Decodificando valores: Medida social
“De vez en cuando, salga de su egocentrismo y observe a las personas a su alrededor, tratando de notar quién necesita de su ayuda, [...]”
Nos obsesiona medirlo todo: desde nuestros ingresos hasta la producción nacional, el infame PNB. Pero si pensamos en qué parámetros más influyen en nuestras vidas, notaremos que justo los más importantes, son menos medibles. Entre ellos están la frustración, el aburrimiento, el sufrimiento y los sentimientos, además de aquellos sociales, como el sentido de seguridad, nuestra confianza por nuestros líderes o el abuso de los recursos naturales o públicos.
Se utilizan encuestas para tratar de medir algunos de estos parámetros. Pero esta técnica es vaga, inexacta y depende más del encuestador que del encuestado. ¿Qué útil sería medir el aprovechamiento de nuestro tiempo o nuestro potencial en el mercado laboral? Estos “cálculos” los hacemos de forma instintiva, pero sin en realidad saber cuánto ganamos o perdemos como en una declaración de ingresos. Y ¿por qué estas medidas personales son importantes?
Hace poco leí sobre un hombre quien se suicidó porque su exesposa inventó mentiras que motivaron al sistema judicial a negarle acceso a sus hijos pequeños. Por 10 meses ese padre, que, según el reportero, no había hecho nada malo, consideró que no podía cargar más con el peso de no ver a sus hijos. Es posible este no es el resultado que la esposa o el sistema judicial esperaba, pero ¿cómo podían saber? No había forma de medir el nivel de desesperación de tal padre, quien, obviamente, vivió frustrado. Como la estadística es que padres que no ven a sus hijos no se suicidan, entonces nadie se preocupó por él. ¿Pero qué tal si existiera un sistema que pudiera saberlo y lo hubiera ayudado a lidiar con su frustración? ¿Qué tal si existiera un sistema que pudiera medir la veracidad de los argumentos de la madre y quizás la Corte mejor decidiera qué hacer evitando así castigos innecesarios basados en estadísticas?
El humano moderno, especialmente el masculino, esconde sus sentimientos, usa una máscara como en el teatro griego antiguo. Desde esconder ser pobre, ignorante o gay, hasta esconder nuestro repudio por líderes incapaces por miedo a ser reprimidos. Esta vergüenza por la realidad está creciendo aún más con la generación de Instagram y Facebook, que pretende ostentar una realidad que no existe, filtrada. Escondemos nuestros sentimientos más profundos de nuestras parejas y no menos cruel, de nosotros mismos, hasta que en un momento de debilidad explotan como volcán.
En laboratorios ya se desarrollan tecnologías que miden nuestros cerebros y reacciones biológicas que pueden ser interpretadas como sentimientos y puedan alertarnos sobre cambios desapercibidos. Pero hasta que esta tecnología sea popular como los relojes que miden el pulso, tendremos que confiar en la antigua “tecnología” de las personas a nuestro alrededor. Aun así, en un mundo cada vez más individual esta misión es difícil. Debemos reeducarnos sobre las escondidas señales de estrés que una persona puede dar aún tratando de ocultarlas. Un ejemplo de esto el fórum a nombre de Michal Sela. (https://www.msf-global.org/) Michal, como muchas más, fue asesinada por su esposo en 2019, en lo que todos pensaron era un matrimonio feliz. Ellos escondieron sus problemas y ahora su hermana Lili trabaja para educar al público, por medio de letreros, seminarios y publicidad digital, sobre las señales difíciles de percibir que pueden indicar que una pareja tiene problemas. Así amigos y familiares podrán reconocer una pareja con problemas y quizás evitar el próximo mariticidio.
Por lo tanto, estimado lector, estas medidas sociales son importantes, pues, no podemos confiar en las redes sociales o en las estadísticas. De vez en cuando, salga de su egocentrismo y observe a las personas a su alrededor, tratando de notar quién necesita de su ayuda, considerando una simple conversación honesta, sin juicio y prejuicio, puede salvar una vida. Así usted será bendecido como está escrito en Mateo 7:2 “... porque con el juicio con que juzgáis seréis juzgados, y con la medida con que medís se os medirá”.