Una historia de redención desde el corazón de Venezuela
Con soltura y sencillez, los actores venezolanos Carlos Manuel González y Greisy Mena compartieron con ‘La Decana’ en su primera visita a suelo istmeño y como invitados especiales del Festival Internacional de Cine de Panamá (IFF). Desde el hotel La Compañía en Casco Antiguo, los actores comentaron sobre el mensaje transformador de la cinta La sombra del sol, que se proyectó durante el festival.
La sombra del sol, dirigida por Miguel A. Ferrer, presenta una trama que desafía la idea de “la vida ideal” y el camino hacia el autodescubrimiento en pos de volver realidad nuestros sueños. Esto lo sabe bien Carlos Manuel González, quien encarna a Leo, el malhumorado y distante protagonista, junto a Anyelo López, quien encarna a Alex, su hermano menor con discapacidad auditiva.
En su búsqueda por mostrar una perspectiva diferente de la realidad de “los de abajo” en el corazón de Acarigua, Venezuela, Ferrer desnuda la vida de Leo y Alex frente al lente. Mientras Leo ha abandonado sus sueños musicales por conseguir trabajillos que le permiten vivir el día a día, Alex se aferra a sus ideales de ser músico y componer canciones. Al llegar la oportunidad de formar parte de un concurso internacional con su música, Alex empuja a Leo a ver más allá de su presente y apostar por el futuro.
Al leer por primera vez el guion, tanto Mena como González se asombraron de la profundidad de sus personajes –y de lo diferentes que son a ellos–, mientras que Alex carga con el enfoque emotivo y optimista de la cinta. “Me fascinó antes de leerlo completo, no por el personaje que es Yolanda, sino porque me pareció que la historia tenía un enfoque totalmente distinto al usual, lo cual me encantó”, comentó Mena a este diario.
“Al ir a la audición, encontrarme con actores sordos para el papel de Alex, fue una experiencia especial y única. La conexión sensorial que tenían era increíblemente expresiva y genuina, lo que me dejó impresionada”, dijo Mena. Y es que Alex se presenta como el motor de vida para Leo, dejando en claro que su condición no es una justificación para no seguir adelante, sino que las limitaciones vienen del interior de cada persona.
González compartió sobre el proceso de conocer a López antes de la grabación de la cinta, con momentos de amistad genuina. “A partir de que [Anyelo] fue escogido lo empecé a sacar a comer, a juntarnos, conocí a su familia y él a la mía, e hicimos todo el proceso de acercamiento porque para mí era muy importante no solo representar ser hermanos frente a la cámara, sino que se sintiera natural y también acercarnos fuera de cámara”, expresó el actor.
Los actores también aprendieron el lenguaje de señas para comunicarse con Anyelo y poder actuar el libreto. “Pudimos aprender por un par de meses el
Una conversación con los protagonistas de la cinta sobre redención, familia y música desde una mirada de solidaridad y autodescubrimiento lenguaje de señas para conectar con Anyelo, y la Fundación Fundafid nos ayudó con dos expertas que nos acompañaron durante todo el rodaje”, comentó González, “así logramos acostumbrarnos y llevar nuestra conexión a la pantalla como algo real”.
“Miguel Ángel Ferrer buscó que la representación fuera genuina y verídica, lo cual fue un desafío y una oportunidad para todos los involucrados”, subrayó González, “la película ofrece una visión diferente de las personas con esta condición, mostrando su fuerza, sus sueños y su capacidad de superación”.
La humanidad y la compasión
La cinta nos embarca en un viaje de autodescubrimiento tanto para Alex como para Leo, quienes se enfrentan a los desafíos de tener fe y confianza en sí mismos y en sus sueños, así como a las dificultades de lograr salir del barrio en el que se encuentran.
Para Mena, interpretar a Yolanda, el “interés romántico” de Leo, fue un proceso de convertirse completamente en otra persona, desapegándose de quien es en realidad. “Fue fascinante poder hacer de Yolanda, porque es insoportable (risas)”, señaló Mena, “cuando la veo me parece insoportable, pero me alegra que a las audiencias también les perturba Yolanda, porque es un símbolo de falta de empatía, de respeto e igualdad, porque para ella no existe Alex, es un cero a la izquierda, y eso es lo que muchas personas hacen con quienes tienen una condición o discapacidad que los hace diferentes”.
El rodaje, que duró 18 días en un tiempo récord, demandó emociones y momentos de quiebre necesarios para enfatizar en la importancia de la solidaridad y compasión, lo que es un punto clave dentro de su trama. “Una de las escenas más memorables para mí es cuando los tres [Leo, Yolanda y Alex] están discutiendo y cada uno explota a su manera, dejando ver el maltrato que sufre Alex por parte de Yolanda”, indicó Mena, “y tuve que salir corriendo varias veces a pedirle perdón a Anyelo, siendo Greisy y no Yolanda, ya que es la situación cotidiana en muchos lugares, aunque no lo reconozcamos”.
