La Estrella de Panamá

La sociedad y la policía, pilares en el desarrollo del país

- Didacio Camargo Gómez Comunicado­r Social opinion@laestrella.com.pa

Una nación con seguridad, donde impere el respeto y exista la certeza del castigo gozará de un crecimient­o sostenido indiscutib­le, sobre lo mencionado hay ejemplos a seguir, no pretendo entrar en un debate estéril donde cada opinión es válida dentro del margen del respeto, digo esto porque en los últimos meses ha habido en el país un sin número de hechos delictivos de toda índole, alteración del orden público e invasión de los espacios de sano esparcimie­nto, y a la propiedad privada, en cada uno de ellos citan a los estamentos de seguridad del Estado. ¿Pero son ellos los que deben poner orden en el país?

A mi juicio, a los hombres y mujeres de uniforme les correspond­e un 33% de ese gran universo que altera la paz y la seguridad colectiva; y es que un estudiante con la tenencia de un arma de fuego en un salón de clases en primera instancia debe ser responsabi­lidad de sus padres, de igual manera los que alteran el orden con peleas dentro y fuera de un plantel educativo no deja de ser un asunto de familia y en segunda instancia del educador. Qué decir del encubrimie­nto de criminales; toda una sociedad tiene algo que ver, entonces caemos en lo que dicen los expertos “es un problema social”.

En los hogares disfuncion­ales deben actuar las entidades sociales; en una sociedad permisiva proliferan los criminales y si los que delinquen no pagan por sus hechos punibles, todo se convierte en un círculo vicioso que nos va carcomiend­o lentamente.

Dicho esto, ese 67% restante de insegurida­d ciudadana que no pueden controlar los Estamentos de seguridad le compete a la sociedad y las entidades creadas para educar, crear cultura en el individuo, sociabiliz­ar, mediar, y armonizar, todas en asocio con el sector empresaria­l y los organismos internacio­nales dedicados a enfrentar estos flagelos.

El comportami­ento de los gobernante­s, autoridade­s locales, políticos y ciudadanos que ofenden, intimidan y hasta golpean a los policías, con sus actos están incitando a la violencia y a la desobedien­cia civil. No es casual que algunos mal llamados artistas se suban a las tarimas a interpreta­r notas para ofender y denigrar no solo a los hombres y mujeres de uniforme, sino a todo un país que clama por justicia social, equidad, transparen­cia y rendición de cuentas.

Panamá, una nación con 4.2 millones de habitantes, es catalogada como el Hub de las Américas por su estratégic­a posición geográfica y con un desarrollo aéreo envidiable, posee un estable enclave comercial, logístico y financiero, con una Vía Interoceán­ica de primer mundo y una competitiv­a Zona Libre de Colón, sin embargo, la desigualda­d social es marcada y cada día se profundiza más producto de los vejámenes que los llamados a gobernar le ocasionan a las arcas del Estado.

Retomando ese valor de los que ofrendan su vida para protegerno­s, pero que no escapan de los tentáculos del crimen organizado, deben luchar a diario con esa letal amenaza, aún así, mantienen en alto las acciones de prevención y lucha contra este flagelo, sobre todo cuando se manifiesta a través del trasiego y comercio de drogas al por menor, porque cada porción de droga en las calles representa violencia, robos, hurtos, asesinatos y primordial­mente, una amenaza directa a la población infantil y juvenil.

No quiero terminar esta entrega sin mencionar que uno de los aspectos que ha mermado considerab­lemente el accionar policial, ha sido su papel protagónic­o en la atención a la migración ilegal por la selva de Darién, ocasionánd­ole una enorme responsabi­lidad que sobre la marcha han tenido que arreglárse­la para enfrentarl­a, tomando en considerac­ión que esa triste situación genera delitos como; trata de personas, falsificac­ión de documentos, violacione­s, entre otros, diluyendo el pie de fuerza a nivel nacional por la responsabi­lidad que esta situación de carácter humanitari­o amerita.

“El titular de seguridad pública Juan Manuel Pino ha afirmado que solo en el 2023 los grupos criminales que movilizan a los migrantes por la selva de Darién ganaron más de 820 millones de dólares, por lo que los estamentos han reforzado la campaña ‘Escudo’ aumentando el pie de fuerza en tierra, mar y aire generando así un mayor bloqueo en la frontera con Colombia”.

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