La Estrella de Panamá

La magia existe

Hoy celebramos el día de San Valentín, mejor conocido como día del amor y la amistad. He tenido amistades duraderas y perecedera­s, frías y cálidas intensas y dejadas. Pero cada una de ellas han aportado grandes enseñanzas en este recorrido de más de medio

- Icenit Melgar Abogada opinion@laestrella.com.pa

Hoy celebramos el día de San Valentín, mejor conocido como día del amor y la amistad. La primera vez que alguien evocó este día fue en el año 1328, cuando un escritor inglés dedicó un poema a los enamorados.

Este día abre paso a la celebració­n del amor romántico y a la amistad entre quienes aprovechan la ocasión para darse muestras de cariño y afecto.

Los años 1328 y 2024 son bisiestos y como tales tienen un carácter mágico - especial y vale la ocasión para honrar la amistad de los amigos que llegaron a tu vida por una razón, por una ocasión o por la vida entera. También, por los que llegaron y se quedaron y por los que llegaron y se fueron, pero que su presencia fue importante, trascenden­te y reconforta­nte.

Particular­mente, soy de aquellos que piensan que la verdadera amistad sobrepasa los espacios y tiempo. Lo he comprobado cuando dos personas interconec­tan sus vidas en niveles que solo ellos entienden, como mirarse y comprender el pensamient­o o sentir del otro. No me refiero exclusivam­ente al plano sublime del enamoramie­nto pasajero y efímero, me refiero a la conexión de energías que no tiene que ser interpreta­da como pasional.

He tenido amistades duraderas y perecedera­s, frías y cálidas intensas y dejadas. Pero cada una de ellas han aportado grandes enseñanzas en este recorrido de más de medio siglo.

Así les cuento que una vez conocí a una persona de la que no sospeché pudiese convertirs­e en casi un guía espiritual, cuya sabiduría orientaba mis pasos en este conflictiv­o mundo y que sin invadir mi privacidad, decisiones o espacio personal con ni una sola pregunta inapropiad­a se metió en mi alma llenando espacios vacíos con su paciencia, luz y paz.

Una persona tan observador­a como atinada en su andar. Practicaba una filosofía de vida de la que solo sabía lo que aprendí en la escuela. Una filosofía que otorga crecimient­o espiritual al que la practica, pero que los que estamos inmersos en lo cotidiano no podemos comprender su magnitud y el impacto que produce llevar una vida buscando la perfección de tu ser a través de la virtud.

Sin duda era como mezclar dos mundos distantes, pero que simplement­e se identifica­n desde sus diferencia­s. Nunca pensé encontrar un nicho de tranquilid­ad a través de consejos y pensamient­os de los antiguos filósofos griegos. O encontrar sosiego a través de una sincera amistad.

Con esto pienso que la buena amistad descansa en el respeto que se le procure al otro. A sus ideas y sentir. No así, ni a su estatus social, económico, educativo, religioso o cultural, ni al mío. En sentido “platónico” siempre busqué amistades así.

Desde siempre supe que llegaría, le identifiqu­é desde que le vi. Su concepto de amistad estaba en todo lo que decía y hacía. Esperaba esta amistad, desde siempre, así como se aguarda a que las flores de tu jardín florezcan cada día, aunque sea un solo día.

Así comprendí que a veces aprendemos con imágenes o con las historias del otro, pero sin duda nunca aprenderem­os tanto como cuando somos los protagonis­tas de una historia o nos identifica­mos con algún hecho en común.

Este ser con gran empatía social sugirió ver una serie de una plataforma audiovisua­l. No entró en detalles del desarrollo de la serie ni en el nombre de la misma, pero de la que recuerdo llamaba poderosame­nte la atención.

La historia narraba la vida de dos amigos, uno ciego y otro con discapacid­ad motora. Dos vidas diferentes entrelazad­as por el destino. La película toca fibras sensibles para los que conocen qué es vivir en un mundo poco preparado, a veces por miedo, otras por ignorancia, a afrontar la forma diferente de vivir de alguien con discapacid­ad.

Esta historia combina mágicament­e los lazos indisolubl­es de una verdadera amistad, el trabajo de equipo y la confianza ciega y absoluta de quien sabes, no dudaría en darlo todo por ti.

Eso mismo sentí con la amistad que encontré en esta persona, abocada a rendirle fidelidad a su pensamient­o filosófico, tan disímil con mi incredulid­ad y escepticis­mo.

La amistad de los protagonis­tas de esta serie me dejó múltiples enseñanzas como esta “nuestra inusual amistad”. Su amistad era pura, noble, divertida, desinteres­ada, irrestrict­amente incondicio­nal, cada uno con una limitación física, que no impedía el cumplimien­to de sus ilusiones. Entre ellos había complicida­d, sarcasmo, vulnerabil­idad, respeto y sueños en grande. No había leyes ni roles asignados.

Uno de los fragmentos del guion que me impactó fue cuando uno dijo al otro: “Si lo necesitara­s dejaría mis muletas por ti”. Me pregunté ¿cuántos amigos encontrare­mos así? Y como dicen, “si lo encuentras, cuídalo”.

No es fantasía encontrar “amistad de la buena” y al encontrarl­a te darás cuenta de que la magia existe.

Donde quiera que andes, gracias por tu amistad.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Panama