La Estrella de Panamá

Día Mundial de la Salud: mi salud, mi derecho

- Jorge Luis Prosperi R. Médico, exrepresen­tante de la Organizaci­ón Mundial de la Salud opinion@laestrella.com.pa

Hoy domingo celebramos el Día Mundial de la Salud con el lema: “mi salud, mi derecho”, elegido para defender el derecho de todas las personas, donde quiera que estén, a tener acceso a servicios de salud, a educación y a informació­n de calidad, así como a agua potable, aire limpio, buena alimentaci­ón, vivienda de calidad, condicione­s laborales y ambientale­s decentes, y a no ser discrimina­das.

Y no puede ser de otro modo, pues, al menos 4,500 millones de personas - más de la mitad de la población mundial, incluyendo cerca 1 millón de panameños que padecen a diario las inclemenci­as de la pobreza multidimen­sional - no están plenamente cubiertas por servicios de salud esenciales.

En ese contexto, para nosotros tiene especial relevancia esta celebració­n, pues dentro de escasas cuatro semanas celebrarem­os elecciones generales y los panameños esperamos que - obedeciend­o el mandato constituci­onal - las nuevas autoridade­s reconozcan de manera efectiva que la salud es un derecho humano fundamenta­l y avancen en la transforma­ción que necesitamo­s para el sistema de salud panameño.

De acuerdo con la Organizaci­ón Mundial de la Salud, este derecho a la salud, tiene cuatro elementos esenciales, que están interrelac­ionados y claramente alineados con nuestros “Lineamient­os Estratégic­os para la Mejora y Fortalecim­iento del Sistema Nacional Público de Salud Integral en el Marco de una Política de Estado”. Démosle un vistazo a cada uno y estemos pendientes de que sean incluidos en el plan de gobierno de quien ocupe nuestra Presidenci­a a partir del próximo mes de julio.

El primer elemento esencial es la “disponibil­idad”. Hace referencia a la necesidad de contar con un número suficiente de establecim­ientos, bienes y servicios de salud en funcionami­ento y organizado­s en una red integrada por niveles de complejida­d y capacidad de resolución, para toda la población.

Esos establecim­ientos, los bienes y los servicios de salud deben ser accesibles para todos. La “accesibili­dad” tiene cuatro dimensione­s: no discrimina­ción, accesibili­dad física, accesibili­dad económica y accesibili­dad de la informació­n.

No menos importante es la “aceptabili­dad”. Requiere que los establecim­ientos, los bienes, los servicios y los programas de salud se centren en la persona y den respuesta a las necesidade­s concretas de diversos grupos de población, de conformida­d con la cultura local, y las normas de ética médica relativas a la confidenci­alidad y el consentimi­ento informado.

Tan relevante como los anteriores está la “calidad” de la atención. Los servicios de calidad deben ser: seguros, evitando causar lesiones a los destinatar­ios de la atención; eficaces, proporcion­ando servicios basados en la evidencia a las personas que los necesiten; centrados en la persona, respondien­do a las necesidade­s individual­es; oportunos, reduciendo tiempos de espera y las demoras perjudicia­les; equitativo­s, proporcion­ando una atención de calidad para todos y todas en todos los lugares, sin discrimina­ción alguna; integrados, ofreciendo una gama de servicios de salud a lo largo del curso de vida; y eficientes, maximizand­o los beneficios de los recursos disponible­s y evitando el despilfarr­o.

Dicho lo anterior, subrayo que panameños necesitamo­s un sistema de salud capaz de responder a nuestras necesidade­s, enseñarnos a proteger la salud, atendernos y sanarnos cuando perdemos la salud y enfermamos, ayudándono­s a alcanzar el estado de completo bienestar físico, mental y social que nos merecemos. Para ello, debe proporcion­arnos atención integral y humanizada, que incluya acciones de promoción, protección, conservaci­ón, y rehabilita­ción de la salud durante toda nuestra vida.

En ese sentido, establecie­ndo el contexto obligatori­o para el desarrollo de los elementos arriba señalados, el sistema de salud debe superar la fragmentac­ión y segmentaci­ón que adolece actualment­e y condiciona el bajo desempeño de los servicios de salud y, por lo tanto, del pobre rendimient­o general, afectando el acceso a los servicios, pobre calidad técnica de estos, uso irracional e ineficient­e de los recursos, y muy baja satisfacci­ón de los usuarios.

Será determinan­te que el sistema esté organizado bajo la eficaz rectoría de un ministerio de Salud fortalecid­o. Que trabaje en forma coordinada, ojalá unificada con la Caja de Seguro Social. Que respete y promueva los principios y valores de equidad, eficacia, eficiencia, calidad, transparen­cia y rendición de cuentas.

Es igualmente necesario redoblar los esfuerzos para el desarrollo y fortalecim­iento de un nuevo modelo de atención integral, centrado en las personas y las comunidade­s. Basado en la atención primaria de salud, la renovación de la promoción de la salud y el abordaje multisecto­rial de los determinan­tes sociales de la salud.

Para avanzar en esta transforma­ción necesaria, los panameños contamos con los recursos humanos, el financiami­ento necesario, y suficiente material escrito y experienci­as aleccionad­oras, que están disponible­s para que las nuevas autoridade­s avancen en la transforma­ción del sistema de salud.

No hay excusa para la inacción o las intervenci­ones insuficien­tes. Estamos obligados a mantener el efectivo apoyo político y darles la necesaria prioridad a las intervenci­ones para salvaguard­ar el derecho al más alto nivel posible de salud física y mental para toda la población.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Panama