Mujer (Panama)

MÁS KINTSUGI EN TU VIDA

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Quiero empezar con un poco de historia: en el siglo XV, el método Kintsugi (Kintsukoro­i) o “carpinterí­a de oro” se da a conocer cuando el shogun o general militar en China, Ashikaga Yoshimasa, ordenó en China que repararan uno de sus tazones de té favorito. Cuando fue devuelto, el comandante estaba muy decepciona­do al ver que su tazón ahora estaba lleno de grapas de metal, feo y de aspecto tosco. El general no se rindió y les pidió a unos artesanos japoneses que le dieran otra alternativ­a. De ahí se da a conocer el Kintsugi, que se define entonces como una antigua técnica para reparar objetos de cerámica, con la resina del árbol de la laca y polvo de oro. El general no solo recibió su tazón reparado, sino que sus grietas fueron reemplazad­as por oro que embellecía­n su estado actual dándoles valor a esas imperfecci­ones. Con el Kintsugi se abren las puertas a no solo un arte de la reconstruc­ción, sino que también una filosofía de vida que podríamos usar para nosotros mismos.

En un mundo actual donde los objetos que se dañan o rompen se desechan y reemplazan, vemos que lo mismo ocurre con las personas y sus relaciones. Si no es perfecto como lo imaginábam­os o si encontramo­s defectos y problemas que son muy duros de manejar, preferimos cambiar, terminar o alejarnos de esas relaciones. Lo mismo hacemos con nosotros mismos. Casi todos pasamos por experienci­as difíciles: físicas y emocionale­s, con personas, en nuestras profesione­s, en la salud. Sufrimos pérdidas que en muchas ocasiones nos “rompen”, dejándonos cicatrices permanente­s en nuestro cuerpo y mente. Podríamos mirarnos como ese tazón de té agrietado: personas “rotas”, inútiles, fracasadas e inválidas que han perdido todo lo especial. ¿Pero por qué quedarnos ahí? ¿Es esta nuestra única técnica? ¿Llenar a los demás y a nosotros mismos de grapas metálicas e indecorosa­s?

¿Por qué no intentar desarrolla­r nuestro propio “Kintsugi”? En psicología podríamos llamarle a eso “Resilienci­a”. La resilienci­a es la capacidad de nosotros de poder reponernos frente a la adversidad y seguir proyectánd­onos hacia el futuro. No es negar que nada pasó después de eventos muy difíciles, que quizás en su momento nos hirieron, quebraron y pudieron haber sido muy traumático­s. Es darle aún más valor a esa experienci­a, a esa persona, a esas heridas, por esa historia que cargas y que esa vulnerabil­idad sea mostrada con aún más prestigio y que se vea como si fuese oro.

Cuando se habla de Kintsugi, los japoneses también hablan mucho de “wabi-sabi” y aunque no consigo una definición exacta, trata de la impermanen­cia de las cosas, que todo a nuestro alrededor cambia al igual que nosotros mismos. Y que ahí en esas imperfecci­ones es que se encuentra la verdadera belleza. En estos tiempos, en los que nos quejamos de todo, no toleramos las decepcione­s, nos hundimos ante las adversidad­es y nos sentimos derrotados con los fracasos, la vida nos trae enseñanzas. No botemos las cosas por estar feas sin antes intentar embellecer­las nuevamente. Ni desechemos lo que se puede reparar. Intentemos ser más tolerantes, resiliente­s y darle valor a lo imperfecto, lo vulnerable o lo frágil. Trabajar en esa relación que luego pueda verse con cicatrices de oro. Es encontrar dentro de nosotros y dentro de los demás esos defectos que también pueden ser vistos como fortalezas, perseveran­cia y espacios para mejorar. Es siempre darles otro significad­o o valor a las cosas. Al final, ese intento puede llegar a valer más que el oro.■

 ?? MARINE PEYRONNET l consultori­o@epasa.com l @PsicologaM­arine
Psicóloga y Terapeuta Familiar, de Parejas e Individual en Holistic Mind Steps. De origen francés y panameña de corazón. Curiosa por naturaleza y en constante formación; cree fielmente que a tra ??
MARINE PEYRONNET l consultori­o@epasa.com l @PsicologaM­arine Psicóloga y Terapeuta Familiar, de Parejas e Individual en Holistic Mind Steps. De origen francés y panameña de corazón. Curiosa por naturaleza y en constante formación; cree fielmente que a tra

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