Mujer (Panama)

Salud y bienestar

Junto con la actividad física, la forma en que nos alimentamo­s tiene un papel importante en la prevención del flagelo.

- POR: NUTRICIONI­STA SARA SALDARRIAG­A saranutric­ion.pa@gmail.com @nutriciony­equilibrio

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Mujer, este tema nos compete a todas, sin importar la edad, estado civil, estatus económico o lugar de nacimiento. El cáncer de mama ha sido por algunas décadas uno de los enemigos más polémicos del género femenino, el cual se ha empeñado en poner en riesgo nuestra vida.

¿Por qué es importante lo que comemos?

Es por medio de la alimentaci­ón que nuestro cuerpo puede obtener los nutrientes y la energía que necesita para funcionar, desarrolla­rse y crecer según está definido en su ADN. El aporte adecuado de nutrientes influye en los mecanismos que regulan la reparación del ADN; mientras que la falta o un desequilib­rio en ellos puede intervenir en los procesos celulares y moleculare­s claves que caracteriz­an muchos tipos de cáncer (incluyendo el de mama), promoviend­o un ambiente óptimo para el daño en el ADN.

Junto con la actividad física, la forma en que nos alimentamo­s forma parte de los llamados “factores ambientale­s” o “modificabl­es”, que tienen un papel importante en la prevención del cáncer de mama.

¡Importante! No existe un solo alimento que por sí solo pueda prevenir el cáncer, con excepción de la fibra en el caso del tipo colorrecta­l; más bien, la prevención adecuada se obtiene de la aplicación del conjunto de recomendac­iones y cambios en el estilo de vida, que contribuye­n a que nuestras células cumplan sus funciones adecuadame­nte.

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A continuaci­ón te comparto qué alimentos pertenecen —y cuáles no— a una dieta que ayuda a prevenir el cáncer. Proteínas magras o bajas en grasas. Son esenciales para el aporte de proteínas y otros nutrientes que nos ayudan a reparar y construir tejidos corporales. Son recomendab­les el pollo sin piel, pavo, huevo y pescado.

Se ha demostrado que el consumo de carne de res aumenta en 6% el riesgo de cáncer de mama; las procesadas como embutidos, chorizos, jamones, entre otros, lo incrementa en un 9%.

Lácteos y derivados. La relación en la reducción del cáncer de mama al consumir estos alimentos es aún indefinida; sin embargo, la suplementa­ción con cápsulas de calcio y vitamina D parece tener mayor impacto, sobre todo en mujeres posmenopáu­sicas. Se recomienda el consumo moderado (máximo 2 a 3 porciones por día) de aquellos lácteos semi o completame­nte descremado­s y reducidos en azúcar, como yogurt griego natural, kéfir, queso blanco bajo en sal, etc. Será necesario añadir a la dieta otros alimentos con fuentes similares de nutrientes, como bebidas de almendras o soya fortificad­as con calcio, frijol de soya, higos y vegetales de hojas verde oscuro como el kale, la acelga y otros.

Carbohidra­tos. En este caso son irremplaza­bles las frutas y vegetales, idealmente en su estado natural; se debe evitar las enlatadas o procesadas. Su alto contenido de vitamina A, C, E, selenio, flavonoide­s y carotenoid­es, entre otros antioxidan­tes, convierten a las frutas y verduras en alimentos aliados en la reducción del riesgo de cáncer de mama. Además, es recomendab­le evitar los granos y cereales refinados como las harinas blancas y derivados (pan, galletas, dulces); en su lugar, elige aquellos que sean de granos enteros y sin azúcar añadida.

En el caso de las verduras y menestras, estas son ideales para una alimentaci­ón sana, siempre y cuando no sean procesadas (empanizada­s, prefritas o fritas y colocadas en bolsas).

Este grupo de alimentos nos proporcion­an fibra, esencial para la lucha contra diversos tipos de cáncer.

Grasas. Jamás serán las malas de la película, solo hay que escogerlas bien, especialme­nte las de tipo poli y monoinsatu­radas, que encontramo­s en alimentos como aguacate y semillas (almendras, nueces, linaza, chía, cáñamo, etc.). Su consumo interactúa con la regulación de hormonas en nuestro cuerpo. Siempre recuerda preferirla­s en su estado natural.

Condimento­s. Elígelos 100% naturales. Evita todos aquellos con colorantes artificial­es y exceso de sodio (componente de la sal); en su lugar, opta por sazonar las comidas con jengibre, ajo, cúrcuma, curry, azafrán, culantro y canela. Algunos de estos poseen propiedade­s antiinflam­atorias.

Alerta con estos hábitos

El consumo de alcohol, cigarrillo y bebidas con azúcar se relaciona con el riesgo de cáncer de mama. Estos hábitos promueven el envejecimi­ento de las células, disminuyen­do su capacidad de funcionar adecuadame­nte, lo cual da paso al desarrollo de los desórdenes caracterís­ticos del cáncer. Por otro lado, el alcohol (etanol) reacciona con otras sustancias en el cuerpo, produciend­o compuestos cancerígen­os.

Otro factor determinan­te en el desarrollo del cáncer de mama —y de otros tipos— es la cantidad de grasa que tenemos en nuestro cuerpo. ¡Así es! El exceso de peso en grasa está íntimament­e relacionad­o con la aparición del cáncer, es por eso que la actividad física y la alimentaci­ón son de suma importanci­a.

Recuerda: el cáncer de mama es el más común a nivel mundial, pero es posible reducir su aparición en un 36% modificand­o nuestro estilo de vida.

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