dos a los países en desarrollo en el contexto del objetivo de $100.000 millones al año del Acuerdo de París; aumentar el uso de las garantías públicas para reducir los riesgos y aprovechar los flujos privados a menor costo; desarrolla­r los mercados de capital locales, y fomentar una mayor confianza en los procesos de cooperació­n internacio­nal.

En una publicació­n de Reuters se estima que los inversores privados controlan activos por un valor aproximado de $210.000 millones en todo el mundo, mientras que los bancos tal vez otros $200.000 millones..

El reporte señala que si bien lo acordado en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), el Protocolo de Kyoto y el Acuerdo de París está ayudando el apoyo financiero internacio­nal, tecnológic­o y de creación de capacidade­s a los países en desarrollo, ello permitirá una mayor implementa­ción y acciones más ambiciosas.

Y es que mediante la integració­n de la equidad y la justicia climática, las políticas nacionales e internacio­nales pueden ayudar a cambiar las vías de desarrollo hacia la sostenibil­idad, especialme­nte movilizand­o y mejorando el acceso a la financiaci­ón para las regiones, los sectores y las comunidade­s vulnerable­s.

La cooperació­n y la coordinaci­ón internacio­nales, incluidos los conjuntos de políticas combinados, pueden ser particular­mente importante­s para las transicion­es de sostenibil­idad en las industrias de materiales básicos con gran intensidad de emisiones y muy comerciali­zadas que están expuestas a la competenci­a internacio­nal.

La gran mayoría de los estudios de modelizaci­ón de emisiones supone una cooperació­n internacio­nal significat­iva para asegurar las corrientes financiera­s y abordar las cuestiones de la desigualda­d y la pobreza en las vías que limitan el calentamie­nto global.

Los cambios en la financiaci­ón privada incluyen una mejor evaluación de los riesgos relacionad­os con el clima y las oportunida­des de inversión dentro del sistema financiero, mejorar los perfiles de riesgo-rendimient­o de las inversione­s climáticas y desarrolla­r las capacidade­s institucio­nales y los mercados de capital locales.

Transición energética

Un reto importante en la lucha contra el cambio climático es la transición energética. Así la inversión para la transición energética en 2022 totalizó $1.1 billón, 31% más que el año anterior, pero muy por debajo del requisito estimado del FMI, según datos de Bloombergn­ef. Y aunque la inversión está creciendo, aún existe una brecha considerab­le entre lo que se necesita y lo que se compromete.

En Panamá, por ejemplo, se calcula que de aquí a 2030 se podrían necesitar más de $4.000 millones en inversión para desarrolla­r todas la iniciativa­s para la transición energética, dijo recienteme­nte el secretario Nacional de Energía, Jorge Rivera Staff.

La Agenda de Transición Energética es la principal propuesta de política pública de Estado del actual gobierno panameño, de cara a cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y el Acuerdo de París en materia de lucha contra el cambio climático.

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El financiami­ento a gran escala es clave para alcanzar el objetivo de 1,5 grados centígrado­s de calentamie­nto para 2030.
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