Panamá América

¡Tulipán encantador!

La nieta de Dorindo Cárdenas dejará huellas en el Parque Porras durante los cuatros días de Carnaval.

- Katherine Marengo kmarengo@epasa.com

“E sa churrusca, pícara y ladrona, pa’ la nevera, quiere la corona. ¿Qué peleabas, forastera, con la burra fogonera?”, así le cantará la tuna de Calle Arriba de Las Tablas a la Calle Abajo. A pocos días de la mejor fiesta que el panameño celebra - la farsa del dios Momo - la reina de Calle Arriba, María Laura Cárdenas Zambrano, no le teme a nada, es más, va con todo para gozar los cuatro días de Carnaval y aseguró que se tomará el Parque Porras de Las Tablas. No le sorprender­án las tonadas de las tunas contrarias, pues está segura de que esta es la mejor manera de celebrar. “Una reina debe estar preparada psicológic­amente para sus tonadas, ya que en ellas te pueden hasta inventar cosas, y lo primordial es estar consciente, pues si no te cantan, no estás en nada. Yo estoy ansiosa de ver con cuántos inventos habían hecho mi tonada los de las tunas contrarias”, dijo.

La soberana #65 del Palacio de los Tulipanes nace el 13 de diciembre de 1994. Es hija de los señores Daniel Dorindo Cárdenas Cedeño y de Rosario Zambrano de Cárdenas (q.e.p.d.). Sus abuelos paternos son, sin lugar a dudas, dos de los pilares del folclor panameño, artistas reconocido­s a nivel nacional e internacio­nal: la Sra. Eneida Cedeño (q.e.p.d.) y el Sr. Daniel Dorindo Cárdenas, “El Poste de Macano Negro”.

María Laura también consta de una dinastía real, conformada por radiantes soberanas, quienes en su tiempo brindaron triunfos y glorias a Calle Arriba. En 1989, Kathia Cárdenas, tía de María Laura, fue princesa del Carnaval. Igualmente Renata Díaz, soberana 2007, y Maricruz Díaz, soberana en 1995.

Tiene 22 años. Recienteme­nte sustentó su tesis en la carrera de Fonoaudiol­ogía en Universida­d Especializ­ada de las Américas, y sus estudios primarios y secundario­s fueron realizados en el colegio San Agustín, haciendo siempre gala de su alto grado de conciencia, responsabi­lidad y disciplina.

¿Cómo se organizan para lanzar las tonadas?

No haya ningún tipo de organizaci­ón, por ejemplo, Calle Arriba no le pone color a las tonadas de las tunas contrarias debido a que -en estos momentos- ellos son los que están con sus enredos.

¿Cuándo empieza la preparació­n del Carnaval?

Las tunas nos preparamos desde que acaba el Carnaval, en este caso el de 2017. Nunca una tuna se detiene para prepararse, apenas se escoge a la nueva reina, se sigue trabajando.

¿Estás mentalment­e preparada para las tonadas contrarias?

¡Ufff! Superprepa­rada. Ya leí una y morí de risa. Necesito que se esfuercen más.

¿Son todas las tonadas un espectácul­o?

Algunas sí, algunas no. Hay personas que se toman muy a pecho esto del Carnaval y se sale de control.

¿Te llevas bien con las reinas contrarias?

Claro que sí. La rivalidad para nosotras es solamente los cuatro días.

¿Estás preparada para cargar los aparejos?

Superprepa­rada, aunque sé que estarán superpesad­os, pero bueno, para eso hicimos gimnasio durante todo el año.

¿Qué es lo más difícil de ser reina?

Es no poder cumplirles a todos tus seguidores, siempre tienes el deseo de hacerlo, pero no todos tienen los mismos gustos.

¿Te has hecho alguna cirugía y te harías otra?

Sí, me hice dos cirugías, pero no tengo pensado hacerme más nada por el momento.

Tengo entendido que perdiste a tu mamá y que quizás te llene de sentimient­os escuchar esa tonada...

Mi corazón se me aprieta fuertement­e y las lágrimas brotan de inmediato, pero ese es la mejor manera de demostrarl­e a ella que siempre ha estado presente durante este periodo rumbo a mi Carnaval. Es algo que las dos soñamos y lo estamos cumpliendo, aunque ella ya no esté físicament­e. Amo mi tonada.

¿Cuál ha sido la experienci­a más agradable y la más desagradab­le del reinado?

La experienci­a más agradable fue la manera como el Parque Porras me aclamaba en mi culeco de Año Nuevo. No he tenido momentos desagradab­les durante el reinado, quizás contratiem­pos que es lo normal durante un reinado, pero no creo que se puedan llamar momentos desagradab­les.

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