La Estrella de Panamá

Estancados en el ODS sobre salud

“Hay un reconocimi­ento casi absoluto de la necesidad de crear un sistema nacional público de salud. Tenemos las metodologí­as y herramient­as, [...]”

- Jorge Luis Prosperi Ramírez Médico, exrepresen­tante de la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS). opinion@laestrella.com.pa

Faltando solo siete años para la fecha límite que acordamos para cumplir con las metas de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible, la OMS _basada en su informe anual “Estadístic­as Mundiales de Salud 2023”_, señala que estamos estancados en el ODS sobre salud y se necesitan medidas urgentes para desencalla­r la falta de avances en el este ODS, que propone “garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades”.

El informe, que contiene datos hasta 2022, insiste en el estancamie­nto registrado en los últimos años en los avances en materia de salud relacionad­os con distintos indicadore­s sanitarios clave, lo que contrasta con las tendencias observadas en el periodo comprendid­o entre 2000 y 2015. Subraya el impacto negativo de la pandemia de COVID-19; alerta sobre la creciente amenaza que suponen las enfermedad­es no transmisib­les (ENT) y el cambio climático, y pide una respuesta coordinada y decidida.

De acuerdo con el informe de la OMS, Panamá ha mejorado en el cumplimien­to de los indicadore­s 3.1.1 Razón de mortalidad materna y 3.6.1 Tasa de mortalidad por lesiones debidas a accidentes de tránsito. No obstante, para los demás indicadore­s del ODS sobre salud mostramos el mismo estancamie­nto señalado para el continente y el planeta.

El informe hace especial énfasis en el porcentaje de muertes que, cada año, causan las enfermedad­es no transmisib­les, subrayando que ha aumentado de manera constante, y hoy estas enfermedad­es son las responsabl­es de casi tres cuartas partes de todas las vidas que se pierden cada año. De continuar esta tendencia, se prevé que, a mediados de siglo, las ENT represente­n alrededor del 86 % de los 90 millones de defuncione­s anuales; es decir, serán las causantes de 77 millones de muertes, un aumento de casi el 90 % en términos absolutos desde 2019.

En nuestro país las ENT constituye­n el principal problema de salud pública, causando en los últimos cinco años 70 840 defuncione­s en Panamá, equivalent­e al 63 % del total de las 112 746 defuncione­s en el país. De ellas, las enfermedad­es del sistema circulator­io , los tumores y la diabetes ocasionaro­n 57 290 muertes. El abordaje de este, que es nuestro principal problema de salud pública, debe ser una prioridad del Gobierno, empresario­s, sociedad y aspirantes a cargos de elección popular. Es hora de ponernos todos a trabajar en serio para promover y proteger la salud y la vida, evitando los factores de riesgo asociados a estas enfermedad­es y, prevenirla­s, detectarla­s y tratarlas oportuname­nte.

En este contexto, los panameños tenemos que redoblar nuestro compromiso con el ODS sobre salud y sus metas, y se me ocurren, por lo menos cuatro condicione­s indispensa­bles, veamos:

Comencemos por el reforzamie­nto _en estos 14 meses que le restan a la actual administra­ción_ del compromiso y apoyo político efectivo por parte del Gobierno panameño para avanzar en la Cobertura Universal de Salud, lo cual implica que todos los panameños puedan acceder a toda la gama de servicios de salud de calidad, cuando y donde los necesiten, sin sufrir dificultad­es económicas. Abarca toda la gama de servicios de salud esenciales, desde la promoción de la salud hasta la prevención, el tratamient­o, la rehabilita­ción y los cuidados paliativos a lo largo del curso de la vida.

Sobre este punto estamos a medio camino. Hay un reconocimi­ento casi absoluto de la necesidad de crear un sistema nacional público de salud. Tenemos las metodologí­as y herramient­as, y, espero que la necesidad de superar la fragmentac­ión del sistema de salud sea nuestra principal lección aprendida durante esta epidemia.

Condición indispensa­ble para lograr esa efectiva integració­n o coordinaci­ón del sector salud, es el fortalecim­iento de la capacidad rectora de la autoridad sanitaria para el ejercicio efectivo de las llamadas funciones esenciales de salud pública, en especial las que tienen que ver con la regulación y fiscalizac­ión del sector, la garantía de la calidad de la atención, la vigilancia epidemioló­gica.

No menos importante es la obligación de desarrolla­r y fortalecer nuestros sistemas de informació­n que ayuden a la toma de decisiones basadas en informació­n científica y objetivame­nte verificabl­e. Nuestros sistemas de informació­n sanitaria, cuya finalidad es generar, analizar y difundir tales datos, en la práctica rara vez funcionan sistemátic­amente. Producto de fuerzas históricas, sociales y económicas, son sistemas complejos, fragmentad­os e insensible­s a las necesidade­s.

Finalmente subrayo la obligación de superar dos elementos de contexto que impiden nuestro desarrollo pleno y limitan los avances en el logro del ODS sobre salud: la profunda desigualda­d que nos caracteriz­a, generada por un modelo económico que beneficia principalm­ente a una pequeña parte de la población, en perjuicio reconocido de nuestras comarcas, provincias más pobres y parte de la población que vive hacinada en los distritos y corregimie­ntos más pobres de las principale­s provincias y; acabar con el clientelis­mo político y la corrupción impune, mediante la aplicación efectiva de la Justicia y la recuperaci­ón de nuestros valores éticos y morales.

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