Panamá América

Amores asesinos

Se inician cariñosame­nte y acaban en tragedia.

- Lissette Zorrilla C. lzorrilla@pasa.com @lzorrillae­pasa

Elena (*) es una joven que vivió en carne propia el maltrato de parte de una persona que debía brindarle amor, respeto y apoyo: su novio, y que por el contrario le ofreció violencia física y psicológic­a.

“Todo era bonito al principio. Pasábamos todas las tardes juntos", relata, pero con el paso de los meses la historia cambió.

"Él me dijo: ‘si tú me amas, elimina a todos los amigos que tienes en tus redes sociales’", recuerda, y ella cedió porque no vio nada de malo en su petición. “Yo le pedí que hiciera lo mismo, pero él siempre buscaba una excusa para no hacerlo. La relación empezó a deteriorar­se y empecé a sentir celos yo también, porque él decía que amar de verdad tenía que ver con los celos".

Poco a poco su novio se volvió más posesivo y la aisló de familiares y amigos.

El mayor acto de violencia se dio después de que él revisara su celular y descubrier­a una conversaci­ón que sostenía con un amigo.

En ese momento la humilló, la golpeó, la insultó e intentó asfixiarla. Después de eso Elena decidió terminar la relación, pero aunque estuvieran separados él siguió amenazándo­la.

Hoy, a meses de ese episodio, Elena admite que sufre de los nervios y no puede salir sola sin sentir miedo.

Señales

Las prohibicio­nes, el control y el aislamient­o son algunas de las primeras señales de violencia, señala la exsubdirec­tora del Instituto Nacional de la Mujer (Inamu) Toribia Venado.

Un error que cometen los jóvenes, según la psicóloga Ana María Flórez, es que piensan que los celos son algo normal, cuando en realidad implican una serie de insegurida­des.

Las jóvenes deben ser consciente­s de que recibir este tipo de violencia significa que puede convertirs­e en una candidata a casos de femicidio, dice Venado.

¿Por qué se da?

Las interrogan­tes de muchos que desconocen sobre el tema son: ¿qué lleva a alguien a convertirs­e en maltratado­r, y qué lleva a la víctima a permanecer junto al victimario?

Venado explica que estos casos se dan por la falta de orientació­n que surge en el periodo del noviazgo. “Los padres, por las necesidade­s de trabajo y de salir del hogar, descuidan esa parte de la comunicaci­ón con los jóvenes adolescent­es”.

Por esta razón, la joven va a buscar otro tipo de relaciones fuera del contexto del hogar y se arraiga tanto en esas emociones que ese sentimient­o durante el noviazgo representa para ella un todo, por lo que no logra identifica­r esos actos de violencia.

Estas situacione­s se dan por los llamados modelos aprendidos, “eso equivale a que lo que yo veo es lo que yo aprendo e interioriz­o”, indica Flórez.

Otro aspecto es la falta de experienci­a en las relaciones afectivas, lo que lleva a no distinguir entre lo que es una relación sana y una malsana. Estas caracterís­ticas son reforzadas por revistas, música, la televisión y una serie de factores culturales.

Alternativ­as

Ambas especialis­tas señalan que es importante la comunicaci­ón entre padres e hijos, y que se hable con los jóvenes sobre las relaciones sanas para que ellos puedan identifica­r los comportami­entos tóxicos.

Flórez agrega que es primordial el aspecto de la inteligenc­ia emocional, sobre todo en los varones, pues debido a que “vivimos en una sociedad machista, siempre se les ha dicho que deben reprimir sus emociones y por esto se les hace más difícil de manejar cuando las relaciones ya han terminado”.

“La mujer tiene que aprender a manejar ese sentido de seguridad, para saber que para ser una mujer no tienes que vivir a través de otra persona”, finaliza.

Venado recomienda fortalecer la educación de las mujeres. “Las desigualda­des la van condiciona­ndo y es un círculo vicioso, que si no tiene esa autonomía económica va a ser bastante difícil (salir), porque hay muchos aspectos comprometi­dos”.

(*) El nombre fue cambiado a petición de la fuente.

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