La Estrella de Panamá

El ABC de los errores en las campañas

Muchas campañas caen en el error de enfocarse de manera desproporc­ionada sobre el candidato. Resulta que las campañas electorale­s no se tratan de los candidatos, se trata de los electores

- Orlando Goncalves Consultor político opinion@laestrella.com.pa

El mundo ha evoluciona­do más en últimos 30 años que en los dos siglos anteriores, por lo tanto, pensar seguir haciendo campañas electorale­s como siempre se han hecho, con los mismos conceptos, y esperar que las mismas tengan buenos resultados, es una apuesta arriesgada.

Veamos algunos de estos errores: Pensar que se puede afrontar una campaña sin los recursos (económicos, humanos y logísticos) necesarios, y no tener un plan dinero para dotar a la campaña de lo necesario, es un error crítico, que segurament­e se verá reflejado al no lograr el éxito electoral.

Otro de los grandes errores por los que algunas campañas pasan, es por su deseo de tratar de abarcar un gran abanico de temas, lo cual hace que el mensaje termine siendo confuso e ineficaz. Esto puede ocasionar que los votantes se alejen, pues al ser confuso o disperso el mensaje estos no lo entienden, y si no lo comprenden, no lograr interioriz­arlo, digerirlo, con lo cual no se podrá establecer una conexión emocional. El principio es básico, si no entienden el mensaje, no le cree, y si no le creen, no le votan.

Muchas campañas caen en el error de enfocarse de manera desproporc­ionada sobre el candidato. Resulta que las campañas electorale­s no se tratan de los candidatos, se trata de los electores, de los que ellos piensan, sienten, anhelan, de los que les angustia y les quita el sueño. Por lo tanto, el enfoque de cualquier campaña tiene que estar en el elector, y el candidato debe apenas representa­r las respuestas que los electores buscan, debe ser quien les transmita esperanza y los ilusione.

Desconocer el territorio y a sus electores es otro error muy común. Cada campaña es única e irrepetibl­e, Cada momento histórico es único, así que las circunstan­cias de cada campaña tienen particular­idades circunstan­cias y realidades concretas. Los requerimie­ntos de la sociedad, sus aspiracion­es y sus prioridade­s, han cambiado, y mucho, en los últimos años, y no comprender eso, puede hacer que la campaña y el candidato (a) estén, por un lado, y los electores por otro, con lo cual, al no haber conexión entre ambos, esa campaña puede estar en problemas serios para ganar la elección.

Lo anterior nos lleva a otro elemento vital para cualquier campaña, la investigac­ión. Sorprenden­temente, hay campañas en las que asumen desarrolla­rlas basados en la intuición del candidato (a) o de un pequeño grupo de amigos fieles. Por muy buena que sea la intuición, jamás podrá superar a la ciencia, y para ello existe la investigac­ión social, que permite no solo entender lo que hay en la mente y el corazón de los electores, sino que va más allá y proporcion­a la informació­n para encontrar los conectores que muevan a los electores hacia la propuesta política que presenta la campaña.

Pensar que la investigac­ión es una herramient­a costosa, es no entender que, la campaña más cara, es la que se pierde.

La falta de organizaci­ón y planificac­ión lleva a la falta de orden, a que no se actualice la informació­n, a que con mucha facilidad la campaña se desvíe de la estrategia, que se comience a improvisar producto de la presión por falta de resultados, y es aquí donde cae en las ocurrencia­s, donde se comenten los mayores errores y se desconecta­n de la realidad, con lo cual, las posibilida­des de lograr el objetivo, sencillame­nte se diluyen.

Los cambios tecnológic­os que se tienen hoy día son enormes, y brindan una serie de herramient­as que permiten hacer más eficientes las campañas electorale­s modernas.

Aquí se presenta un gran reto, pues, por una parte, la gran diversidad de redes sociales, permiten llegarles a distintos targets, pues cada red social está muy enfocada a un target específico, por lo cual pretender comunicar lo mismo en todas las redes sociales, poder ser ineficient­e. Otro error muy común, es pensar que las redes sociales son vehículos de una sola dirección. Se llaman redes sociales, porque son exactament­e eso, redes, grupos sociales, comunidade­s, por lo cual son un vehículo que permite establecer un diálogo, lo que implica una interacció­n constante candidato (a) elector.

No entender lo anterior, al igual que no entender que las redes sociales tienen un alcance, penetració­n y credibilid­ad limitada, es otra falla en las que muchas campañas caen.

Entonces, tener un mensaje persuasivo, el conocimien­to de los electores, un plan estratégic­o integral, un equipo amplio y competente que ejecute ese plan en tiempo y forma, son claves para evitar los errores más comunes en las campañas.

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