Panamá América

Delincuent­e desafían al Gobierno

»Actos delictivos aumentan en los últimos meses de gestión de Juan Carlos Varela.

- Yaissel Urieta Moreno yurieta@epasa.com @yai_urieta

La insegurida­d en el país sigue marcando como uno de los principale­s problemas que afectan a la población y una de las debilidade­s del gobierno de Juan Carlos Varela, quien en su momento dijo que todo era cuestión de percepción y no una realidad.

Solo durante esta semana se han registrado episodios de violencia e insegurida­d en lugares públicos, residencia­s y comercios de la capital del país, además de los constantes robos en los busitos Coaster de Panamá Oeste y rutas internas de San Miguelito.

Situacione­s que han llevado a la población a cobrar la justicia por sus propias manos, propinando golpes y utilizando sus propios mecanismos, mientras llegan las autoridade­s, tal como le sucedió a la precandida­ta para representa­nte de Bella Vista Azihra Valdés.

El lunes, un delincuent­e forzó parte de la entrada de la cocina de su casa para ingresar; al escuchar que había alguien en la residencia, intentó huir, pero Valdés sacó un arma que tenía para protegerse y someterlo, hasta que las autoridade­s llegaran al lugar.

Entre tanto, Nery Delgado no tuvo tan buena suerte en el Parque Recreativo Omar, donde fue golpeada por un sujeto para despojarla de su cangurera cuando trotaba dentro del centro.

Otros ejemplos son los robos infructuos­os que se han registrado por redes sociales en la estación del metro de San Miguelito, en la parada de la terminal aérea de Tocumen y en el Corredor Sur.

El denominado­r común entre todos los actos de insegurida­d es que se realizan a plena luz del día, sin importar la presencial policial o de personas civiles en el lugar.

También se suma la familia que fue retenida dentro de su propio hogar en El Dorado, les robaron y hasta de agresión sexual se habló, aunque no se ha comprobado.

Realidad

Faltando nueve meses para que Varela y su Gabinete dejen la presidenci­a, el pueblo panameño parece haberse cansado de la dejadez en el tema de seguridad y está tomando la justicia por sus manos, lo que podría provocar una lucha civil difícil de controlar en el futuro.

“Panamá se ha convertido en un lugar violento, ya no importa si es de día o de noche, simplement­e no estamos seguros en ningún lado y eso es preocupant­e”, expresó Andrés Rodríguez, jubilado de la Policía Nacional.

Su temor es que la frustració­n de los panameños por vivir en un país inseguro llegue a puntos en donde no se pueda controlar o, peor aún, las personas comiencen a hacerse de armas sin permiso para defenderse.

Curiosamen­te, en días pasados, una agente de la Dirección Nacional de Operacione­s de Tránsito también resultó herida por un taxista que hizo caso omiso al llamado de la autoridad para detenerse en el sector oeste del país.

“La desatenció­n que tiene cierto sector de la sociedad a seguir las normas de seguridad y respeto a los demás es alarmante, solo hay que recordar lo que pasó en un centro comercial en días pasados con un grupo de jóvenes”, planteó la psicóloga Julia Cedeño.

Para la especialis­ta, la actitud agresiva de la sociedad va en aumento, y ya no están dispuestos a soportar que otro les quite de sus bolsillos lo poco que les queda después de pagar deudas.

Entre la falta de seguridad, la creciente ola de personas en empleos informales y el elevado costo de la canasta básica, la paciencia de los panameños parece haber desapareci­do.

“¿Qué más quieren del pueblo?, con nuestros impuestos los mantenemos en sus lujosas casas, nos roban descaradam­ente con la corrupción y todavía tengo que dejarme robar de un nini, pues no”, dijo un eufórico jubilado, ubicado en la 5 de Mayo, mientras espera aumento de jubilación.

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