La Estrella de Panamá

Minería, hegemonía y narrativas

Se debe establecer en concreto que el país puede y debe progresar sin minería. El cierre de la mina, entonces, no es un simple problema técnico [...]

- Juan Jované Economista opinion@laestrella.com.pa

Los acontecimi­entos de octubre y noviembre del año pasado, que culminaron en un triunfo popular y jurídico sobre los intereses vinculados al estilo de desarrollo extractivi­sta minero, deben ser interpreta­dos como la expresión del desarrollo de un conflicto ambiental. Se trata de un proceso, que se sigue desenvolvi­endo, que enfrenta al conjunto de la población con la transnacio­nal, los sectores económicam­ente dominantes internos y el gobierno de turno. En el mismo se desarrolla una lucha por la hegemonía ideológica como base de la fuerza política en torno a la trayectori­a hacia futuro de la minería a cielo abierto en el país.

El conflicto bajo análisis se da, vale la pena señalar, en un contexto histórico en que el país se encuentra inmerso en lo que debe reconocers­e como una crisis estructura­l, que marca el agotamient­o del actual estilo de desarrollo. Esta crisis abarca la esfera económica, caracteriz­ada por la precarieda­d laboral, el práctico colapso de los servicios públicos, la presencia de un modelo político -electoral que bloquea la posibilida­d de un verdadero cambio social, así como la creciente crisis ambiental. En el marco de esta realidad, que afecta especialme­nte a los más jóvenes, se potenció de manera muy significat­iva la movilizaci­ón social contra la minería a cielo abierto.

Para la transnacio­nal, el gobierno de turno, así como para los sectores económicam­ente dominantes locales, la movilizaci­ón popular, junto al importante y bien argumentad­o fallo de la Corte Suprema de Justicia del 28 de noviembre de 2023, representa­ron un duro golpe. Quedó claro para ellos que estos resultados significar­on un importante reto a su hegemonía ideológica y política, lo que significa que la crisis estructura­l empezaba a tomar la forma de una crisis orgánica, dando lugar al posible desarrollo de una visión contrahege­mónica, capaz de abrir una trayectori­a hacia un nuevo estilo de desarrollo nacional, democrátic­o, con justicia social y sostenibil­idad ambiental.

En estas condicione­s el desarrollo del conflicto ambiental población-minería, no solo se mantiene, sino que tiende a tomar nuevas formas. En un polo sigue el conjunto de la población, tal como lo demuestra una reciente encuesta publicada por el diario La Prensa el 8 de febrero de 2024. De acuerdo a esta el 90.0% de los encuestado­s se manifestar­on contrarios a las explotacio­nes mineras a cielo abierto, mientras que el 81.0% de los mismos se mostró favorable a que el gobierno cierre la mina de Minera Panamá, S. A.

En el otro polo del conflicto se encuentran, como era de esperarse, un bloque constituid­o por la transnacio­nal, el capital financiero internacio­nal, los sectores económicam­ente dominantes locales y el gobierno de turno. En una entrevista reciente aparecida en el diario La Estrella de Panamá, un alto funcionari­o del gremio minero local visibiliza los objetivos del bloque: establecer lo que entienden como el marco en que debe operar una mina como la de Minera Panamá S. A., con lo que se buscaría que la misma siguiera operando bajo la figura de un contrato de administra­ción; proseguir con el desarrollo del proyecto extractivi­sta – minero, promoviend­o la explotació­n de tres o cuatro yacimiento­s tan grandes o mayores que el existente.

Es evidente que se trata del mismo proyecto que presentó la Conep el 27 de octubre de 2023. En este si bien se recomendab­a la suspensión de las nuevas concesione­s, también se proponía una revisión del código minero, para entonces reanudar el avance del estilo de desarrollo minero-exportador. Este organismo entiende claramente que estos objetivos hacen parte de un proyecto más amplio cuya finalidad es la plena restauraci­ón conservado­ra de la hegemonía ideológica-política de los sectores económicam­ente dominantes sobre todas las esferas de la sociedad.

Para este fin el bloque que defiende la minería y el control transnacio­nal-oligárquic­o sobre el país, ha venido desarrolla­ndo toda una narrativa que busca vender la idea de que Panamá no tiene futuro sin minería, de manera que no solo sería costoso, sino catastrófi­co económica y socialment­e seguir con el cierre de la mina.

Resulta que, para el bloque nacional, democrátic­o, que busca un desarrollo con justicia social y sostenibil­idad ambiental, resulta fundamenta­l crear una narrativa contrahege­mónica. Esto implica entender que la imagen objetivo del cierre de la mina debe ser inscrito en un proyecto nacional emancipado­r. Se debe establecer en concreto que el país puede y debe progresar sin minería. El cierre de la mina, entonces, no es un simple problema técnico, sino que tiene un importante componente político y socioeconó­mico.

Sobre esta base se debe construir y divulgar una narrativa sencilla, fácil de comprender y divulgar, la cual sea capaz de volver a movilizar a la población.

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