Más allá del énfasis en Alex, González y Mena destacaron que La sombra del sol es una cinta que “resuena en todo el mundo”, ya que es en esencia una historia de familia, hermandad, y salir a realizar los sueños que una vez pensamos olvidados o imposibles de alcanzar.
La cinta también da pie a explorar los sentimientos complejos, la atracción y el amor, aun en un ambiente que no es el mejor. Al conversar con González y Mena sobre su química en el set, compartieron: “Siempre pensamos que ellos en verdad se querían mucho o se quieren mucho durante la película, lo que pasa es que no se dan cuenta de que no pueden estar juntos, porque tienen metas distintas. Yolanda quiere salir del pueblo donde vive y vivir mejor, buscando lo mejor para ella, mientras que Leo sigue atrapado en su letargo y ambos juegan con el conformismo, hasta que Leo despierta y reconoce que es momento de buscar un nuevo camino junto a su hermano”.
Desde Venezuela
Como una de las producciones de mayor impacto desde la factoría venezolana, La sombra del sol destaca por una trama reconocible alrededor del mundo, con un toque de esperanza, solidaridad y reconciliación. Sobre esto comentó Mena: “el mensaje principal de la película es una poderosa reflexión sobre la superación personal, la búsqueda de sueños y la importancia de la inclusión y la empatía en nuestra sociedad”.
A través de los personajes de Leo, Alex y Yolanda, la película nos muestra cómo las limitaciones que enfrentamos en la vida no deben definir nuestros sueños ni nuestra capacidad para alcanzarlos. En lugar de victimizar a los personajes, la historia resalta su fuerza, su determinación y su capacidad de encontrar nuevas formas de cumplir sus metas.
“Este mensaje resuena profundamente con el público, ya que nos invita a reflexionar sobre nuestras propias limitaciones y cómo podemos superarlas con determinación y apoyo”, indicó González. Además, la película destaca la importancia de la conexión humana, la compasión y el amor en nuestras vidas, lo cual hace que la historia sea inspiradora y conmovedora para todo tipo de espectadores.
Sobre trabajar con Ferrer, los actores apuntaron a la dirección creativa y su “sensibilidad hacia los temas abordados en la historia” lo cual les permitió explorar los personajes de manera genuina y significativa. “Su apertura a ideas y sugerencias durante el proceso de preparación y rodaje enriqueció el resultado final de la película, creando una obra que consideramos que resalta la diversidad y la humanidad de sus personajes de manera impactante y conmovedora”, indicó Mena.
No faltó reconocer por parte de ambos que con la cinta el representar a Venezuela en el IFF Panamá fue “un honor y una oportunidad única”. “Estamos orgullosos de poder mostrar nuestro trabajo y nuestra cultura en un escenario internacional tan importante”, dijeron a este diario, “además, fue una experiencia enriquecedora conocer a otros profesionales del cine de todo el mundo y compartir nuestras historias y perspectivas. Estamos agradecidos por esta oportunidad y emocionados por el impacto que nuestra película pueda tener en el público internacional”.
La diseñadora española, que expone sus creaciones entre Panamá y Madrid, recientemente mostró su última colección caracterizada por la variedad en colores y estilos
Antes de la entrevista, la diseñadora Pilar Sáinz se encuentra inmersa en el trajín de promocionar su última colección correspondiente a 2023, que se distingue por la variedad de diseños, colores y estilos, y que en la actualidad se puede apreciar en el local Modart de Marbella.
Es entonces cuando Sáinz toma una pausa para conversar con La Estrella de Panamá acerca de las distintas inspiraciones que la rodean a la hora de diseñar sus piezas de ropa, así como lo fundamental que es tener en cuenta los gustos de sus clientas para crear vestidos que las hagan sentir cómodas y a gusto en cualquier ocasión.
Sáinz resume que la colección de 2023 se caracteriza, sobre todo, por ser una colección cápsula –un formato en el que se hacen más colecciones al año, más pequeñas y mejor comercializadas– que incluye distintos tipos de piezas de ropa, tales como vestidos, jumpsuits, chaquetas, levitas y casacas, entre otros.
“Nos gusta mucho jugar con la versatilidad del día y la noche, en la que una misma mujer que le encanta la moda pueda considerar cómo y cuándo se pone esta pieza. A nuestras clientas les gusta vestirse muy bien y me sorprende la manera en cómo ellas mismas innovan con las piezas al momento de vestir. Por otro lado, hay otro tipo de clientela que necesita que la asesores y le ayudes a vestirse, porque no sabe qué ponerse para una determinada ocasión. Y es entonces donde la versatilidad da mucho juego”, dijo.
