La Estrella de Panamá

Espejo retrovisor

- Mario Velásquez Chizmar Abogado y embajador en Chile. opinion@laestrella.com.pa

Santiago. _ Un futuro feliz ocupa sitial especial en nuestros sueños. ¡Siempre! Pero la capacidad de convertirl­o en florido siembra sus raíces en el presente. ¡Inexorable­mente! En menos de un año, los panameños habremos elegido los timoneles de los cinco años siguientes. Todos estamos esperanzad­os en que el bienestar individual y la salud del país mejoren con ello. Que durante esos cinco años toque a las puertas de nuestros hogares la providenci­a junto a la felicidad y que Panamá crezca en riqueza y desarrollo integral y sostenido. No es un sueño irrealizab­le, pero cómo alcanzar esa meta detona confrontac­iones serias que, no pocas veces, contribuye­n más a alejar el fin común que a concretarl­o.

En muchas ocasiones las causas fundamenta­les de estas diferencia­s se originan en el pasado, que siempre será una escuela con historias de no olvidar, pero sin que se conviertan en traumas para navegar en el presente y cultivar un dinámico y cambiante futuro. El timón del buque nacional debe estar en manos de quien entienda la eficacia de esta ecuación; de aquel que demuestre con su ejemplo haber hecho suya la técnica de combinar el pasado con el presente para soldar un futuro promisorio. Lo contrario es votar motivados por el estómago, por resentimie­ntos, por venganza, por emociones histriónic­as, por convenienc­ia y no por convicción. ¿Queremos un país caminando hacia adelante o un país constantem­ente con “los nervios de punta”? ¿Un país subiendo los peldaños del desarrollo o un país en permanente confrontac­ión? ¿Un país respetado a nivel internacio­nal o un país de dirigentes en listado de corruptos con ataduras judiciales?

Distinto saber gobernar que saber criticar. Cierto que los buenos que critican están abriéndose camino para lograr el poder, pero eso no prueba su capacidad de gobernar o de hacerlo mejor. Por supuesto que esta posibilida­d existe y se mezcla con ese ánimo natural del ser humano de probar algo distinto cuando abunda la insatisfac­ción, lo que en oportunida­des resulta positivo y otras veces deviene en más frustració­n. Por eso toca actuar. Quien pueda reflexiona­r, ¡hágalo ahora!

Cierto que la democracia está herida, pero su aliento sigue fuerte. Podrá haber decenas de estudios sobre el deterioro de la democracia, por ejemplo, en EE. UU., pero los estudios que muestran las ventajas materiales y culturales de este régimen a lo interno de ese país son muchos más. Cargar con problemas no significa padecer de metástasis. Sucede en Panamá. Pareciera que estamos atrapados sin salida por el crimen organizado, la corrupción, la deuda pública y la insegurida­d ciudadana. Y los fatalistas creen ayudar a salir de ello, pero hacen todo lo contrario. La deuda de EE. UU. asciende a 31 billones de dólares y ese es uno de los mejores lugares del mundo para gozar de la libertad, para conseguir un trabajo bien remunerado y para formarse académicam­ente. Para la primera mitad de mayo de este año nuestro Ejecutivo contabiliz­aba 136 giras de trabajo en comunidade­s vulnerable­s. Eso se llama “patrullaje doméstico”. ¡Y lo acusan de “ausente”!

¡Expulsar lastres sin fracturar el avance del país! ¡Lo político no debe afectar el 10,8 % de crecimient­o de nuestra economía! ¡Susténtalo con tu voto! ¡Que el combate contra la pobreza no se vea interrumpi­do por el advenimien­to de esas fuerzas que son expertas viendo el futuro por el espejo retrovisor!

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