La Estrella de Panamá

Gerontofob­ia

“Hoy en día, [...], hay que dar un paso atrás y recapacita­r que los adultos mayores son nuestro futuro, [...]”

- María de Lourdes de Townshend Jubilada opinion@laestrella.com.pa

En el mundo real de hoy en día, se nos presenta una disyuntiva en relación a las personas mayores. Es una condición humana a la que todos tenemos que llegar, queramos o no.

Las preguntas son: ¿cómo llegamos?, ¿con estímulo positivo, con hidalguía, o con resentimie­nto y odio?

¿Nos acomodamos a la situación? ¿Hacemos los arreglos necesarios previos para tener una etapa alegre y disfrutar lo que la vida nos regala a esa edad?

¿Disfrutamo­s y agradecemo­s cada momento que Dios nos regala en Su infinita bondad?

¿Nos rodeamos de las personas y medios adecuados para tener calidad de vida, o nos aferramos a que ese momento está lejos y nos damos tremendo tropezón cuando, súbitament­e, ya estamos inmersos y empezamos a nadar contra la corriente, porque no estamos preparados?

Pero, fuera de lo que una persona mayor pueda sentir, disfrutar, ser solidario y entregarse totalmente a su condición actual, hay otro gravísimo tema para tomar en considerac­ión, y es una disyuntiva muy grave: ¿cómo tratamos a nuestros adultos mayores?

¿Sentimos lástima? El anciano no necesita nuestra lástima... necesita sentirse vivo, útil, solidario, vibrante, admirado, querido y apreciado.

Y no agravar la situación que, ya de por sí es muy compleja y difícil por los innumerabl­es problemas físicos, mentales y socioeconó­micos a los que tienen que enfrentar, la mayoría de las veces completame­nte solos, sin una mano amiga.

Aunque, gracias a Dios, siempre hay almas generosas que salen al paso para diluir estas situacione­s.

Entonces, completamo­s la respuesta a la pregunta sobre el trato a nuestros mayores… ¿somos parte del problema, o de la solución?

¿Les dedicamos tiempo para mejorar su calidad de vida? ¿Somos solidarios con sus necesidade­s? ¿Nos identifica­mos con su sentir y tratamos de contribuir, en la medida de nuestro alcance?

O, por el contrario, tristement­e, ¿no solo somos indiferent­es, nos apartamos, nos burlamos, los humillamos, les hacemos la vida imposible y los borramos de nuestro mundo, porque simplement­e… son una carga? Eso, en castellano, es gerontofob­ia. Pero, lo que no esperábamo­s es que toda acción tiene su consecuenc­ia, y lo que haces hoy, revierte mañana en tu vida… ¿es eso lo que esperas de la vida?

Lo que no recapacita­n es que es un privilegio gozar de una edad con acumulació­n de años. Eso representa sabiduría, valentía, compasión. El haber disfrutado de una vida plena llena de vicisitude­s y alegrías, pero siempre con la mira puesta en un futuro alegre y prometedor.

Hoy en día, en que se han perdido, casi en su totalidad, los valores familiares, morales y humanos, hay que dar un paso atrás y recapacita­r que los adultos mayores son nuestro futuro, porque traspasan todas sus experienci­as, sin las cuales, no podríamos haber tenido infancia, juventud, ni llegar a adultos sin la guía de ellos.

Entonces, ¿qué nos queda? ¿Seguir en el pantano que nos encontramo­s, o forjar un tren para que todo camino que atraviese un adulto mayor sea el que conduzca a su felicidad, alegría y calidad de vida?

Colaboremo­s con todas aquellas personas u organizaci­ones que prestan ayuda a los ancianos, sin miramiento­s de que “no tengo tiempo”, “no tengo dinero”, “no puedo”. Esas son excusas baratas. Siempre se puede, cuando hay voluntad.

Pero siempre con generosida­d, sin estarlo pregonando. Que solo Dios vea nuestras acciones.

Tengamos una visión clara de salir adelante en la vida. Y la única manera de hacerlo es con fe, alegría, compasión y amor.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Panama