Panamá y España son dos grandes fuentes de inspiración para Sáinz, por lo que trae lo mejor de ambas tierras en sus creaciones. “Al principio, yo tenía un caos en el que no sabía quién era y qué diseñaba, porque me tropicalicé y tenía colores austeros y, entonces, poco a poco fui introduciendo el color de una forma dinámica y elegante. Hoy soy parte de la fusión de estos dos mundos”, expresó.
La diseñadora apuntó que para ella el poder utilizar la amplia gama que le puede ofrecer una paleta de colores es parte importante del proceso de creación de un diseñador, en el que se puede ir del blanco al negro y, de ahí, ir hacia los tonos más fresas y más corales,
A mí me gusta que mis vestidos reflejen esa manera psicológica que explora lo más profundo del ser, en el que defino quién soy, el porqué estoy aquí”
La directora general de la Unesco, Audrey Azoulay, reclamó este miércoles en la apertura de la Conferencia del Decenio del Océano en Barcelona una mayor inversión internacional para la investigación de los océanos para el mejor conocimiento y mayor protección del gran azul en el contexto del cambio climático.
“Mucho debe hacerse aún porque tenemos objetivos cruciales en el horizonte. Nuestros mares están ahogados de calor. Cada año alcanzamos récords negativos de temperatura”, lamentó Azoulay.
La directora general de la Unesco recordó que solo se ha podido registrar en profundidad el mapa del 15% del suelo de los océanos y que las misiones al fondo de océano palidecen en número en comparación con las misiones al espacio.
“Mucho tiene que hacerse aún y puede hacerse para estudiar y proteger los océanos. Y para eso hay que invertir en ciencia y continuar con la cooperación internacional. Es difícil en los momentos de crisis y de fragmentación de la comunidad internacional que vivimos, pero si algo puede unirnos eso son los océanos”, dejó claro.
Barcelona acoge desde este miércoles la Conferencia del Decenio del Océano 2024, organizada por la Unesco y que reúne a unas 1.500 personas en la ciudad para trazar las líneas de actuación que puede ofrecer la ciencia en la salvaguarda de los mares de todo el mundo.
Azoulay fue la encargada de romper el hielo en una primera jornada en la que intervinieron mandatarios como el presidente de Cabo Verde, Jose María Neves; el de Seychelles, Wavel Ramkalawan; el primer ministro de las islas Cook, Mark Brown; y el príncipe Alberto II de Mónaco.
La contaminación de las aguas y la afectación en la salud humana, el problema de los plásticos, el impacto del tráfico marino en los animales, la preservación de las especies marinas, la explotación pesquera o el papel del océano en la regulación del clima y en la absorción de CO2 son algunos de los retos globales que se tratarán durante tres días en la capital catalana.
En el Centro de Convenciones Internacional de Barcelona (CCIB) se reúnen por primera vez líderes políticos, legisladores, sectores marítimos, universidades, oenegés, el sector privado y la sociedad civil para impulsar nuevas colaboraciones entre los campos de la ciencia, la política y la sociedad.
A través de diversas sesiones temáticas, los participantes evaluarán hasta el viernes los logros obtenidos en el Decenio del Océano de la Unesco, que comenzó en 2021, y marcarán la hoja de ruta para los próximos años, en el horizonte de 2030.
El Decenio del Océano trabaja para la consecución del Objetivo de Desarrollo Sostenible número 14 de la Agenda 2030, que contempla la conservación y utilización de forma sostenible de los océanos, mares y los recursos marinos, así como el establecimiento de prioridades para su futuro.
En los tres días de sesiones en Barcelona participarán 40 ponentes internacionales y 100 oradores, repartidos en cuatro grandes sesiones temáticas: contaminación marina, los ecosistemas y el nexo entre el océano y el clima; la economía oceánica sostenible y la alimentación; la observación, predicción y sistemas de alerta temprana de los océanos y, por último, el conocimiento de los océanos y de las comunidades indígenas.
De los tres días de la conferencia se espera que salga una declaración que, si bien no será vinculante para los países –como no lo son tampoco otros foros relacionados con Naciones Unidas–, sí que marcará unas directrices de actuación en cuanto a la colaboración entre gobernantes, ciencia, oenegés y sector privado en contaminación, estudio del océano, economía azul, crisis climática y biodiversidad.
Las conclusiones de Barcelona sustentarán la base de trabajo sobre próximos foros internacionales, entre ellos la Conferencia de los Océanos de Naciones Unidas que se celebrará en Niza (Francia) en 2025.
