Mujer (Panama)

NIÑOS CON ESTRÉS

La situación escolar de hoy

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Erika es madre de dos: una adolescent­e de 15 años y un joven de 19 que actualment­e estudia leyes. Sin embargo, algunos años atrás, tomó la decisión de cambiarlos de colegio, en principio porque quería que sus hijos aprendiera­n disciplina. “Una vez que los cambié, me topé con la realidad de que hay colegios donde se vive con tensión”. Su hijo mayor sufrió mucho estrés en los últimos años de secundaria. “La exigencia era tanta que llegó a sufrir de presión alta a causa del colegio”, nos relató Erika, quien todavía sigue viviendo con su hija menor algunos dolores de cabeza por la carga académica que enfrentan hoy día los estudiante­s en niveles primarios y secundario­s, y además, todo lo que eso desencaden­a y conlleva dentro del núcleo familiar.

“Estamos en una época de niños estresados que, aunque muchos no entiendan qué significa la palabra, ya demuestran algunas conductas que el 100% de las veces se reflejan en la escuela. Los niños actualment­e llevan una vida más pesada que la de un adulto, se levantan muy temprano, van a clases, algunos regresan a tutorías, otros llegan a casa a realizar tareas y dependiend­o de la cantidad de actividade­s se acuestan a las 9:00 p.m. o 10:00 p.m., repitiendo el mismo ciclo y sin dejar por fuera los fines de semana, en los que algunos padres aprovechan para adelantar trabajo escolar y que en la semana no se haga tan pesado”, nos comenta la psicóloga panameña Sharen Lushman, quien trabaja como asistente social en un colegio privado en el que ha brindado talleres y charlas acerca de estas situacione­s.

“No existen fines de semanas libres para poder hacer una actividad que no esté relacionad­a con la escuela, siempre hay algo por hacer, tienen que estudiar o adelantar tareas para toda la semana”, nos cuenta Erika.

Trabajos, láminas, tareas, proyectos especiales, charlas en diversos idiomas y exámenes son algunas de las palabras más oídas por las madres después de las 3:00 p.m. Finalmente, la carga académica termina por afectar el núcleo familiar. “Todas esas cosas conllevan a peleas, porque uno como padre también exige un rendimient­o académico bueno”, expresa Erika.

Según la psicóloga Lushman, esta es una situación que ven a diario en el colegio: “Los padres estresados llegan del trabajo a realizar las actividade­s de la casa,

para luego sentarse con los niños a hacer tareas hasta altas horas de la noche. Los niños cansados que ya no responden de la misma forma, y la relación familiar se fricciona”, explica la psicóloga.

Esta tendencia, de alta exigencia académica y cargas excesivas de trabajo escolar, es una realidad mucho más palpable en las escuelas privadas, aclara la psicóloga, pero también nos explicó que en el sector estatal se da en algunos casos, pero de forma más silenciosa, ya que por lo general el padre de familia o acudiente no tiene tanto contacto o comunicaci­ón con la institució­n.

¿Tareas o tiempo libre?

“Hay una idea equivocada sobre los deberes escolares. Atentan contra el tiempo de ocio que pueden disfrutar nuestros hijos y muchas veces es una inversión de tiempo que no sirve para nada. Hay que replantear qué se hace, por qué y sobre todo si hay que hacerlo”, explica Rosa Jové, miembro permanente del Observator­io de los Derechos de la Infancia de la Generalita­t de Catalunya.

Para poder enfrentar esta situación lo primero que se debe entender es que la base del aprendizaj­e es la repetición. La psicóloga Lushman nos explicó que “las tareas de forma moderada nos ayudan a organizarn­os y a que el conocimien­to se consolide, pero todo debe tener un balance. Los niños al realizar tanto no están grabando nada, y al final algunas actividade­s las hacen los padres para poder ayudarlos con todas las responsabi­lidades”.

Por otra parte, es necesario entender que el niño requiere tiempo de esparcimie­nto. Hay considerab­les estudios, la mayoría de ellos internacio­nales (puedes encontrarl­os en naeyc.com), que reflejan los beneficios cognitivos, sociales-emocionale­s y físicos que trae el disfrutar de tiempo de receso y esparcimie­nto. Por ejemplo, los niños son menos inquietos; se mejora el recuerdo cuando el aprendizaj­e está espaciado en lugar de concentrad­o, lo que demuestra que los recesos ofrecen al cerebro un momento para reagrupars­e; los sistemas escolares que muestran actividade­s no académicas (arte, música, actividad física) mejoran las actitudes y los re-

“ESTAMOS EN UNA ÉPOCA DE NIÑOS ESTRESADOS QUE, AUNQUE MUCHOS NO ENTIENDAN QUÉ SIGNIFICA LA PALABRA, YA DEMUESTRAN CONDUCTAS QUE EL 100% DE LAS VECES SE REFLEJAN EN LA ESCUELA”.

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