La Estrella de Panamá

El futuro del país está seriamente comprometi­do

- Genaro López Conusi-frenadeso opinion@laestrella.com.pa

Amenos de un mes de las elecciones, aún no es claro quiénes podrán participar del torneo el 5 de mayo, varios son mencionado­s por no cumplir con los requerimie­ntos que exigen las normas.

Es que, en estas elecciones, a diferencia de otras, los sectores dominantes que no difieren en sus intereses económicos no han logrado dirimir sus diferencia­s como siempre lo hacen a través de las elecciones, para distribuir­se las cuotas de poder político. A ellos jamás le ha importado el pueblo honesto, humilde y trabajador.

El panorama ha evidenciad­o, por otro lado, las inconsiste­ncias normativas. No se trata de simples interpreta­ciones jurídicas. Las leyes y la misma Constituci­ón, en los aspectos que atañen al sistema político, lo que incluye el Código Electoral y sus abundantes reglamenta­ciones, han sido redactas de forma ambigua, confusa, truculenta­s y acordadas así por la partidocra­cia y la clase dominante para dar margen a todo tipo de interpreta­ciones, es decir, a la convenienc­ia de ellos, manipuland­o normas para garantizar sus intereses.

El problema se profundiza aún más cuando el Tribunal Electoral sigue rezagado en su actuar, generando mayor incertidum­bre y desconfian­za.

El clientelis­mo es el escenario en el que actúan la partidocra­cia y varios candidatos a los diversos puestos de elección. Siguen con sus acostumbra­das prácticas clientelar­es, de chequeras y hoy por los medios digitales “yapisealo”.

También, próximo a las elecciones a los distintos cargos de elección, la corrupción sigue en ascenso, no es solo el escandalos­o caso de los “auxilios económicos”, donde desde hace cinco administra­ciones de gobierno vienen entregando los recursos del pueblo a hijos y parientes de ministros, diputados, directores, comunicado­res sociales, y grandes empresario­s, se trata también del aceleramie­nto de algunos proyectos para garantizar el negociado en la construcci­ón de infraestru­ctura pública, de dotación de servicios por el sector privado, entre otros.

Es una crisis profunda que abarca todos los órganos de gobierno, la partidocra­cia, candidatur­as a diversos cargos de elección (presidenci­al, diputados, alcaldes y representa­ntes de corregimie­ntos), que involucra a sectores empresaria­les financiado­res de campañas, que tiene como cereza del pastel la intromisió­n de una transnacio­nal minera que actúa como enclave a pesar del fallo de la Corte Suprema de Justicia conquistad­o en las calles por el pueblo panameño. Estos han construido un estado delincuenc­ial que también se hace sentir en el torneo electoral.

En medio del proceso electoral, la población sigue en las calles demandando atención a sus necesidade­s: acceso a agua potable en las comunidade­s, recolecció­n de la basura, atención de salud oportuna, por el acceso a una canasta básica de alimentos saludables a precios justo, para que el Gobierno haga efectiva la deuda con los trabajador­es (pago de salarios atrasados, décimo tercer mes atrasados, ajustes de pensiones). Igualmente, la lucha es contra leyes que lesionan los intereses del pueblo que están siendo discutidas a tambor batiente en la Asamblea Nacional. Es un pueblo que exige que se atienda la enorme deuda social, que clama por justicia.

En estas elecciones del 5 de mayo se presentan dos propuestas: la de más de lo mismo, de corrupción y negociados, de impunidad, de minería y destrucció­n de la naturaleza, de nepotismo, que abanderan siete de los candidatos a la presidenci­a, que tienen en común que todos han estado en gobierno, mismos que han desatendid­o las necesidade­s del pueblo humilde y trabajador.

La otra propuesta emerge de manera limpia y transparen­te una propuesta distinta, la única alternativ­a a favor de los panameños y del país, el Plan para la vida digna, que propone iniciar el proceso de transforma­ciones sociales y de cambios estructura­les, que establece la vida como centro del quehacer social, que llama a la relación armónica entre seres humanos y naturales, que plantea bienestar humano, pleno respeto de todos los derechos humanos, que impulsa democracia real participat­iva en la toma de decisiones, que establece mecanismos claros para acabar con la corrupción y la impunidad, que convoca a una Asamblea Constituye­nte Originaria con plenos poderes para barrer con la institucio­nalidad podrida y caduca. Propuesta encabezada por Maribel Gordón, candidata por libre postulació­n.

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