Los ponentes
El príncipe soberano de Mónaco, Alberto II, hizo este miércoles un llamamiento a la comunidad internacional para que apoye la ciencia como el mejor “lenguaje común” para proteger los océanos, cuyo calentamiento provoca catástrofes naturales y extinción de especies, consecuencias que exigen “respuestas globales”.
“Los océanos enfrentan un momento crítico, hacen frente a multitud de amenazas a causa principalmente del modelo de desarrollo de los seres humanos y las decisiones que todos tomamos”, afirmó el monegasco en la apertura de la Conferencia del Decenio del Océano en Barcelona.
“A través de la ciencia debemos movilizarnos. Solo la ciencia nos permitirá entender lo que trae el futuro, nos dice las especies que están desapareciendo y nos permite anticiparnos”, apuntó.
Alberto II reclamó “compromiso internacional” con la investigación oceanográfica, un campo de estudio sobre el que Mónaco está “orgulloso” de contribuir desde tiempos de su abuelo, hace más de 150 años, explicó.
El príncipe destacó que los esfuerzos deben ser “coordinados” a nivel internacional, con la implicación de todas las naciones, pues “el calentamiento de los océanos y su conservación no solo es problema de unos pocos países o regiones”.
El presidente de Cabo Verde, José María Neves, aseguró que, ante las muchas adversidades que amenazan los océanos, como la pesca ilegal, migraciones o el tráfico de personas, esta conferencia debe servir como un catalizador de compromisos para salvaguardar la seguridad de los océanos.
“El reto al que tenemos que responder es saber si estamos o no equipados con las respuestas adecuadas”, apuntó.
Además, señaló el papel crucial que ocupan los océanos en Cabo Verde, donde el 7% del mar es áreas protegidas para conservar la biodiversidad marina: “Es la mayor riqueza natural del país”.
Por este motivo, aseguró que desde el ejecutivo se ha promovido una gobernanza sostenible del océano y el correcto mantenimiento de los recursos marinos.
Neves deseó que este encuentro entre todas las entidades interesadas en una gobernanza oceánica sirva para “marcar un antes y un después en el viaje para proteger y ensalzar los océanos”.
Por su parte, el presidente de Seychelles, Wavel Ramkalawan, puso en valor el papel de la ciencia para lograr –dijo– “el océano que queremos”.
“Debemos entender cómo funciona nuestro océano para poder salvarlo. Desbloquear los misterios del reino marino es la clave”, afirmó Ramkalawan en su intervención.
También el mandatario de islas Cook, Mark Brown, destacó que los retos a los que se hace frente son “una responsabilidad compartida que debe ser afrontada colectivamente”.
En esta línea lamentó que los océanos sean una de las áreas en las que menos se invierte en investigación.
Por ello, pidió incrementar las inversiones a nivel global para que los gobernantes puedan tomar “decisiones bien informadas a partir de la evidencia científica”.
“Debemos guiarnos por la ciencia y el conocimiento, no por el miedo”, enfatizó.
Logros y pendientes
El secretario de la Comisión Oceanográfica Intergubernamental de la Unesco, Vidar Helgesen, hizo un balance de los primeros años del decenio, en los que consideró que se ha logrado ya algunos éxitos.
Entre ellos se impulsó un movimiento global que ha unido a gobiernos, científicos, industrias y filántropos, al tiempo que aumentó la consciencia sobre el papel de la ciencia oceánica en un desarrollo sostenible.
También se avanzó en el reconocimiento del conocimiento tradicional de las poblaciones indígenas que viven del mar, especialmente en islas de Oceanía, para incorporarlo en la literatura científica.
En total se desplegaron 52 programas para afrontar las 10 metas del decenio, con la implicación de 62 países, al tiempo que se avanzó en una red de coordinación regional y nacional con 12 centros colaboradores de la Unesco.
Pese a los avances, “también hay retos pendientes” hasta 2030, advirtió Helgesen, que citó por ejemplo los carencias en el conocimiento del fondo del mar –donde por ejemplo aún quedan numerosas especies por descubrir– y la afectación de la contaminación en el propio mar, en la salud humana y en la regulación climática.
También faltan acciones políticas más concretas a nivel global, nacional y regional basadas en la evidencia científica, y una mayor inversión en infraestructuras que permiten observar, registrar y predecir el comportamiento del mar.
“Tenemos que observar el océano tal como es, teniendo en cuenta que va cambiando, así que también debemos ir mirando cómo cambia”, subrayó Helgesen.
El diplomático noruego resaltó que los gobernantes y la industria deben colaborar para “identificar las ideas transformadoras de la ciencia en las que hay que fijarse para tomar las mejores decisiones” en la protección de los mares.